Capítulo 3: Luz y diamantes

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El hombre había logrado avanzar unos cuantos cuartos, hasta llegar a una habitación negra: Tenía patrones verdes con azul, en el centro de todo se encontraba una especie de cápsula de color negra, con un panel de control del lado izquierdo.

El hombre se acercó al panel, posó su mano y con un rayo de energía, logró romperlo y así forzar la activación.

La cápsula se abrió lentamente con una niebla blanquecina que cubrió casi todo el cuarto.

Una sonrisa se asomó en su cara, tras contemplar lo que tanto ha estado buscando.

-Finalmente...-. Se dijo a sí mismo con satisfacción.

Lo que había dentro, era un aparato similar a un reloj de muñeca de alta tecnología. Ese era su premio gordo.

-Luego de tanto tiempo, al fin tengo el Omnitrix.

Mientras el hombre extendía la mano para tomar su tesoro, los cuatro amigos habían llegado justo a tiempo.

-No sé lo que intenta robar-. Comentó K-y bajándose el visor de su casco-, pero ese tipo no sabrá que lo golpeó.

En eso, K-y le dio un veloz golpe al ser oscuro.

El hombre cayó al suelo en seco, se levantó, miró sus alrededores, no sabía quién lo estaba atacando. Pero volvió a ser golpeado múltiples veces. Mientras gruñía, intentó débilmente buscar al atacante.

Marry llevó a Anfibia en su hombro a un panel oculto detrás de la cápsula, la Galvan bajó del hombro de su compañera de cuarto y abrió la tapa de los controles.

-Tú restaura el sistema de seguridad, nosotros nos encargamos del resto-. Dijo la chica.

Anfibia asintió con la cabeza, y se puso manos a la obra.

Marry se puso de pie para enfrentarse al ser misterioso.

Tras varios golpes, el hombre pudo notar un puñado de clones de Greeg gritando y saltando encima de él.

Apenas tuvo tiempo de reaccionar, debido a que alrededor de doce copias se apilaron sobre él, inmovilizándolo.

-¡Lo tengo!-. Gritó uno de los clones.

-No lo dejen escapar chicos-. Respondió otro.

El ser, de una onda expansiva, pudo quitarse a todos los clones de encima. Mandándolos a volar a diferentes direcciones, miró sus manos, notando que era mucho más débil que cuando se enfrentó a los plomeros.

De la nada, un fierro le golpeó la cabeza, el ser tambaleó, mirando a Marry parada delante de él.

Él intentó atacarla con energía, y fue golpeado de nuevo por K-y. Cansado, lanzo otra onda expansiva que mandó a volar a la humana y el Kineceleran.

-Ya me he artado de sus juegos...-. Dijo el hombre entre suspiros-. Voy a terminar esto rápido.

Recargó su mano, apuntando a los chicos. No obstante, un brillo blanquecino iluminó toda la habitación. Dejando a los presentes casi ciegos.

-Sistemas de seguridad activados, protocolo 7-gk iniciando.

-Imposible...-. Se dijo a sí mismo el ser oscuro.

En eso una artillería pesada había salido de la máquina, metralletas, rayos láser y electroshocks apuntaban directamente al intruso.

El hombre mira serio las armas.

-¡Cúbranse!-. Gritó la Galvan a sus compañeros.

En efecto lo hicieron. Y en segundo se abrió fuego, balas de plasma, rayos de energía y electricidad llenaban la sala.

Heir 4: Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora