𝖢𝗎𝖺𝗍𝗋𝗈

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— No no, hasta que llegue el dia que tengamos que hacer ejercicio.-no quiere decir que iban a tener relaciones sexuales porque sólo quiere verlo como un trámite. Las películas que siempre le enseñaba que al momento de tener relaciones sexuales las personas involucradas iban a terminar enamoradas terminaron en falsedades, porque no siempre era eso.

Tragó saliva más fuerte al sentir a Minjeong
menear sus caderas en su miembro, rozando
sus cuerpos. De verdad se sentía demasiado
bien, tan bien que Karina abrió su boca al sentir sobre su pantalón la humedad de la menor, sintiendo los pliegues sobre esa ropa. Gimió cuando volvió a sentir el movimiento igual de fuerte, y ahora esas manos bajaron hasta donde estaban esas traviesas caderas, impulsando a moverlas como antes.

— Puedo? Tus manos no te obedecen.—no
recordaba la voz de Minjeong tan seductora
de ese modo, no era así, pero le gustó como
su voz salió ronca, tanto como le gustó sentir
la lengua de la menor su cuello y sus labios
atrapar la piel de ahí, succionando levemente.

— Solo no intentes meterlo todo.

La menor sonrió porque la mayor había
cedido a sus encantos, caminó hasta su cama, agarrando un cojín para ponerlo en el suelo y arrodillarse en el, frente a donde Karina estaba sentada. Puede que había soñado eso, pero solo una vez en su vida y fue cuando estaba caliente de ver esos vídeos que nunca había visto. Miró a los ojos a la azabache, quien alzó su ceja y su
barbilla comenzó a temblar, indicándole que
estaba nerviosa.

— No estés nerviosa.—un beso sobre la tela,
que hizo a Karina temblar y levantar levemente sus caderas, sacando leves suspiros, y seguían teniendo ropa.-. Te prometo que te va a encantar.

Ambas cabezas comenzaron a doler para Karina, una porque ya estaba dura y la otra porque quería pensar otra cosa que no fuera que el amor de su vida le iba a hacer una mamada, ya estaba segura que le iba a encantar, porque iba a venir de Jeong, y todo lo que viniera de ella le encantaba, fuera pequeña cosa.

Elevó sus caderas para que la menor pudiera
quitar ese pantalón de chándal, y volvió a alzar una sonrisa tierna cuando vio notó el bulto entre la tela azul rey, uno grande. Sus manos se dirigieron a el y lo volvió a besar, tensando el cuerpo de Karina.

—Tan grande, tan mío — no servía para
la mayor que su mejor amiga le estuviera
diciendo eso, porque sentía su miembro
palpitar de placer y lo ultimo que quería era
hacerle saber a Minjeong que su toque la
ponía dura, y así de dura. —. ¡Esta palpitando!

— ¡No... grites! — Karina acaricia la cabeza de la menor, incitándola a alejarse de su falo pero la otra seguía ahí, sonriendo. No sabía que le gustaba ese ángulo de Minjeong, donde estaba junto a su pene, acariciándolo.—. Solo hazlo, ya me tengo que ir.

Suspiró cuando sintió el frío golpear su
miembro, que había sido liberado, pero sintió que su respiración se cortó al momento que sintió la mirada fuerte de Minjeong en el, que tenia su boca abierta, la cerró para tragar saliva, y la volvió a abrir, haciendo a Karina cerrar sus ojos para evitar ponerse más ante la tierna imagen de su mejor amiga viendo su miembro duro, que falló porque la menor relamió sus labios y sus dedos fueron hasta la punta rojiza, acariciándola con su índice.

Hacía círculos con el, y después con su pulgar comenzó a jugar con el líquido pre-seminal que salia de ahí, expulsando una pequeña risa. La punta rojiza del miembro brillaba por el mismo liquido que brotaba de ahí, y sus manos se aferraron a la silla cuando sintió los labios de Jeong dar un piquito ahí, haciéndola gemir levemente.

— Cómo te masturbas?— su dedo índice y
medio comenzaron a masajear la punta, y Karina como pudo alcanzó papel del escritorio, agarró una noble cantidad, y se apartó levemente de la menor para mostrarle.

