La tarde paso normal, salieron por insistencia de Aldo, estuvieron de acá para allá. Compraron recuerdos y hasta la última botella de alcohol que encontraban, también algunas que otras cucherias.
Aunque la mayoría del tiempo fueron en auto, igual se encontraban cansados de las recorridas a tiendas. Osvaldo abría la puerta de su departamento mientras los otros dos se quedaban sin brazos por cargar las bolsas.
— ¿Creen de verdad que nos acabaremos todo esto? — Aldo colocó las bolsas en la barra de la cocina.
— No pendejo, — apenas contestó Valdo con sopresa — como crees que nos vamos a tomar todo eso, cabron.
El moreno solo se encogió de hombros, la verdad no le importaba eso. Si beber hasta emborracharse significaba distraerse y dormir en cualquier lado, tomaría hasta el fondo, y más.
En cambio Roier no quería que lo vieran borracho en vivo, pero le seguiría el juego a sus amigos. Más notando que Aldo si tomaría hasta que este en un coma etílico.
— ¿A qué hora vendrá Rivers? — cambió de tema el menor.
— ¡Ay, mien! Me estaba olvidando de mandarle, ya vengo. — el alto corrió hasta su habitación, donde había dejado su celular cargando.
Y una vez más se quedaron los dos solos, claro está con ese silencio que últimamente los perseguía. Pero el que más lo sufría era Roger, la mayoría de veces intentaba hablar con el mayor pero solo recibía respuestas cortas. Se imaginaba lo peor, no entendía que le pasaba y que no le diera explicaciones lo torturaba.
— Oye, Roger. Para el bien del grupo y de nosotros, es mejor olvidar lo que pasó. — lo único que se escuchó en unos minutos eternos.
Era lo más seco, serio e hiriente que escuchó salir de la boca de Aldo. Esté no le dirigió la mirada mientras decía aquello, pero Roier lo miraba como si de un perro abandonado por su dueño se tratase. La culpa lo perseguirá por siempre, sabía que no tenía que hacerlo y aún así ambos lo hicieron.
— ¿Es en serio? ¡Ambos cedimos ante el beso! O acaso... ¿No querías...? — su voz sonó quebrada.
Pero no recibió respuesta ni una mirada más, así que salió de la sala en dirección a la habitación, en el camino casi chocó con Osvaldo quien lo miró preocupado. Mariana llegó al lado de Aldo queriendo respuesta por ver a Roger así.
— ¿Acaso están discutiendo ahora cabrones? — mostró un poco de enfado Osvaldo.
— No. Solo no estamos en la misma página, ahora. — se sacó sus lentes para tallarse los ojos.
Aldo no quería seguir hablando, no lo demostraba pero también se rompía por dentro. Lo único que buscaba era no destruir todo y que una simple curiosidad haga caer lo que sería su amistad.
En la habitación, Roger se acomodó en la orilla de la cama que aún seguían unidas. Pasó su mano por su pelo frustrado, quería saber el porque ese comportamiento repentino de Aldo hacia él, ¿acaso las palabras de anoche eran mentiras? ¿Lo había ilusionado?
Tomó la almohada estampando su cara en ella, dió un grito de desahogo y se dejó caer de espaldas.
[...]
Los cuatros ya estaban en la habitación del Mariana para el directo, Rivers junto a Mariana veían la pantalla dando unos últimos toques al obs y eligiendo una canción en Spotify. Mientras los otros dos colocaban las sillas en sus lugares. Dos atrás y dos adelante.
Por el azar, o porque el Mariana así lo quiso, ambos se sentaron atrás quedando Rivers y el alto en frente, con las sillas gamers abajo para no estorbar. Osvaldo levantó su mano haciendo una cuenta regresiva, Rivers sostenía el mouse esperando que este le dijera cuando empezar.
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Como los cubitos || Aldoier
Hayran Kurgu❝¿Acaso no te acuerdas como hacían nuestros cubitos en Minecraft? Podemos hacerlo realidad, ¿no?❞ - Aldoier (Aldogeo × Roier) - Contenido de streamers - Hmsxl - Ambos versátiles - Capitulos cortos - Fanfic Créditos del Fanart de Twitter; @xftdt_mar...