No había cosa más terapéutica para Pen que acostarse sobre su cama, apagar las luces y escuchar a su banda favorita.
Solían ser buenos momentos para imaginarse a sí misma en diversas situaciones fantasiosas; como una princesa que lucha, como una guerrera, como una hada y así eternamente.
Sonrió mientras oía una canción en particular que le parecía romántica, lenta, aunque la letra no lo fuera tanto. Ahora, esa era su balada favorita...porque podía recordar con mucha precisión y un cosquilleo delicioso en el estómago a Colin cantando, mirándola de vez en cuando con una sonrisa y diciendole al oido, muy cerca, casi íntimamente, que le encantaba esa canción .
Solo volver a ese momento la hacía retorcerse de emoción en su cama, apretando uno de sus tantos peluches y queriendo volver a ese momento de alguna manera.
Lo amaba, simplemente, le encantaba todo de él.
Cuando llevaba mucho tiempo envuelta en sus pensamientos amorosos, llegó a su mente cierta resolución.
¿No iba a olvidarse de él?
Pen se levantó, se sentó en posición de loto y mordió su dedo pulgar, intentando no destruir su uña que tanto esfuerzo había logrado dejar crecer.
¿Pero, cómo podría? No era que pudiera tener esperanza, no...pero tampoco podía ignorar que adoraba cuando podía tener aunque fuera un poco de él.
¿No tenía una niña de su edad esa única oportunidad de sentirse encaprichada, sin temer que podría pasar?
Bien...eso haría por ahora. Sería la adolescente enamorada y se permitiría disfrutar todo lo posible.
Ahora, antes de dormir, leería lo escrito por su amiga en el diario que compartían.
"Querida Pen,
Estoy entusiasmada por los nuevos integrantes del club de literatura, espero que sea gente interesante...no es como que exista gente particularmente brillante en nuestra clase..."
Pen rió al leer eso, su amiga rara vez llegaba a coincidir con las personas, sobre todo si eran superficiales. Es decir, como la mayoría de la gente que las rodeaba.
"...¿Leíste lo nuevo de Lady W? me encantaría saber quien es para que se una al club, es sencillamente brillante e ingeniosa. Podría apostar que ni la mitad de la gente sobre la que escribe entiende sus ironías. La amo.
Nos vemos mañana, espero tu respuesta en el diario.
E.B"
__________________________________________________________________
La bienvenida de los nuevos al club de literatura había resultado fantástica. Incluso El, con todo lo desconfiada que era, había encontrado buenos integrantes en el grupo.
Una en particular, fue Sylvia. Una chica delgaducha, pelinegra y con nariz aguilucha que se notaba era del grupo de las inadaptadas, solo que de un nivel menor a las chicas.
Desde el primer momento, se unió a Pen y El que la aceptaron, principalmente porque la consideraban inteligente: era fácil hablar con ella de géneros literarios y con el poco de conocerse habían ganado más de un libro a su lista de recomendación.
Pero, solo una cosa ponía nerviosa particularmente a Pen. Sylvia era una persona perceptiva.
-Tienes ojos de enamorada- le dijo, mientras compartían el almuerzo las tres niñas, haciendo que Pen abriera mucho los ojos por lo repentino de todo.
-¿Qué..? No-
-¡No mientas! tienes esa mirada dulce y brillosa de alguien que piensa mucho en otro alguien ¿quién es?
ESTÁS LEYENDO
Primero fue el amor
RomancePenélope se enamoró de Colin un día cualquiera. Tampoco fue especial el día que comenzaron a ser amigos. Menos el día que se confesó. Un recorrido por un historia de amor no correspondido a través del tiempo y cómo las circunstancias van creando c...