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Carlo

Sol nunca volteo en mi dirección, solo estaba ahí desnuda mirando a la diosa, la deidad la volteó dejándonos verla de frente, mi problema en los pantalones bajo un poco al verla a los ojos y solo ver su esclerótica, la diosa se agachó en su espalda y me estaba entrando un miedo tremendo, de un momento a otro Sol empezó a gritar, se había puesto pálida, mis nervios estaban a flor de piel, y sami no se quedaba atrás, estaba temblando, la mirada de Sol Regreso hacia nosotros, Sami y yo tratamos de avanzar, la diosa se asomó detrás de Sol y la mirada feroz de la deidad nos detuvo por completo.

la diosa la volteo haciendo que ella nos diera la espalda, estaba aterrado, Sol tenía un lobo en su espalda, se supone que ese era el animal en el que se convertiría porque los amaba, pero había sido borrado y en cambio un dragón, largo y azul ocupaba su lugar, parecía haber sido hecho con un cuchillo, su espalda sangraba a chorros, Sami estaba en shock, temblaba más fuerte, el miedo de ver sangre saliendo de nuestra pareja nos estaba poniendo bastante peor, así como estaba la diosa la besó de nuevo, esta vez podíamos ver qué tenía una profunda tristeza en su mirada, mientras la besaba estaba llorando, Sol no actuaba ante esto, parecía ida

luego de eso ella vistió a Sol con hojas de palma decorándola con flores que ni siquiera existían en este lugar, Sol se veía hermosa, su herida fue sanando poco a poco a medida que la diosa acababa de vestirla, parecía que la diosa no podía hacer más y sin esperarlo le dio un beso en la espalda justo donde iba el corazón del dragón, dejando así la marca de sus labios como un tatuaje, todo quedó en silencio, un silencio tan aterrador, que la tensión se podía cortar con tijeras, los tres miramos a Sol mientras su herida en cuestión de minutos se cerraba

Sol regresó a la normalidad y vestida como estaba regresó al lugar que ocupaba a nuestro lado, la diosa hizo una reverencia que fue contestada por nosotros y desapareció, con ella se fueron todos los animales a su alrededor y la tensión en el aire, así como estábamos, la bese como si de mi vida dependiera de eso, tratando de no tocar su espalda, temía que le doliera

Después llegó el turno de Sami, fue el momento más caliente a decir verdad, viendo cómo mis dos chicas se besaban con tanta intensidad que me provocaba separarlas, jaja parecía que lo iba a hacer ahí mismo, pero era imposible con lo que acabamos de presenciar, Sami se separó y como una madre la obligó a voltearse para ver el dragón, lo tocó pero Sol no reaccionó de ninguna manera - ¿te duele? - preguntó, Sol negó y me acerqué, el dragón tenía tantos detalles que parecía haber sido hecho en varias sesiones, las abrace y ellas a nosotros

Las esposas de CarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora