Es la hora de cerrar, y el señor Meliodas despide a los últimos clientes, me pide cuadrar la caja del bar. Los dos meseros siempre se apresuran a irse, pues no viven cerca de este lugar, y cuando yo trato de apurarme, el señor Meliodas siempre inventa un pretexto.
Tengo miedo de esta hora y sin embargo tengo también una terrible curiosidad, como el deseo de saltar a un abismo. Es fuerte y varonil, dulce pero sexy, y he visto a las mujeres que a veces lo vienen a buscar y una extraña sensación de orgullo aparece en mi rostro cuando veo que son muy parecidas a mí. Le tengo miedo, pero lo deseo. Dicen que es brutal y que le gusta ser obedecido. Me pregunto si es así también con las mujeres.
Otra vez, estamos solos y me demoro de más en la cuenta, una voluntad misteriosa me hace equivocarme a propósito y empezar otra vez. Sé que está a mis espaldas, mirando. Lo veo ahora ir hacia la puerta del bar. La cierra, le pone el seguro desde adentro. Eso no lo ha hecho antes, se supone que debo salir primero. Levanto la vista y lo veo, pero no me atrevo a protestar.
-N-no he terminado aún señor Meliodas, hay un error en la cuenta y necesito empezar a contar de nuevo.- tartamudeo cuando se lo digo.
-Deberás terminarlo mañana si es que quieres irte- me dice con su voz tan sensual que me hace temblar.
-No.- apenas digo como soltando un suspiro.
Camina hacia mi manteniendo el contacto visual haciendo que me tiemble más las piernas, se pone nuevamente a mis espaldas y ya no estoy contando el dinero.
Me apoyo ligeramente sobre la barra, siento su respiración acercarse con la mía y mi piel se tensa y mis mejillas se calientan.
Se pega a mi, sujeta mi cintura con sus varoniles manos, recorre suavemente desde mis hombros hasta mis muslos, aprieto las piernas evitando que meta más las manos y sienta lo mojada que me estoy poniendo. Sube hasta mi cadera y baja despacio la pequeña falda azul que me hace usar. Me giro hacia el y veo que está tan excitado como yo.
Me suelto el cabello de la coleta y llevo mis manos hasta su pecho sintiendo lo fuerte y varonil que es.
Me toma de una pierna y la pone en su cadera, puedo sentir su miembro rosarme, está duro y grande que me mojo más.Desgarra mi blusa del uniforme y besa apasionadamente mis pechos sacándome un gemido. Tomo sus cabellos rubios y juego con ellos mientras le acercó más mis pechos, los chupa tan bien que parece un bebé tomando leche.
Me carga inesperadamente llevándome a su oficina, nos besamos con pasión y me tumba en su escritorio frío de madera. Tira todas las cosas que están en el y yo le abro mis piernas para que siga con lo suyo, otra vez nos besamos deborandonos hasta que ya no puedo más. El nota mi insistencia y baja mis bragas, siento como su lengua tan caliente recorre mi ser, arqueo la eslapda del placer y el me abre más y yo lo acerco a mi. Mi primer orgasmo ocurre y quedó temblando mientras el bebé todo de mi.
Me mira con lujuria y sonríe tan diabólicamente que me mojo nuevamente, me pongo de pie apenas puedo y me abrazo a el, me sostiene por unos segundos besando mi cuello y dejando chupones en el, tomo valor y desabrochó su pantalón dejandolo caer hasta el suelo, quitó su boxer y su miembro duro me salta a los pechos, lo juego con gusto, lo aprieto y lo acaricio, siento como crece más y lo veo a él y está mirándome mientras sus gemidos me motivan a seguir, lo meto de una sola a mi boca y comienzo a lamerlo como un delicioso helado mientras sus manos me empujan a meterlo más.
Le hago el oral hasta que siento su semen caliente en mis labios, lo trago todo con una sonrisa de satisfacción. Me pone de pie, me tumba nuevamente en el escritorio y sin previo aviso me mete toda su asta, siento como está tocando el centro de mi.
-Ahhh~ - gimo tan fuerte que me tapo la boca para evitar ser escuchada.
-Eso preciosa, gime, disfruta- dice y me embiste con aún más fuerza.
Me penetra tanto que empiezo a escuchar los aplausos de nuestro trabajo. Siento venirme nuevamente hasta que el me habla.
-Ahh~ espera linda, yo también estoy a punto de venirme- suelta un par de gemidos y gruñidos más hasta que un un gemido al unísono nos venimos y me brazo a el enterrandole las unas en la espalda.
Mis ojos se cristalizan y el sale de mi, me voltea y mi trasero queda expuesto para el.
-Esto apenas inicia preciosa- su erótica voz me hace levantar más mi trasero indicándole que entre ya.
Sujeta mi cabello y yo entierro las unas en el escritorio, siento que entra todavía más en mi y mi boca comienza a salivar más de lo que puedo respirar. Empieza a empujar con más rapidez y fuerza que deja rojo su pelvis y mis nalgas.
Otro gemido sale de mi boca y otro orgasmo llega a nosotros. Ahora cansados en el suelo me embiste mirándome a los ojos.
-Se-señor Meliodas, ahh~ pare por favor~- alcanzo a decir entre gemidos.
-Tu cuerpo no dice lo mismo- me dice descaradamente mientras me aprieta un pecho y yo gimo otra vez -Eso preciosa, grita mi nombre.
-Ahh~ Meliodas- lo aprieto más y el me embiste más rápido.
-Ahh, eso preciosa, solo tienes espacio para mi- me dice notando lo estrecha que sigo desde que me acosté con el en mi primera vez.
-Ahh si si!, hazme tuya Meliodas- grito más fuerte y el me besa con locura dejándome sin respiración y sintiendo todo su semen dentro de mi.
Toda la noche cambiamos de posición y de lugares en el bar. Hace tanto tiempo que necesitabamos esto. Después de que hicimos el amor una noche en el bar pasados de copas no habíamos vuelto a hablar de lo mismo, pero aún nos deseábamos como locos.
Al día siguiente me preparo para salir de turno e ir a casa cuando el me mira desde la puerta notando que no queda absolutamente nadie.
-¿Te vas tan pronto?- me dice mientras me come con la mirada.
-S-si señor Meliodas, ya terminó mi turno- contoneo mis caderas ligeramente levantando más mi pequeña falda -¿necesita algo señor Meliodas?- pregunto con la voz más erótica posible mientras me acerco a el mostrando el escote de mi nueva blusa.
-Necesito hacer el chequeo de tu nuevo uniforme- me sonríe de la manera más dulce -el que tienes está muy pasado de moda, quitatelo o ¿prefieres que te ayude?-
-Por favor señor Meliodas- me siento en la barra y abro las piernas dejándole ver todo mi ser -seria tan amable de ayudarme-
Así otra noche de sexo y amor ocurre en la taberna de mi amado jefe.
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ONE-SHOTS MELIZABETH
Fiksi Penggemar¿Te gustaría saber hasta donde pueden llegar tus personajes favoritos? Breves historias Melizabeth que te harán volar la imaginación