Balcón de pasión

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POV. Elizabeth.

Siempre espero que sea él, siempre estoy a punto de decirle a la operadora que por favor, quiero la pizza solo si lo trae el muchacho de ojos verdes y cabellos rubios que me mira como si ya fuera suya, que siempre me saluda como si esperara que lo haga pasar.

"También deseo comer algo más que la pizza que trae en sus masculinas manos"

Ni siquiera me gusta la pizza, la primera vez que lo vi fue cuando nos reunimos en mi casa con las chicas de la universidad y alguien sugirió la idea.

Cuando llegó la moto, Diane fue la que desde el balcón nos avisó que el chico de la pizza es sexy, y todas salieron a mirar, todas menos yo, claro, que fui a la puerta para atenderlo.

Le di toda la propina que pude y él me sonrió antes de mirar al balcón y lanzarles un beso a las chicas que silbaban.

Diane dijo que si fuera yo, todos los días pediría pizza, y le daría la propina al chico pero en la bañera.

"Si supiera que por él me he leído Kama-sutra y he practicado con su imagen"

Bueno, no todos los días lo hago, ahora, porque sería sospechoso, pero sí bastante seguido como para verlo al menos una o dos veces por semana.

Me pone muy nerviosa y lo sabe, creo que disfruta su poder sobre mí; la última vez acarició mi mano al recibir la tarjeta de crédito y me temblaron las piernas, tantas veces abiertas para él en mi imaginación, cuando me toco en la oscuridad de mi cuarto.

"¿Que si me he masturbado por él?, si, más de una vez y solo pensando en él."

Por fin, lo veo llegar, y mi corazón salta como una quinceañera; me descubre esperándolo en el balcón como una tonta y siento el calor que me sube al rostro mientras bajo para abrir la puerta.

Me saluda, me dice preciosa, roza su mano con la mía y yo estoy muda. Es la primera vez que lo veo algo decepcionado y eso me hace sentir extrañamente bien; cuando está a punto de irse le ofrezco agua.

-Debes tener calor- le digo coqueta abriendo más la puerta.

-Sí, mucho calor- contesta mientras me recorre el cuerpo con la mirada lujuriosa.

Y cuando entra, no demora mucho antes de tomar mi mano y apretarme entre sus brazos mientras me besa, y solo quiero que me desnude, que me desnude ya, ahora que estoy sintiendo cómo crece ese bulto en su pantalón cada vez que me acerca más a él y caemos en el sofá yo quedando arriba de el restregandome más en mi deseo.

Quiero eso, quiero liberarlo de una vez y meterlo dentro de mí, en todas partes de mí, una y otra vez, como ha estado sucediendo cada noche en la fantasía que vivo en mi cabeza noche tras noche, masturbándome imaginandolo sin ese uniforme que oculta sus marcados músculos, su cálido abrazo, su tan adicto aroma a bosque.

Siempre soñé con esto, soñé con besarlo y al fin tenerlo. Después de todo ya estábamos destinados a vernos.

-¿Recuerdas cuando tu nana no te dejaba asomarte por el balcón?- me preguntó aún penetrandome con intensidad.

-Claro que lo recuerdo, jamás olvidaré la vez en que la encerré en mi habitación y nos escondimos en el jardín en donde perdimos la virginidad- conteste, apenas pude hablar al sentir el calor subir hasta mis mejillas.

-Después de todo no estaba tan loca como decías- río burlón mientras mordía mis pechos con suavidad -sabia lo que hacías conmigo desde aquel balcón-

-Al igual que ahora- respondí y me lanze a sus labios para probar nuevamente al que una vez me hizo mujer y lo hacía nuevamente -después de todo prometiste volver -

-Y así lo hice princesa- me beso con pasión hasta que ya no tuvimos control nuevamente.

ONE-SHOTS MELIZABETH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora