Capítulo 17: mercy (misericordia)

2.6K 229 32
                                    

Fic original borrado por la autora. Leer aclaraciones.

Lucerys no podía quedarse quieto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lucerys no podía quedarse quieto. El huevo, su huevo, el cual le habían obsequiado, se mantenía abrazado contra su estómago. La habitación en la que se encontraba era familiar para él. Las sábanas azules eran las mismas con las que se había abrigado hace menos de un mes.

Recuerda la última vez que había estado allí y el pensamiento se presenta frente a sus ojos como una pintura. Había bebido una taza de té entre sus manos antes de recostarse sobre las almohadas. Se acomodó para luego cerrar los ojos y dejar que sus sueños pasarán tras ellos. Pero ahora, no se sentía capaz de encontrar descanso.

Aunque no tuviera sentido alguno, la cama se sentía áspera, como púas de metal contra su piel, la cual repelía la textura de las mantas y cojines. Se había sentado sobre el Trono de hierro y se sintió más como en casa allí sobre el regazo de Aemond que donde estaba ahora. Horrorizado, Lucerys se dio cuenta de que ya había olvidado lo que era estar lejos de Aemond tanto en cuerpo como en mente. Su marca ahora estaba grabada en él. Era exhilarante como cada parte de su cuerpo oscilaba entre terror y aceptación.

Más que un shock, siente como si su corazón se estuviera re-abriendo, quebrándose en miles de pedazos. Ahora mismo era como un papel destrozado, como alas de dragón cayendo al mar. Un susurro de dolor que se convertía en un grito en busca de escape, pero sin lugar a donde ir. ¿Podría alguien escucharlo? Aquella lluvia sin fin ya no continuaba más, pero aún podía verla; aún la podía sentir tal como las sogas que habían atado sus muñecas y los besos en su cuello.

Su ventana está abierta. Lucerys pasó muchas noches frente a ella, tratando de agarrar el viento con las manos abiertas cual bebé en un torpe intento de sostener el frío de la noche. Joffrey y Jace siempre habían pensado que su rara costumbre era tierna, y seguido le preguntaban qué era lo que hacía. Su respuesta siempre era la misma. "Trato de contenerlo" decía "aunque sea por un segundo" Nunca podía.

El viento pasa a través de él y las cortinas se envuelven en su cuerpo como un velo blanco. Se juntan sobre su cuerpo, enganchandose en su cuello y tapando su rostro. Luke puede sentirlo, el fin de todas las cosas. Algo se estaba aproximando. Tendría que enfrentarlo con esa audacia que ya había olvidado y ser valiente como todos esperaban que fuera. Tendría que ser fuerte como nunca se había permitido ser.

Las puertas se abren, y Lucerys no tiene que girarse para saber que se trata de su madre.

—No te pares allí en el frío —le insta la mujer, y su voz sonó áspera tanto al inicio como al final de sus palabras.

Lucerys no se mueve, solo hace la única pregunta que le importa.

—¿Le permitirás vivir?

Su madre se queda en silencio. Aquello hace que el labio inferior del castaño tiemble, al igual que su cuerpo. Su silencio es cruel y quema dentro de su boca.

Prize -Lucemond-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora