Capítulo 9: Vigilancia

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Una vez que Marry se despidió de sus amigos, entró a su hogar, siendo recibida por su tía.

La chica tras entrar a su cuarto, lo primero que hizo fue sacar el misterioso libro del bolso.

Era algo muy curioso, ya que estaba un tanto viejo y desgastado. Era de tapa gruesa, de cuero morado y tenia bordes dorados.

Abrió el libro y pasando las páginas de forma aleatoria, se detuvo en la primera que llamó su atención y leyó en voz alta:

- Gelidus ventus.

Una fuerte ventisca azotó contra el cuarto de la morena, ella se cubrió, solo para notar que su habitación estaba totalmente congelada.

Tiritó un poco y miró su libro de nuevo, y leyendo otro hechizo, rezó para que este la ayudara:

- Cam-campus f-f-f-f...florum.

Todo el ambiente gélido había sido reemplazado por un raro campo de flores. Plantas sobresalían de las paredes y el piso, dándole a la recamara un aspecto abandonado.

La joven se puso cada vez mas nerviosa.

Escuchó el sonido de la puerta, seguido del llamado de su Tía:

-Marry,¿Está todo bien?

-Si.. tía, esta todo en orden-. Contestó Marry aun más asustada.

-Sentí un extraño frío, y quería saber si todo estaba bien.

-No te preocupes tía, está todo bien.

Intento convencerla para que ella se vaya, pero una respuesta de la señora la tomó por sorpresa.

-Marry, no tienes que ocultarme nada, ya lo sabía.

-¿Espera que?-. La morena estaba confundida.

Le abrió ligeramente la puerta a su tía, solo para poder ver su rostro. La mujer se limitó a sincerarse:

-De hecho, ya sabia que tu madre era una Anodita.

-Lo siento tía, es que bueno, no puedo controlar mis poderes del todo.

-Solo espero que no hagas cosas raras en la casa.

-Si tía-. La chica se rió nerviosamente.

La mujer asomó la vista a la habitación de su sobrina, solo para ver el desastre que había dejado con aquel conjuro, se llevó las manos a la cara llena de pena, soltando un suspiro, esto iba a ser más difícil de lo que ella pensaba.

La universitaria no era consciente de que estaba siendo observada a lo lejos.

Desde la otra esquina de la calle, se encontraba el oficial Hook, usando unos binoculares de alta potencia, y tomando nota de las acciones de la joven.

Desde el incidente del Doctor Neon, los plomeros han estado vigilando a los chicos, por simple seguridad, no podía dejarlos ir así como así, no hasta que el villano sea arrestado.

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Mientras tanto con K-y.

El Kineceleran había llegado a una zona de la ciudad, donde había una especie de domo, el alíen veloz puso su mano encima de un sensor, el cual brilló en verde al detectar su huella digital, la puerta se abrió y el joven entró.

Era una enorme colonia llena de Kinecelerans, que paseaban de un lado a otro, jugando tiro rápido, o haciendo unas carreras.

Los inquilinos saludaron al recién llegado. Claramente lo conocían muy bien. El chico les devolvió el saludo, mientras seguía su camino.

Heir 4: Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora