Amor prometido

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Dos naciones que anciaban ser los mejores. Y que mejor manera para serlo juntos con la unión de sus hijos.

Desde pequeños fueron prometidos a estar unidos por el lazo divino.

Estaba por demás mencionar que esto tenía que pasar; sus padres eran más que amigos, eran como hermanos y el destino si que hacía bien su trabajo.

Su deseo era ver a sus hijos casados un día y así estar los reinos unidos para toda la vida.

Para los padres era un sueño pero para sus hijos un desvelo.
El verano era una dura tortura y no una dulce aventura.

Cada verano tenían que verse con hostilidad y cero amabilidad.
Verano tras verano desde los 10 años.

A los 12 años sus bromas comenzaron siendo cada vez más pesadas.

Tenía que ser un chiste su errónea idea de que ellos podrían congeniar.

"No lo conozco, no me cae bien ¿porque debería visitarlo cada verano?"

A los 16 años era peor, su mal comportamiento crecía cómo ellos con el pasar del tiempo.

Comenzaban a negarse a visitarse aunque era en vano al recibir un interminable regaño

"No es la única, existen más y mejores que ella"

"No lo necesito, ni siquiera me gusta"

A los 18 años su relación era extraña, se trataban pero siempre se alejaban.
Ya eran más grandes y más astutos pero aún eran demasiado inmaduros.

"Te gusta y no puedes negarlo, se nota en cada vez que llega el verano"

"No es cierto, me niego. Eso es lo último que querría en todo el universo"

Pronto llegaron a los 21, edad acordada para que conversarán de los futuros preparativos.

Aún se negaban a aceptar lo que ya era una verdad, más no tuvieron oportunidad de objetar al observar a la persona que se convertiría en su eterna amistad.

Su reacción era inevitable.

Era un chico inmaduro y terco pero ahora era un guapo caballero.
Imponía fuerza y verdad en su mirar.

Era una chica seria y necia pero ahora era alegría y belleza.
Su presencia calmaba e iluminaba.

La conexión ocurrió casi al instante, no por nada llevaban años tratándose.

"Es la persona con la que soñé pero nunca imaginé"

Y al fin llegaron a los 24, la edad perfecta para presentarse ante la sociedad.

El día de la boda estaba por llegar y con ello la felicidad de toda la sangre real.

Todo estaba listo y preparado para la ceremonia que se llevaría a cabo.

El príncipe rubio esperaba ansioso la llegada de su futura esposa. Sin duda ya había crecido en elegancia y estatura.

La bella de cabellos plateados llego deslumbrando con su inigualable belleza, todos sus lacayos quedaron admirados al ver a la inigualable princesa.

Y así se vivió la unión de reinos más importante del tiempo.
Después de todo ya estaba planeado y todos estuvieron más que contentos.

Meliodas y Elizabeth

Amor para toda la eternidad

ONE-SHOTS MELIZABETH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora