3ª Cura

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20 de Julio. Nagasaki, Japón. Bando aliado.


Mi padre y yo acabamos de llegar a la ciudad de Nagasaki y nos encontrábamos escoltados por una gran presencia militar.

La gente, nada más vernos ,nos miraban por encima del hombro. ¿Porque eramos médicos? ¿O porque veníamos de Inglaterra? ¿O porque simplemente éramos occidentales?

Por el camino vimos algunos sitios destruidos por la guerra, pero hubo algo que me llamó la atención y me llenó de tristeza a la vez. Un niño se encontraba sentado entre los restos de una parte de la ciudad, no sé si por un bombardero o simplemente por las batallas que a diario se encontraban. En niño estaba con la cara entre las manos, seguramente llorando. Sin pensarlo, me acerque a él.

-¿Qué ha ocurrido?

El niño alzó la cabeza y me miró con sus ojitos vidriosos. Me dijo algo en una lengua que no entendía, parecía ruso o algo parecido. Después me habló en otro idioma que ya entendí.

-Mis... padres... están... muertos. Los aliados los mataron -rompió a llorar.

-Tranquilo- lo abracé. Estuve un rato consolándolo.

El pobre niño parecía ruso, con los ojos, el pelo y la piel claros. Su rostro se veía demacrado y él parecía débil, tan frágil como un cristal a punto de romperse.

-Ven conmigo- lo aparté.

-¿Por qué?- se secó las lagrimas.

-A partir de ahora yo cuidaré de ti.

-Gracias, señorita- me abrazó.

-Vamos- nos dirigimos hacia la comitiva que llevaba hasta el hospital.

Por el camino el niño no dijo nada, no respondía a las preguntas, no se separaba de mí. Incluso ignoró las preguntas de mi padre.

-¿Estás segura?- me indicó mi padre mirando al niño.

-No puedo dejarlo solo. No tiene familia.

-¿Comó te llamas?

-Alek- dijo el niño entrecortado- Alek Petrov.

-¿Qué ocurrio ,Alek?

El niño hundió su cabeza en mi pecho haciendo que se detuviera la comitiva.

-Los aliados los mataron. Ahora estoy solo -sollozaba.

-Tranquilo- le alcé la cara-. Yo me quedaré contigo.

Él asintió con la cabeza y seguimos caminado hasta que llegamos.


El hospital se hallaba en plena ciudad, era grande y acogedor.

Los encargados se sorprendieron ante la llegada de un niño conmigo.

-¿Es su hijo?

-Yo creía que no estaba casada- dijo otra.

-No lo estoy, encontré a este niño. Solo, sin nadie, y decidí hacerme cargo de él.

Las enfermeras lo miraron. El niño tímido se escondió tras de mí.

-Tengo entendido que su padre murieron a manos de los aliados.

-Sí, fue hace dos días. Un bombardero lanzó una bomba a un barrio residencial. Todos murieron salvo este niño.

Miré al pobre niño apunto de llorar. Pobrecito. Tan joven y tuvo que pasar por esto.

-Yo me haré cargo de él- lo puse delante de mí-. Seré como una madre postiza para él, no pienso dejarlo solo.

-Está bien- me dijeron las enfermeras.

-Bueno, esto nos llevó mucho tiempo. Diré qué parte te corresponde. Tu padre se encargará de atender a los heridos del bando aliado y tú a las potencias del eje- me informó el director.

Me quedé sorprendida. El eje. Es decir, italianos,alemanes y japoneses. Por primera vez atendería al bando contrario.

-Sígame- una voz femenina me sacó de mis pensamientos. Alek me agarró de la mano y seguí a la mujer por los pasillos. Me condujo hacia una amplia estancia donde en camillas, algunas muy rudimentarias, se agolpaban los heridos.

Me dirigí hacia el primer herido y lo atendí.


Los siguientes días, meses, constituyeron una rutina para mí. Cuidaba de los heridos y luego cuando volvía enseñaba a mi hijo a leer y a escribir inglés y alemán. Y mientras él estudiaba, yo aprendía japonés y leía novelas.

No sabía que a principios de diciembre todo mi mundo cambiaría de golpe.


Las Flores del Sakura( Saga de las Flores I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora