Las Flores del Sakura( Saga de las Flores I)

9ª Flor

Después del beso, Toshio se apartó y se sentó en el pie del árbol. Yo me senté delante de él y me apoyé en su pecho. Él me agarro por el talle.

-Esto nos traerá problemas- me susurró.

-Eso no es cierto. No puedo alejarme de ti- giré la cara.

Él me sonrió y me besó. Esto me pilló por sorpresa, pero no me aparté. Mi corazón sentía algo hacia él, ese algo me impulsaba a estar junto a él y me dolía si nos separábamos.

Me volví a acostar en su pecho.

-Ejerces demasiada fascinación sobre mí- me susurró con una increíble dulzura. Entrelazó sus dedos con los míos-. Aunque lo intente, no puedo alejarme de ti- susurró con una voz tan dulce como una melodía.

¿Era realmente él? El soldado brusco y frío que conocía. ¿Cuándo se había vuelto tan dulce?

-Háblame de ti.

-No hay mucho que decir- dijo frío. Volvió a su tono habitual; era el Toshio que conocía, gélido y serio. Suspiré.

-Háblame de tu madre.

-Ella está muerta- dijo helado como un témpano de hielo.

Esta reacción me sorprendió.

-Si no quieres, está bien- inflé los mofletes.

Él me los estrujó con dulzura.

-No sé nada de ella desde que tenía ocho años- miró al frente.

-Eso es muy triste- me lamenté.

-Mi padre me alejó de ella cuando era un niño- seguía con su tono helado.

Intenté imaginarme al padre de Toshio. Serio y autoritario, con un alto mando en el ejército y no pude evitar sentir pena por él. ¡Qué solo debería estar!

Me solté de su abrazo, me giré, puse mis brazos alrededor de su cuello y lo abracé fuertemente.

-Ya no estás solo- susurre.

-Gracias- me abrazó con fuerza.

Lo solté y puse mis manos en su cara y lo miré a los ojos

-Te prometo que nunca, nunca, te dejaré solo- le dije.

Él se acercó a mis labios y nos fundimos en un beso apasionado. Después, me volví a recostar en su pecho y me quedé dormida en sus brazos que me acunaban.

No sé cuanto permanecimos bajo el cerezo, pero escuchaba las respiración dormida de Toshio. Me hundí en un mundo del color de las flores.

-Mamá- escuche una voz familiar. En ese momento abrí los ojos.

Ante nosotros estaba Alek y parecía sorprendido. No sé por qué razón tuve un mal presentimiento.