Capítulo 17: Ese mayordomo, ambos demonios.

210 19 2
                                    

Ojeando una y otra vez aquellos documentos no iba a cambiar nada, no había ninguna otra novedad de lo que ya sabía su amo.

Unas horas antes, Alois había estado sacando conclusiones sobre los acontecimientos ocurridos recientemente. Se le hacía bastante extraño que Takano apareciera justo el mismo día en que apareció Francis junto con Claude y Hannah, bastante extraño como para ser una coincidencia nada más. Había levantado las sospechas del rubio con una extrema facilidad, no quedaba más remedio que mandar a Himena a investigar a Francis por si había algo en su información que podría ser de utilidad en descifrar esa duda que llevaba en su mente.

No encontró nada.

Resignada, cerró los documentos lista para llevárselo a su amo, tenía que ver con sus propios ojos que no había nada nuevo. Todo ya lo sabía.

-Se me hace innecesario que investigues de nuevo a mi amo. -la voz de Claude se escuchó a sus espaldas. Himena volteó con una sonrisa sarcástica.

-Yo debería decir lo mismo de ti. -dijo señalando con la mirada los documentos que yacían bajo su brazo bajo el nombre de "Alois Trancy". -Encontraste a otro juguete, demonio.

-No me llames de la misma manera que a él. -comentó con un claro disgusto arreglándose los anteojos. -No veo la preocupación por esa alma, ¿en qué te afectaría que yo me la devorara?

-A mi en nada. -esbozó una sonrisa. -Sólo debo esperar a tu traición, demonio.

Claude se abalanzó hacia ella tomándola del cuello de la camisa que llevaba como "disfraz/uniforme" acorralandola en la pared. Sus ojos se tornaron del color fuscia brillante clavando los en los azul-morado brillante de ella.

-Dije que no me llamaras como a él. -mencionó entre dientes. Himena rió entre dientes divertida por su reacción.

-¿Te enoja? -sonrió de medio lado.

-Siempre te divierte, Hime. -dijo satisfecho de la actitud de ella. Le encontraba fascinación a esa actitud burlona, sádica e indiferente de la yōkai; la misma fascinación que tenía Sebastian.

-Sólo un poco, tarde o temprano traicionarás a tu amo, o le dirás a Hannah que lo prepare para eso. Cualquier cosa no me sorprendería viniendo de ti. Dime... -sonrió. -¿Enserio llevarás a cabo esa venganza que tanto quiere tu amo?

-¿Y qué si lo hago? -de ese tono neutral no lo sacaba nadie.

-Entonces estaré esperando... Claude. -lo dijo a una distancia corta de su rostro. Él la tomó del mentón y depositó un rápido beso en sus labios separándose después.

-Espera y verás. -y se fue.

Himena se limpió los labios con desgano. Odió esa acción en lo más profundo de su ser, no podía compararse con Sebastian. Él era diferente a Claude, en todo sentido. Prefería al demonio de ojos carmesí mucho más que al de ojos amarillos.

"¡¿Qué carajos estás pensando, Himena?!" se reprochó a si misma. "Debes dejar de pensar en ese demonio ¡YA!".

Salió de ahí rumbo a la mansión Trancy. Llegó más rápido de lo que imaginaba, o tal vez era la necesidad de alejarse de ese lugar y su pensamiento sobre ese demonio de ojos carmesí. Al llegar se dirigió a la habitación de su amo, dejó la carpeta en el buró de al lado para que al despertar lo primero que hiciera fuera leer la información que ya sabía de sobra.

Revisó la mansión por última vez, a sus subordinados durmiendo plácidamente para recuperar las fuerzas, y finalmente fue a su habitación.

Al abrir la puerta fue acorralada en ella sin poder escapar. Al enfocar divisó un par de ojos carmesí casi perforando su alma.

-¡¿Qué haces?! -exclamó la yōkai con un gemido de dolor por el golpe.

-Visitando, ¿no ves? -aunque Sebastian fuera sarcástico se notaba que estaba enojado, algo sumamente raro en él a no ser si se metían con Ciel, lo cual es comprensible hasta ella se enojaba cuando se metían con Alois.

-Bueno pues ya viniste, ya viste, ya te fuiste. -se safó del agarre alejándose de él mirándolo con cierto enojo. Ya casi estaba acostumbrada a que la visitara pero le desagradaba totalmente que fuera en la noche cuando casi se cambia, si lo llegaba a hacer juraría que lo quemaría.

-Ya me voy, pero... -empezó a caminar por la habitación. - a mi amo le llegó una carta de la reina indicando un caso de secuestros tal vez a tu amo ya le llegó esa noticia.

-Llegó una carta pero no la ha leído. -su tono se volvió serio. Presentía que ese caso involucraba a Takano, no era momento de dudar, tal vez él tendría algo que ver con la venganza de su amo o...

-Sólo te aviso. -se acercó a ella tomándola de la barbilla y esbozando una sonrisa. -Yo soy al único que puedes llamar "demonio" o por mi nombre, no a Claude.

-No me ordenas, demonio.

-Ya lo sé. -se acercó y la volvió a besar. ¿Qué ya era rutina? ¿Acabar toda conversación así? Al parecer sí. Se separó de ella admirando el rostro de Himena, volvió a sonreír. -Adios.

Salió de la misma manera en que entró dejándola a ella sola tocándose los labios.

-Adios... Sebastian.

Kuroshitsuji: Black SoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora