El dilema de Lady W

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La casa de Penélope de noche era tranquila y silenciosa. Era el momento perfecto para escribir. No sabía porque, cuando la luna aparecia sobre el cielo, la mente adolescente de Pen se convertía en un torbellino de ideas, se libraban todas las cosas que llevaba dentro y se convertía en "Lady W".

Estaba redactando el resumen de algunos nuevos romances, incluído el del sr. Bridgerton, relación que quedó en evidencia en el show de talentos.

Pen fruncio el ceño, odiaba volver a pensar en ese momento.

Pero, lamentablemente, no podía hacer como que aquello no había pasado por una simple razón: Lady W no podía ser parcial, omitir ese momento público sería muy sospechoso.

La chica vio la hora, eran cerca de las 1 de la madrugada cuando llegó un mensaje de texto de Eloise.

"Pen ¿estás bien?"

"Estoy increíble. Duerme El"

No tuvo más mensajes. Pen sonrió. Ella podría pasar por cualquier pena, porque siempre tenía a Eloise con ella.

Aunque...El no le había dicho de la cita de Colin. Entendía el porqué, pero no dejaba de ser una omisión.

Por un momento, la curiosidad le picó en las manos a la niña ¿quien era aquella muchacha? se veía menor...¿y su nombre?

La ansiedad de saber la verdad la invadió y dejó que sus dedos escribieran buscando en internet cualquier información. Fue bueno que tuviera dotes detectivescos y chismosos, porque le costó poco dar con el perfil de la chica, todo gracias a que figuraba como amiga o seguidora de Colin en todas sus redes sociales.

Pen bufó, la chica era bella. Indiscutiblemente.Sonrisa de revista, piel suave (sin pecas como la suya), delgada (a un nivel ni siquiera normal, una delgadez de modelo) y un gusto musical...terrible.

Pen creyó increíble aquello. La chica oía toda la calidad de música que Colin odiaba, ni más ni menos ¿porque estaría con alguien que detestaba la música que incluso él cantaba?

Aunque, pensándolo bien...No era su asunto. Estaba entrometiendo donde no la habían llamado y sintiéndose bien con cosas que no correspondían.

Aquella noche, sabiendo que la chica se llama Madeleine, que era de otra escuela y que odiaba el rock, Pen sintió que debía hacer las paces con el sentimiento de que estaba mal perseguir a la novia de su enamorado. Después de todo, ella era lady W, ese era su trabajo.

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Las semanas que pasaron sirvieron en parte para que el corazón dolido de Pen se tranquilizara. En parte, al menos. Procuraba eternamente no toparse con Colin, al punto de que si sentía que él se iba a acercar a ella, se hacía la desentendida y corría hacia el otro lado. Eloise, que ya estaba centrada nuevamente en sus escritos e intentaba desviar la atención de Pen, haciendo que todo lo referente a Colin y su nueva "novia" fuera secreto.

De todas maneras, era imposible para la niña mirar a la distancia a su enamorado. Había algo en el que la atraía como la abeja a la flor (por cliché que sonara) porque no era en absoluto distinto a aquello. Quedarse fija observando la elegancia de sus movimientos, su sonrisa ancha y sus ojos verdes era parte de su día, una especie de ímpetu a su flujo sanguíneo, aquello que la mantenía viva.

Como fuera, el plan de Pen se vió terriblemente dañado cuando se le ocurrió una pésima idea: abrir una sección de Lady W donde la gente le haría confesiones.

Todo iba bien al inicio, los mensajes llegaban, ella los publicaba, daba consejos y procuraba cuidar del anonimato.

Hasta ese día lunes.

Primero fue el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora