2ª Batalla

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Bando del eje


Al día siguiente, se me dio la noticia de que los altos cargos habían decidido que nos prepararíamos a conciencia y en diciembre atacaríamos la base de Pearl Harbour.

En nuestro ejército se había creado un escuadrón conocido como los Kamikazes, no estaba muy seguro de qué se trataba. Pero por lo que había oído eran unos pilotos suicidas. También oí que habían cogido soldados al azar del país y los habían obligado a servir en este escuadrón.

Al final, solamente constituían un grupo de idiotas manejando unos aviones con el único fin de estrellarse. Los observé por la ventana.

-Al menos si mueren por el país, morirían con honor- los seguí mirando.

-Chūi- me llamó una voz a mis espaldas y yo me giré.

-¿Qué quieres?

-El taisa lo llama.

-Entendido.

Atravesé el pasillo hasta la habitación de mi padre y entré.

Mi padre se encontraba envuelto en una toalla, ya que se acaba de duchar. En su espalda se apreciaban numerosas cicatrizas de grandes batallas en las que luchó. Yo, en mis nueve años de combate en el frente y los anteriores en la academia, no había recibido ni una herida. Mi cuerpo musculoso y torneado se encontraba libre de cicatrices. Entre todas las de mi padre destacaba una más clara y profunda, atravesándole el hombro derecho: esa era la cicatriz por la que conoció a mi madre, ella se la trató.

Mi padre se volvió.

-Toshio, viniste.

-Hola padre- le hice una reverencia.

-Te traigo algo para que te diviertas. Traedla -le ordenó a los soldados.

Ante mí arrojaron a una muchacha de cabellos rubios.

-Te traigo a esta preciosa prisionera para que te diviertas -le alzó la cara.

-No me interesan estas mujeres -saqué mi revólver, le apunté a la cabeza y disparé. Su cuerpo cayó inmóvil-. Llevaos el cuerpo -ordené.

-Tan exigente como siempre -dijo uno de los soldados.

-Controla tu lengua o serás el siguiente.

-A la orden.

Rápidamente los dos soldados que habían traído a la muchacha se la llevaron muerta.

-Esto lo haces por lo que le pasó a tu madre.

-Mi madre no tiene nada que ver y evita meterla en cada cosa que hago. Si no quiere nada más, me retiro -me dirigí hacia la puerta.

-Toshio. Entrena duro.

-Eso es algo que siempre hago, padre -hice una reverencia y salí por la puerta.


Las Flores del Sakura( Saga de las Flores I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora