16ª Flor

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Las palabras de Toshio no paraban de dar vueltas en mi cabeza. El hecho de que tenía que volver a la guerra hacía que se me helara la sangre.

Por la mañana, me dirigí hacia el trabajo con la cabeza sumida en mis pensamientos.

Pasó un día. Intenté buscarlo, pero no lo encontré.

Al día siguiente, me fui antes del trabajo con la escusa de que me encontraba mal. Por el camino, patee algunas piedras y miré el cerezo, que ya se encontraba desprovisto de sus flores y bajo él había alguien.

Me acerqué. Esa persona se giró y resultó ser Toshio.

-¡Toshio!-corrí a abrazarlo.

Me lancé con tanta fuerza que hice que se cayera, de modo que quedé justo encima de él. Se incorporó

-Tienes hojas en el pelo- me las quitó con dulzura-. No podía irme sin verte -me besó con dulzura.

-¡Esto no puede acabar así!- grité.

-Ven conmigo- entrelazó sus dedos con los míos y me empezó a conducir un sitio que yo desconocía. Anduvimos entre los cerezos por un camino trazados con sus flores.

Entramos en una habitación bastante simple, en la que solo había una cama y un escritorio.

Yo no sabía qué hacer, pero parecía que ya sabía qué era lo que quería Toshio.

Me giré y el me besó, mi cofia y delantal cayeron al suelo y me empujó sobre la cama. Me besó con pasión. De mis labios pasó a mi oreja y después a mi cuello. Las prendas empezaron a llenar el suelo, su chaqueta y camiseta militares, su gorro de teniente y demás. Nos dejamos llevar y nos entregamos completamente.

Me desperté apoyada en el pecho de Toshio y él me rodeaba con sus fuertes brazos, y volví a ver el tatuaje en su hombro.

Me puse mi ropa interior, su camisa y me asomé al balcón. Desde él se apreciaba una preciosa vista de los cerezos.

-Yate despertaste- me abrazó por la espalda.

-Estaba mirando las flores- dije.

-Alguno de estos cerezos todavía conservan sus flores- me susurró.

-Estaba pensando en la belleza y en lo efímero de esa flor.

-Las flores del cerezos son de floración breve como el tránsito de la vida, pero lo que me gustan de ellas es que aunque su floración sea fugaz renacen cada primavera- dijo tan dulce como la miel.

Le di un beso en la mejilla y él sonrió.

-Espero que nuestro amor no sea efímero- lo miré seria.

-Aunque sea efímero, renacerá como la flor del cerezo- apoyó su barbilla en mi hombro.

-Por curiosidad, ¿a cuántas trajiste aquí antes que a mí?.

-A ninguna- me miró con sus ojos ámbar-. Eres la primera mujer de mi vida- yo abrí la boca sorprendida.

-Mis compañeros solían traer mujeres para que me divirtiera, pero yo las mataba- lo mire asustada-. Morir con honor- dijo serio.

-¿Tu tatuaje?.

-Las mataba para que no pasaran por lo mismo que mi madre y murieran con su honor intacto- dijo frío y serio.

Yo me giré y lo abracé con fuerza.

Se levantó un viento que nos revolvió el pelo y se llevó con él las pocas flores que quedaban.


Estaba realmente asustada por la batalla a la que partiría al día siguiente.

Las Flores del Sakura( Saga de las Flores I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora