𝖮𝖼𝗁𝗈

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—¿Terminaste? —Jimin asintió rápidamente,
viéndola a los ojos, sonriendo. Poniéndose su camisa y falda, intentó arreglarse al mismo tiempo que veia a Minjeong intentar levantarse de la cama, batallando levemente.

—Deja te ayudo..

—Por favor, me duelen las piernas. —Rió
levemente al comentario de la menor, y
comenzó a vestirla rápidamente, poniéndole
cada una de sus prendas. El sentir la piel
caliente de Minjeong, tocar su aterciopelada piel levemente, más con lo que acababa de pasar, todo fue el cielo para Jimin, que la sonrisa jamás se le iba a quitar del rostro.

—¿Qué le dirás a tu mamá? —Las sábanas
estaban siendo retiradas para que la menor
las hiciera bola y las cargara con una mano, y después la vio.

—Que no puedo mover las piernas porque me hiciste estirar muy fuerte, estilo mariposa y casi me rompes una pierna. —Se le acercó, y la besó. Si ese era el mejor día de Rosé, nada, nada en la vida podría superarlo. Le sonrió a la menor, alegre, y después dispuso a arreglarse a ella misma, desde eliminar el sudor de su cuerpo, a arreglar su cabello.

—De acuerdo, ¿Y de la sabana?

—Que estabas comiendo frituras y se te cayó
una salsa que tenían esas cosas, manchando mi cama.

—¿Por qué todo yo?

Porque mi mamá te ama, así que cualquier
cosa que hagas a ella le encanta, sea o no sea
buena. —Leves caricias en su mejilla izquierda, y después sale de la habitación, bajando las escaleras en pequeñas maldiciones que Jimin encontró graciosas.

Ella preferiría que Minjeong se acostara a su lado, abrazarla y cuidarla por más de dos horas para que pudiera caminar bien después, pero al parecer no pudo.

Y podría.

Estaba trabajando últimamente en la panadería familiar y recibiendo la justa paga, así que ella podría pagar un hotel o por lo menos, un motel para poder compartir un momento especial con
la menor. Quería hacerlo.

Tomó su mochila, bajando, y se encontró con
la señora Kim cortando algunas verduras para ponerlas en un sartén. En cuanto se vieron, se sonrieron, y la mamá de Minjeong la abrazó con tanta fuerza que la azabache sentía que no podia respirar, pero aún así anhelaba ese abrazo y recibir uno todos los días.

Su madre no la abrazaba mucho ya que ella
era muy seca y distanciada. No sólo era así con su hija mayor, era así con toda la familia.
Jimin jamás había visto a su madre abrazar a alguien, o decir un 'te amo', no comprendía cómo es que su papá seguía casado con ella, el siendo tan sensible y sentimental.

—¡Rina!, hace años que no me saludas como
se debe! —Un beso en su mejilla, y la señora la acarició, bajó el fuego de la estufa, y sentó a su menor en la mesa, viéndola con alegría.

—¿Cómo estás?

—Hoy estoy de tan buen humor, que nada, lo juro Taeyeon, nada podrá hacerme sentir mal.

—¿Jeong se te declaró? —O tal vez solo eso. Minjeong  dejó de sonreír al mismo tiempo que negaba, y Taeyeon solo suspiró, como si estuviera cansada. —De verdad que mi hija es tonta y ciega como para no notar el amor que tú le tienes, ¿Por qué mejor no te le declaras tú?

Era algo gracioso el recordar cómo la mamá
de Minjeong descubrió la condición de Jimin, sus preferencias sexuales y el tierno amor que le tenía a su hija. En una alberca. Cuando invitaron a la mejor amiga de su hija a la primera reunión familiar, La señora Kim notó esa mirada que la pelinegra tenía sobre su pequeña, el cómo la cuidaba y sobre todo, cómo la ponía ante todo, y lo de su condición... un pequeño accidente donde se vieron involucrados los pantalones cortos de Jimin y las torpes manos de la mayor.

—No tengo el coraje.

Taeyeon juntó la palma de sus manos, y apuntó al cielo.

—Señor todopoderoso, tú que todo lo ves,
por favor guía a mi hija por el camino de la
sabiduría y que note el tierno y puro amor
que le tiene Jimin, tú que estás en los cielos,
ayúdanos, amén.

—Taeye-

Una palma, silenciando a la menor.

—Santa María, madre de Dios, tú que eres
madre, por favor, ayúdame a guiar a mi hija
por el camino correcto del amor y sabiduría
eterna, tú que eres madre ayuda a Jimin a
tener coraje, dale valentía a su corazón y
razonamiento a su mente, tú que eres madre, ten piedad por nosotros. —Sus manos guiando de su cabeza a sus hombros y después a sus labios, y después vio a la menor. —¿Qué decías?

—Amén. —Hizo la misma acción de la mujer, que sonrió.

—¿Mi dulce Jeong se ha acercado a Aeri? —La pelinegra asintió, viéndola a los ojos. — Dios, ¿Por qué es tan tonta y se fija en personas que solo le hacen mal?

—Escuché que Aeri dijo que saldría con Jeong si ella bajaba de peso, no sabe la furia que tengo desde ese día, si de verdad estaría dispuesta a salir con Minjeong que lo haga ya, no puede pedirle eso a una persona.
—Taeyeon asintió, tomando sus manos.

— Sé que la furia vive en tu cuerpo al saber qué hay gente que dice que la complexión de Jeong es fea solo porque 'está subidita de peso', pero Rina, la violencia no es una opción. —Ladeó su cabeza, viéndola a los ojos. —Sé que te metes en cada pelea solo para defender a Winging, pero no dejes que la furia te gane, corazón.

—Es sólo que, el saber qué hay gente que se
puede burlar de Jeong solo por su cuerpo, me llena de furia.

—Dímelo a mi, soy su madre. —Escuchó que la mujer tronó sus dedos. —¿Qué es lo que más te gusta de mi Jeong?

—¿A qué vino eso?

La mayor alzó sus hombros, pero
sonrió. —Jamás te lo he preguntado. —Jimin
asiente.

—No hay nada de Minjeong que no me guste, todo de ella me parece perfecto. —Un suspiro de ambas.

—Es una chica tan hermosa, ¿Verdad?

—Sí.

—Los genes hicieron bien su trabajo. —La
menor rió, viendo a la madre de su mejor
amiga. —Aquí viene Minjeong, hay que fingir una conversación... ¡Ah, Jimin, me alegra que te esté yendo mejor en mate ahora que Jeong es tu tutora!

—¿Cómo lo sabe? —Preguntó ella en un susurro, y la otra le guiñó un ojo.

—Jeong me cuenta todo, corazón.

𝖣𝗂𝖾𝗍 𝖮𝖿 𝖲𝖾𝗑 - 𝖶𝗂𝗇𝗋𝗂𝗇𝖺 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora