Prólogo

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Oscuridad... Oscuridad... Eso veía Alois, solamente podía ver eso.

Se sentó en la cama cubriéndose con la colcha carmesí. Vio al hombre que estaba a su lado, a ese pervertido. Lo odiaba con todo su ser, ¿cómo acabó así? Ni siquiera él lo recordaba, pero recordaba a la perfección los sucesos. A esos hombres enmascarados... perfectamente.

-Quiero.... quiero liberarme... vengarme...-repetía en voz baja parándose con la colcha caminando hacia la ventana.

-¿Quieres venganza?-habló una voz melodiosa de la nada.

-¿Quién eres?-dijo Alois volteando a todas partes buscando a la dueña o dueño de esa voz.

-Contesta la pregunta.

-Sí, eso quiero.

-Entonces... ¿Estarías dispuesto a hacer un contrato conmigo para conseguir tu deseo?

-Absolutamente.

-Entonces... que así sea.

Frente a él apareció una silueta cubierta completamente de un humo blanco grisáceo. Una silueta más alta que él pero no tan exagerada, moderada. La silueta le sonrió al rubio.

-¿Algún lugar en especial para su contrato?

-En donde sea.

La silueta sonrió poniendo su mano en la boca de Alois rápidamente. Él ahogó un grito dejando que terminara su cometido, de la comisura de sus labios salía un poco de sangre. Una vez terminado la silueta apartó su mano. Alois tenía un pentagrama en su lengua, el ontrato estaba hecho.

-Esta hecho, joven amo.-dijo la silueta inclinándose ante él quitando el humo a su alrededor con una vestimenta de mayordomo.

Alois sonrió.

-¿Su órden señor?

-Mátalo. ¡Mátalo ahora!-dijo señalando al conde acostado en la cama mientras mostraba su lengua al final.

-Yes, your highness.

Ambos sonrieron.

Kuroshitsuji: Black SoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora