𝖢𝗂𝗇𝖼𝗈

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—¿Tu casa o la mía?

—¡No digas esas cosas así! Necesitamos
privacidad para hablar sobre eso. —Jimin
regañó levemente, tratando de ignorar la fuerte mirada de esa señora justo a su lado. Era cierto, Minjeong no tenia que decir ese tipo de cosas en lugares públicos o en restaurantes, y menos en voz alta.

—Pero es que tengo que bajar de peso y tu me traes a un restaurante de comida china, la comida más grasosa del mundo, ¿Qué quieres que haga?

—¿Que seas una persona normal? El cocinero nos acaba de ver mal por lo que dijiste. —ambas miradas en la cocina, donde un chico las miraba con los ojos entrecerrados mientras afilaba su cuchillo.

—Sólo dije un hecho.

—Si sigues así nos van a sacar.

—Yo ni siquiera quiero estar aquí.

—Pues yo si, muero de hambre, ¿Serías tan
amable de dejarme comer en paz? —torció
sus ojos, como si estuviera pidiendo mucho, y después hizo un gesto con su mano, cediéndole el permiso de comer.—. Eres muy amable, gracias.

—Estás muy diferente desde lo que pasó entre nosotras, ¿Te enojaste conmigo? —un dedo indice coqueto en su mano, y se atragantó con los fideos que tenia en su boca, haciendo que la señora de la otra mesa las mirara raro.

—No tenemos que hablar de eso aquí.

—Si te enojaste, ¿Por qué? Sólo te hice sentir
bien.

—Jeong, hablaremos después, sólo que
por favor, cállate. —un tono brusco, y siguió
masticando, al tiempo que la mencionada dio un suspiró, entrelazó sus brazos, y comenzó a utilizar el celular de Jimin, tomándose fotos para llenarle la memoria. Treinta en la misma pose, solo cambiaba su cara, pero aún así queria que la mayor conservara todas.

Ver a Jimin comer fue todo un proceso lento
para la menor, que ya no sabia que hacer en ese restaurante. Jugaba con sus tenedores, dibujaba en el menú de niños, pedía un vaso para pequeños y se peleaba con la mesera porque "ya estaba muy grande para esos vasos", pero aún así la menor los quería. Se levantaba para ir al baño, le roba a un brócoli a la azabache, y después volvía al celular de su mayor, jugando los juegos que tenia instalados solo para ella. Una risa cuando dejó de comer, pagó todo, y
se levantó, con su mochila y su tabla de skate, y ambas caminaron a la salida, con Minjeong  riendo.

—¿Quieres hacer algo más?

—Quiero saber por qué estás enojada conmigo.

Jimin torció sus ojos, y volteó a ver a su mejor amiga, tomándola de sus abultadas mejillas. Realmente amaba esas mejillas, realmente quería que si su amiga adelgazaba, conservará esas lindas y suaves mejillas, tan abultadas, siempre sonrosadas y lindas estuvieran ahi siempre. Cuando la sujetó, se dio cuenta de que de verdad la amaba. Amaba todo de Minjeong, de manera desinteresada. Iba más alla de su rostro lindo, iba mas alla de que fuera algo llenita, ella amaba a Minjeong tal y como era, y grabó las palabras de su tía.

«Aprovecha su calor.»

Iba a sacar provecho de todo lo que le estaba
ofreciendo la menor.

Con ese abultado rostro acunado en sus
manos, sus labios se atrevieron a acariciar los contrarios, un beso suave. Jimin solo tenia una petición para seguir en su trato, seguir besando a Minjeong. Sus labios sabían a sandía, y eran mejores de lo que habia imaginado. Sólo la besó levemente, un poquito, y después mordió levemente ese labio inferior, y se separó de la menor.

—Vamos a tu casa, no hay nadie.

—Los preservativos ya están allá. —el rostro
sonrojado de la menor le condiciona que ella no esperó ese beso, y se sintió bien estar en el lugar de Minjeong. Ella no mostró nervios ante sus acciones mientras la otra estaba muerta de vergüenza, y se sintió bien. El no mostrar remordimiento.

Su vista vagó hasta el cuerpo de la menor a su lado, y por primera vez en mucho tiempo sus ojos fueron a sus pechos, medianos, perfectos. Tragó saliva, fingiendo que no había visto nada, y en cuando menos se dio cuenta, ya estaba en la casa de la menor, que estaba intentando abrir su puerta con nerviosismo temblando, Jimin realmente tampoco estaba tan lista para hacer lo que iba a hacer.

La señal de que cerró la casa con seguro,
entrelazaron sus manos, y ambas partieron al cuarto de la menor, decididas a lo que iban a hacer.

Jimin mentalizó en todo el camino lo que iba
a pasar ese día, Minjeong iba a perder su
virginidad con ella, algo que la hizo ponerse de nervios.

Estaban las dos sentadas en la cama de la
menor, con sabanas nuevas, y la azabache se
removía bastante, haciendo sonar la cama.

—Creo que deberías cambiar las sabanas, a
unas viejas.

—Está bien, después de las lavaré.

Ambas asintieron, y Minjeong se puso a jugar con sus dedos, siendo tierna.

—¿Cómo fue tu primera vez?

—En un baño, la señora Park me acorraló
en los baños y ahí pasó la cosa, perdí mi
virginidad en un baño público —la menor
asintió, mordiendo su labio inferior, labio,
que fue anteriormente mordido por su mejor amiga.—. Quiero que la tuya sea especial, Jeong.

—Ya lo es, si es contigo, tonta, pero tengo miedo, ¿Y si me duele?

-—Haré todo lo posible para que no te duela.

Minjeong asintió, y se acercó a la mayor,
viendo sus labios. Estaban tan nerviosos,
casi temblando. Jimin tragó saliva, sujetó el
rostro de Jeong, y la besó con sumo cuidado,
moviendo sus labios de manera lenta y
cuidadosa. Esos labios sabor sandia debían
ser cuidados con toda la cautela del mundo,
que ella misma tenia miedo de hacer algo mal. Comenzaron a moverlos al mismo tiempo que las manos de la menor fueron por las de su amiga, poniéndolas en su pecho izquierdo, y gimió levemente cuando sintió que lo apretó levemente, sobre su camisa.

Manos debajo de la camisa de Jimin, tocando
su abdomen a medio formar despues de sentir como la menor se separo para empezar a desabotonar su camisa de botones, uno por uno, y cuando terminó, besó su clavícula, para despues dejar un rastro de saliva con su lengua por toda la extensión.

𝖣𝗂𝖾𝗍 𝖮𝖿 𝖲𝖾𝗑 - 𝖶𝗂𝗇𝗋𝗂𝗇𝖺 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora