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Antes de irse a dormir, Ash pensaba en el cambio de planes que esta noticia conllevaba. Tener que decirle a Serena que siempre no viajarían por Kalos lo hacía sentir mal, así que sin encontrar qué hacer, fue a con su madre-

>¿Qué sucede, Ash? –Delia se levantó de su cama y se sentó al borde de la misma cuando vio a su hijo ingresar. Lo notaba preocupado–

>Mamá, verás... Sucede que yo estaba planeando ir a Kalos en unos meses, para tener mi revancha contra Alain. Pero estaba tan emocionado con la idea, que invité a Serena a viajar conmigo de nuevo –su madre hizo algo de memoria, sonriendo, pues recordaba como Ash habló de ella por buen tiempo antes de irse a Alola; no se esperaba volver a escuchar algo al respecto de la chica, pero por alguna razón se emocionó ante lo que estaba tratando de explicar su hijo–. Pero ahora con este mensaje que recibí, no sé si deba ir a Kalos. Digo, podría ir por Greninja, puesto que lo necesitaré en mi equipo final, pero por otra parte no quisiera decirle eso a Serena. Siento que la haría sentir muy mal. Incluso ya me siento mal de solo pensarlo. ¿Qué hago, mamá?

>¡Ay, Ash! –Delia lo envolvió con ambos brazos– «Desearía que ahora mismo tu padre estuviera con nosotros para hablarte de estos temas» –pensó con nostalgia–. Mira, tendrás una junta con los participantes en dos meses. ¿Es posible que antes de eso puedas verla? Te lo digo para que se lo digas de frente, si existe la posibilidad, así al menos no se sentirá tan mal.

>La verdad es que ella ya planeó regresar a su hogar en Kalos a fin de este mes, para esperarme allá, cuando yo fuera a ir. –Y entonces le llegó una idea a la cabeza– ¡Claro, puedo ir con ella a fin de mes y podríamos ir juntos a por Greninja y luego a la reunión! Digo, si me das permiso.

>Me alegra ver que tu mente también es buena para otras cosas que no sean batallas pokémon –Ash entrecerró los ojos, pero después le regaló una sonrisa a su madre–. «Crecen tan rápido». Claro que te doy permiso, hijo. Ahora ve a dormir. Seguramente mañana querrás empezar tu entrenamiento.

>¡Sí, mamá! –Ash estaba por cerrar la puerta de la habitación de su madre, mencionando algo antes de partir– Gracias, mamá, no sé qué haría sin ti.

-Los tres días siguientes fueron de pleno entrenamiento. Sus pokémon saltaron de emoción al saber que enfrentarían un enorme reto y que para ello debían estar en la condición más óptima posible. Los más pequeños luchaban con más tenacidad, en busca de evolucionar, ya que sabían que así serían mucho más útiles en batalla. Ninguno se quería quedar fuera. Aunque estaba claro que no todos llegarían a participar. Gary ayudó a Ash en la medida de lo posible, pues su trabajo no le daba tanto tiempo libre.

El cuarto día sería de descanso, para no sobreexigir a ninguno de sus amigos pokémon. Jugó con todos y les dio de comer. Volviendo a casa a eso del mediodía. Antes de llegar logró ver a una chica parada frente a su casa, la cual hablaba con su madre. Al acercarse pudo distinguirla, no era otra que Misty, la cual al verlo fue con él rápidamente. Al llegar frente a él, este le alzó el puño para saludarla, pero ella lo vio de mala manera y se lo apartó, dándole un abrazo. El cual lo incomodó, mas lo devolvió, aunque con menor intensidad. Misty notó eso, reservándose comentario alguno-

>Oye, Ash, estaba justo por ir al laboratorio a buscarte. Vamos dentro –indicó con su dedo pulgar–. Así platicamos más a gusto.

-Al entrar a su hogar un olor exquisito inundó su olfato, dirigiéndose automáticamente a la cocina, donde quedó sorprendido al ver que no era su madre la que preparaba tan deliciosa comida, sino que era su amigo Brock-

>¡Brock, amigo! –Brock dejó por un instante la comida y se acercó a este. Primero unieron sus manos en un saludo y después se brindaron un abrazo fraternal–

Tengo que ser siempre el mejor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora