Capitulo 19: Ese mayordomo, visita.

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Himena acomodaba la cama para que su amo pudiera descansar. Dejó a su amo dentro de la tina por órden de él, con la excusa de que quería estar solo.

Reconoció cuando Alois solamente la había corrido porque no quería ver su rostro. Tal vez por Takano, o por ver la cercanía que tuvo con los otros mayordomos. Ella solamente obedeció.

Sacó del ropero la ropa de dormir que usaba su amo tratando de hacer el menor ruido posible. Cuando su amo estaba de mal humor no quería ni la mas mínima cantidad de ruido.

Alois salió del cuarto de baño envuelto en una toalla. Fue hacia su cama parandose frente a ella esperando a su mayordoma. Himena se acercó quitándole la toalla y empezando a vestirlo. Cuando terminó, Alois se sentó en la cama dejando que la yōkai le secara el cabello.

-¿Ya terminó todo? -habló Alois con seriedad, cosa que no era normal para él.

-No lo creo, joven amo. -dejó la toalla a un lado, Alois se acostó tapándose solo. -Que descanse.

Tomó la toalla dirigiéndose a la puerta, paró en seco al escuchar la voz de su amo.

-No olvides tu promesa.

-Eso ni pensarlo, amo. -salió de la habitación dejando a Alois con una media sonrisa al oír a su mayordoma decir que nunca rompería esa promesa.

Himena paseaba por la mansión verificando que todo estuviera bien, mandó a los trillizos a descansar. No le gustaba que ellos se esforzaran demasiado, los cuidaba a pesar de que no lo demostrara en publico.
Ella siempre era tachada como fría e indiferente a los ojos de los demás. Entre demonios se decian eso y ella estaba bien con eso, prefería ser así a lastimar a sus compañeros trillizos. Era algo oculto para los demas.

Entró a su habitación quitándose su saco y chaleco colgando los en el ropero. Suspiró cerrando la puerta.

-¿Preocupada? -dijo una voz desde su cama, Himena se exaltó al escuchar la voz. Volteó encontrándose con esa silueta de cabello azabache y rojo.

-¿Qué haces aquí? -dijo enojada mirándolo con desaprobación.

-Quería verte, ¿no puedo? -esbozó una sonrisa de medio lado.

-Vete, ahora. -quiso salir de la habitación pero fue detenida por Takano cuando la aprisionó en la puerta sosteniendo sus brazos.

-No quiero irme, no puedes ordenarme y lo sabes. -sonrió al ver el rostro asustado de ella. -¿Quieres ver cómo me dejaste?

Abrió un poco su abrigo dejando al descubierto parte de su hombro y su torso. Ahi se encontraban marcas de quemaduras, al igual que había una en su cuello, podía deducir que toda su espalda estaba así.

-¿Lindo no? -rió un poco volviendo a taparse.

-Falle al matarte, Takano. -sonrió de medio lado burlona, Takano rió.

-Lo hiciste antes, linda. -la vio a los ojos grabando en su memoria de nuevo ese color extraño y cautivador.

-¿Qué quieres?

-Nada, tal vez... -hizo una pausa y volvió a sonreir con cinismo. -¿Venganza?

Se alejó de ella caminando hacia la ventana, paró un momento volviendo a dirgir su mirada hacia ella.

-Es curioso ese demonio ¿no? -sonrió. -La ironía de estar envuelto en llamas cuando puedo causarlas.

Le guiño un ojo y salió de ahí sin dejar que ella lo persiguiera.

Himena se quedó estática al escuchar las ultimas palabras dichas por él. Eran extrañas, con otro sentido, algo que debía descubrir lo más pronto posible antes de que fuera demasiado tarde.

¿Qué quisiste decir, Takano-sama?

<<Piensa, piensa, linda... >>

Kuroshitsuji: Black SoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora