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Cuanto desearía que las cosas fuesen diferentes, quisiera sentir... sin culpa

Escucho como la carroza se aleja, mientras yo camino apresurada a casa, me muerdo los labios, el cargo en la conciencia se extendía a cada latido del corazón

Tenia que parar, no pensaba arruinar a mi familia por un chico, puedo hacerlo, no vale la pena 

Kyle es un chico más, es igual que los demás, así que solo tenia que seguir con mi vida, solo eran besos y ya, nada que no haya hecho ya, pero tenia que parar 

Tengo que parar, con las sonrisas, con el rubor en mi rostro, con los nervios, con los pensamientos, sobre todo con los besos, me tengo que detener 

Tengo que hacerlo, ¿O será muy tarde ya? 

Entro a casa, donde saludo a padre, pero no veo a mi madre, lo que me genera confusión 

—Hija, el viernes por la tarde vendrá gente del pueblo por los puestos de la servidumbre

Me siento a su lado— ¿Lograste convencerlas? —Sabia que lo haría

—Parcialmente, tendremos una ama de llaves, un mayordomo, una cocinera, tres doncellas, una cocinera, tres lacayos y una lavaplatos 

—Eso no suena parcialmente— Pero pensándolo bien, para el tamaño de esta casa, y a comparación de toda la servidumbre que tienen los nobles, si era poco 

Me mira sonriente—Tu abuela quiere que la ayudes a entrevistar a la gente 

—¿Yo, por que? 

—Por que tu madre me acompañara a la mansión para recibir al rey y a la reina, y tu abuela dijo que eres buena para percibir a la gente, no quiero en casa a liberales revolucionarios o a personas con malas intenciones, no quiero que se roben las cucharas o algo así 

Tuerzo los ojos—Si no quieres a liberales revolucionarios, deberías correr a tía Carmina— reimos 

—¿No quieres a tu propia doncella?, que te prepare las cosas, arregle tu cuarto, que te vista y te peine, mira nada más, odio que estes con el cabello suelto

—No quiero que entre a mi cuarto y se de cuenta de que...  no quiero que me vean como un monstruo y me asesinen por haber nacido así— comento apenada — Si entran a mi cuarto se daran cuenta, padre 

—Tranquila, bruja— Suele llamarme así, en forma de cariño, para que me de cuenta de que ser como soy no es un castigo— ¿Ves la pared que esta de rojo en la sala de estar?— Yo asiento— Ya mande a hacer unas repisas para que puedas poner tus libros 

—¿Enserio?— pregunto emocionada 

—Si, también odio que los tengas por todo tu cuarto, mañana vendrán a instalarlo

Le sonrió y me levanto— ¿Y madre? 

—Abajo, en la cocina, me prepara algo para merendar 

Entonces me dirijo a la cocina, donde escucho a mis tías, a mi abuela y a mi madre quejarse, por eso de la servidumbre, pues ahora mi abuela tendrá que pasar su altar al sotano, al igual que mi madre, pero solo lo hacen porque ellas si tendrán una doncella propia, pero no se quejan por eso, mis tías se compartirán a la doncella

No en esta vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora