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Sol golpeó el suelo y una vez hecho esto, millones de chispas salieron a volar a su alrededor, la rodeaban como luciérnagas, su brillo era intenso y blanco, la armadura que cargaba se fue transformando poco a poco en un vestido con distintos tonos demorado desde el más claro en el pecho hasta el más oscuro en el borde inferior del vestido, el bastón en sus manos era tomado con tanta fuerza que el hechizo se hacía más poderoso

a medida que se efectuaba este cambio en ella y el terreno iba cambiando, pues lo que eran edificios se iba transformando en un campo verde, lleno de montañas y cuevas, sobre su cabeza se formó un gorro hechicero, ese iba a desaparecer si no tenía sangre así que su energía era aquel preciado líquido

Sol

Tal y como lo dije, en mi familia había todo tipo de seres es así como una cucaracha, guiada de las instrucciones de mi madre - el lobo - llegó hasta el lugar donde aquellas miserables se encontraban, desde allí provocaría un sonido único que las cucarachas no voladoras hacen y gracias a él me guiaría, decidí alejarme de su posición y realizar otro hechizo al tiempo, esto era peligroso, pero era eso o que esas dos sobrevivirán

me invisibilicé, de este modo llegue hasta donde estaban, no sé en qué momento, un buen amigo, - que era una pitón - resultó alrededor de ellas, me había facilitado la tarea por mucho, las malditas ancianas no me había visto - obvio - por eso no intentaron escapar, ninguna bruja diferente mi raza podía ver los espíritus animales, por lo tanto, no sabían que eran carne fresca para mi traje, con un cuchillo rebane a la primera y oh... qué bien se sintió, era parecido a un orgasmo, la otra veía en Shock como su amiga se iba desarmando sin razón.

Esto provocaba alegría en mí, el morbo pedía más y mis padres me lo impedían pues si no me controlaba la diosa me castigaría, luego de la primera, con rapidez corte las manos de la segunda, mi amigo la soltó y pude seguir con mi tarea, con muuucha lentitud iba cortando su nuca, por supuesto esto me excitaba y el dolor la hacía gritar como nunca, cosa que me ponía mas

Las esposas de CarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora