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Samanta

Ahora que Sol permanencia sola en el apartamento anterior solía llamarme a diario para ayudarme con Carlo, todas las tardes solíamos sentarnos en la pequeña sala y me contaba cosas de él, haciéndome darme cuenta de cosas horribles, con las que yo me sentía identificada, recordé la vez de ratatouille, la verdad estaba bien y olía delicioso, pero quería ser como mis amigas, ellas me habían enseñado que a los verdaderos hombres les gustaba las mujeres creídas y criticonas, según ellas, eran verdaderas damas y no es así, no era la primera vez que me equivocaba con él y con ella, además de muchas personas más, mis acciones me hicieron reconocida, conociéndome con el sobrenombre de la "soberbia fastidiosa", y no era lo que yo quería hacer ver, era lo que hacía para mantener a mis amigas a mi lado.

Sol, era realista y lógica, me di cuenta que todas mis acciones eran una completa estupidez, me había hecho quedar como no quería ante el mundo, ahora yo era un completo payaso para todo el mundo, lloré analizando mi comportamiento, de verdad la había cagado miles de veces por personas que ni siquiera querían estar conmigo.

Sol nos venía a visitar cada tanto la mayoría de veces cuando Carlo o yo no estábamos, siempre veía como había avanzado y si me sentía cómoda, después de qué las que eran mi amigas me llamaran a decirme de todo frente a mucha gente, decidí alejarme, ese día Carlo me consoló, de verdad no podía estar más feliz, era la primera vez que se me acercaba y se preocupaba por mi

creía que Sol era la peor persona de este mundo, siempre la miré con un poco de celos por su cercanía al único chico que siempre me había gustado, además de que ella siempre vestía con prendas que la hacía ver intimidante, le estaba cogiendo cariño, ella estaba ahí cuando esas chicas querían hacerme daño, de hecho con su pequeño tamaño logró asustar a toda esa manada de tontos, no sabía cómo lo hacía pero en muchas ocasiones viendo su interacción con mi prometido, deseaba tener la personalidad valiente de ella

y Carlo... - suspiro -....Carlo siempre ha sido el mejor chico de este mundo, no tenía muchos amigos, pero, era respetuoso con todo el mundo, hasta conmigo cuando me querían hacer quedar mal frente a otros, él nunca se burló de mí y fue por eso que decidí pedirle a mi madre que me emparejara con él, aunque no era necesario, el destino nos juntaría de alguna manera, faltaba poco para casarnos, y estaba emocionada pero nerviosa

Tenía miedo de si me quería o de verdad había arruinado todo como para que él no me quisiera, - Sol me sacó de mis pensamientos. Cuando golpeo la puerta - era la primera vez que venía con Carlo y yo dentro del apartamento y ahora Sol estaba sentada muy seria - cosa que me preocupaba, algo había pasado, ella así como si nada decidió poner tres sillas del comedor en forma de triángulo, para sentarnos y que todos viéramos nuestros rostros, - es algo que no se necesitaba pero a veces parece loca jaja pero la quiero- Carlo temblaba y ella estaba tan sería y relajada que me preocupaba más

de un momento a otro y claro como solo ella sabía hacerlo, empezó a hablar - tenemos una cuestión aquí, Carlo y yo sabíamos que en tu matrimonio iba a haber otra mujer, no se pueden separar ustedes ni la pueden separar a ella, su misión es hacer que ustedes se quieran y aprendan a quererla a ella, tienen que trabajar los tres para permanecer juntos, es algo que supimos hace mucho y tienes que saberlo - al principio sentí una balde de agua fría sobre mí, ella lo decía todo sin anestesia y ahora no sabía qué hacer, supongo que pasar más tiempo con ella y aceptarlo

Las esposas de CarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora