Christopher y Changbin se encontraban en el restaurante compartiendo una agradable cena, entre sonrisas, miradas amorosas, palabras acarameladas y copas de vino, siendo completos sordos de la realidad, de su entorno, de las personas a su alrededor.
Solo eran ellos, la luz de las velas y el vino, nada más.
La conversación era la típica que tenían en la hora de cenar cuando estaban en el departamento, como les había ido en el día, en el trabajo, si alcanzaron o no sus objetivos, si lo estaban logrando o no, si estaban persiguiendo sus sueños o no, compartiendo consejos y, a veces, pequeños regaños de ambos, eso si, sin olvidar de demostrarse lo cuánto se querían.
Christopher pagó la cena, pues en la cita anterior lo había pagado Changbin, ambos se intercambiaban las oportunidades de pagar cuando iban a comer, o alguna cita, aunque también dividían la cuenta a veces, pero el pelinegro quiso consentir a su pelidorado, por lo que se adelantó a pagar todo. Al salir, Christopher se ofreció a llevar a Changbin del brazo, el cuál aceptó con una gran sonrisa y envolvió el brazo del pelinegro con su mano, y fueron al auto bien agarraditos.
-¿Disfrutaste la cena, Binnie?-preguntó Christopher sonriendo
-Mucho, lo disfruté mucho, Channie-respondió Changbin- Pero como te dije antes, cualquier cita será buena, siempre y cuando estés conmigo con esa sonrisa-dijo tomando la mano de su novio
-Lo mismo digo-dijo Christopher besándolo- Ahora te llevaré a un lugar muy especial, debo conducir una hora, así que sé paciente, por favor-sonrió
-Está bien, espero que ese lugar ser muy bueno como para esperar tanto-dijo Changbin
-Lo es, solo espera y verás-dijo el pelinegro besándolo otra vez y comenzó a conducir
Christopher condujo por una hora, todo mientras conversaba con Changbin, el cuál ya estaba preocupado por Jacob, pues era la primera vez que lo dejaban solo por todo un día, al pelidorado le afectaba mucho estar lejos de Jacob, pero Christopher le dijo que no se preocupara tanto, pues Jacob amaba quedarse a dormir en la casa de su abuela Jenna, pues ella dormía con él, le leía muchos cuentos, lo mimaba, jugaba con él, entre otras cosas; con ello el pelidorado pudo quedarse un poco más tranquilo, dándole una buena impresión a Christopher, pues le daba a entender que su novio se preocupaba más o igual que él, brindándole mucha más confianza a Changbin para poder dejar a Jacob en sus manos si algún problema se presentaba en el camino.
Christopher podía confiar plenamente en Changbin, ciegamente.
Pasó la hora que dijo Christopher, llegando a una hermosa cabaña en la playa, rodeada de palmeras y hermosas luces que iluminaban el lugar, dejando a Changbin con la boca abierta por lo hermoso que era el lugar, el pelinegro bajó del auto para acercarse a la puerta del copiloto y abrirla, extendiendo su mano con una sonrisa en el rostro, siendo correspondida por la mano más pequeña y así dejando salir a Changbin aún enamorado de la vista que tenía de la cabaña entre las palmeras, las pequeñas luces y la hermosa luna en el cielo, además el tranquilizante sonido del mar.
ESTÁS LEYENDO
Diario de un Divorcio y (tal vez) un nuevo Amor
AcakChan y Felix se conocieron en la universidad, se enamoraron y fueron novios por tres años, luego, tomaron la decisión de casarse y luego de cuatro años de matrimonio, el pequeño Jacob llegó a sus vidas, sin embargo, el pequeño... No se parecía en na...