Con el líquido pre-seminal que se hallaba en
la punta comenzó a acariciar todo el tronco, y también a deslizar su muñeca en movimientos suaves pero rápidos, sacando suspiros calientes de su boca que maldecía levemente. Jamás pensó que se estaría masturbando frente a la chica de sus sueños, quien tenía un rostro concentrado ante las acciones de la mayor. Las pequeñas manos apartaron las de Karina, y su boca fue hasta la punta, dejando saliva para poder hacer la acción mejor.

Las manos calientes de la menor se sentían
mil veces mejor que sus manos frías, la boca
tibia de Minjeong recibía la punta casi con
felicidad, y los ojos de Karina se dirigieron hasta esos labios que apresaron su miembro, y quiso gritar cuando sintió esa lengua envolverse en la punta rojiza, abrazándola en calor.

Reviró sus ojos, soltó una leve maldición, y se apoyó por completo en el respaldo de la silla, dejando que la menor recibiera su miembro con alegría.

Se notaba la inexperiencia de la otra, pero aún así se sentía como el cielo para la mayor, que pensó que Minjeong siempre sería mejor ante cualquier persona.

Recordó su primera vez, con una madre de
familia que tenía experiencia con su lengua,
pero no se le podia comparar con el toque
inocente de la menor. Nada se le podría
comparar a ser tocada por la persona más
especial de tu vida, y Karina lo comprobó.

Sintió su respiración entrecortada cuando
sintió las muñecas de Jeong moverse en su
tronco, de arriba a abajo, sacándole varios
suspiros y quejidos que no quería callar, pero debía. Mordía su muñeca para evitar soltar maldiciones y sentía la boca de Minjeong  recibir su miembro, que ahora metió leves centímetros más para volver a intentar enrollar su lengua en el, y Karina maldijo alto cuando vio y sintió la cabeza de la menor moverse en el mismo movimiento de sus manos, arriba y abajo, succionando, el cielo para la azabache.

Se relajó, cerró sus ojos, y se dispuso a disfrutar del trabajo que le estaba haciendo la menor. Y pensar que hace minutos se estaba negando a eso, se alegró de no haberse ido. Completamente apoyada en el respaldo de la silla y con la mitad de su miembro en la boca de la menor, que se movía rápido, estaba relajada, ahora si.
Pensó en las ventajas que tendría hacer ESO con Minjeong, y sonrió ante el comentario de su mayor.

Aprovecha su calor, lo que estaba haciendo
justo ahora.

Quería gritar el nombre la chica que le estaba haciendo la mejor mamada de su vida, quería que esas cuatro paredes la escucharan, quería que su madre escuchara lo buena que era su hija en su primera vez, pero siguió mordiendo su muñeca para evitar soltar esos gemidos.

No quiso mover sus caderas para impulsar a
la menora seguir con más, y jamás lo haría,
pero le encantaría follar esa boca. En esa faceta pervertida estaba admitiendo lo sucia que podia llegar a ser si seguía así, y realmente pensó si era eso lo que quería, cosa que aseguró en menos de dos segundos cuando sintió la sensación fuerte en su vientre y levantó levemente sus caderas, viniéndose en la boca de la menor, que tenía rastros de saliva y semen saliendo de ahí.

— Escúpelo si quieres, no es..

Minjeong lo había tragado con sus ojos
cerrados, y luego volteó a ver a su mayor, sin fijarse que su rostro seguía teniendo rastros de liquido blanco.

— Lo hice bien, unnie? Te gustó?

Karina con el papel que había obtenido antes limpió el rostro de la otra, y le sonrió.

— Sí, muchas gracias por eso—Por qué
agradeció? Ni ella sabía, pero alzó una media sonrisa al ver a Minjeong sonreír cerrando sus ojos, sus mejillas rojas, y sus labios algo hinchados, y tragó saliva, tratando de no ponerse dura.— Creo que me tengo que ir.

—¡No, quédate!— unas manos rogonas en su
brazo que estaba subiendo sus pantalones,
y vio ese puchero. Se sentó en la cama de la
menor con esa media sonrisa, y Minjeong
volvió a reir. -. Eres la mejor, ¿Sabías? un
beso en su mejilla y prendió la tele que tenía en su cuarto para verla ambas, y Karina no pudo borrar de su memoria lo que había pasado ese día.

𝖣𝗂𝖾𝗍 𝖮𝖿 𝖲𝖾𝗑 - 𝖶𝗂𝗇𝗋𝗂𝗇𝖺 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora