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Hola a todos, una vez más. Hoy me sentí más inspirado, y de verdad espero haber logrado un gran desarrollo en lo que concierne a los espectáculos. No digo más. A disfrutar.


-Ash y Serena entrenaron arduamente durante esos días, cada uno por su lado, viéndose solo por una ocasión entre sesiones. Ahora mismo solo faltaba un día para partir, de manera que la pareja quedó en verse en Pueblo Acuarela, de donde partirían sobre el lomo de Charizard a Ciudad Luminalia.

Serena se contempló en el espejo. Desde la llegada de Ash y el haber comenzado a entrenar desde el arribo de Mewtwo su cuerpo sufrió cambios para bien, podía verlo principalmente en su figura más esbelta y definida, además, le gustaba como ahora resaltaban un poco más sus glúteos. Siendo ahí que se detuvo a pensar en qué podría usar para impresionar a su novio con tales atributos. Optando por un sencillo pantalón de mezclilla. Eso no podría fallar. En la parte superior usaría una camisa rojiza manga larga que dejaba ver parte de su abdomen y una muy ligera parte de su espalda baja. Eso sin dudas atraparía la mirada de muchos hombres, pero a ella solo le importaba que fuera su Ash el que la observara (y algo más). Sonrió con satisfacción una vez terminó de alistarse, saliendo por fin de su habitación, topándose escaleras abajo con su madre, la cual la halagó por lo bella que se veía, resaltando coquetamente lo atrevida que iba; echándose flores por haberle heredado la buena genética a su hija. Añadiendo que su padre hizo bien en brindarle ese color de ojos y cabello. Serena agradeció, señalándole a su madre que esta llegaría antes del crepúsculo, debido a que no quería estar con tantas prisas por la noche antes de su partida al día siguiente. Su madre le dijo que estaba bien, que se divirtiera, mientras le guiñaba el ojo y con picardía añadía un «cuí-den-se». Serena se tensó, se giró como pudo hacia la puerta de salida, sujetando el pomo al mismo tiempo que su piel parecía ser coloreada por un rojo intenso. Lo último que escuchó fue la risa socarrona de su madre. Sin duda alguna ella no mentía cuando le decía que deseaba nietos. Eso volvió a descolocar a la performance, que sacudió la cabeza en busca de alejar esos pensamientos; porque luego no iba a ser capaz de controlarse. Abanicó su rostro con ambas manos, dando así comienzo a su pequeña travesía a Pueblo Acuarela, más que segura que Ash ya estaría esperándola con cierta impaciencia, puesto que se le fue un poco la mano (el tiempo) al estarse preparando para la salida.

Ash estaba sentando en uno de los sofás del sitio, desesperado porque Serena había acordado llegar casi una hora antes y no aparecía ni le mandaba mensaje. Aparte habían quedado en desayunar acompañados el uno del otro y el pobre entrenador estaba que se moría de hambre. Resopló con molestia, ideando cómo hacerla pagar por su impuntualidad. En eso se acercan Pikachu y Mewtwo con él-

>¡Eh, Pikachu! –exclamó el azabache cuando su fiel compañero le saltó al hombro. El roedor le mencionó algunas cosas en su característico tono-. Sí, estoy un poco irritado. Serena debió haber estado aquí hace ya cuarenta minutos. ¡Muero de hambre! Y sé que podría comer yo solo, pero habíamos hecho una promesa.

>Ash, tal vez esto te pueda servir –Mewtwo recordó algo cuando escuchó su pequeño problema-. Hace tiempo vi a dos humanos, y uno de ellos estaba molesto, a lo que el otro le compró comida y así le quitó su enojo.

>Ja, ja, ja, ja –eso fue muy directo, pero le causo la risa, porque era justo lo que necesitaba hacer-. Gracias, Mewtwo, ahora sé cómo hacer pagar a Serena.

-Diez minutos después llegó Serena. Ingresó al centro, buscando a su amado. Lo visualizó acompañado de sus dos amigos pokémon. Se acercó alegremente, realizando una mueca, por la pena que sintió al saberse que había llegado tan tarde y ver cómo su novio la miraba de mala manera.

Ash quedó embobado internamente por lo bien que se veía Serena, pero no iba a permitir que sus instintos le alejaran de su meta.

Serena quiso saludar con alegría a Ash, mas este solo respondió con un «Qué bien que ya llegaste. Ya vámonos». La chica se sintió algo mal, pero solo salió a su lado una vez que él la sujetó por una de sus manos. Ella sabía que su chico estaba enojado, sin embargo, era mejor averiguarlo bien, para solventar la situación-

Tengo que ser siempre el mejor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora