𝖵𝖾𝗂𝗇𝗍𝗂𝖼𝗎𝖺𝗍𝗋𝗈

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— ¿Qué haces? Hoy tenías que ir a la panadería —Minjeong  no le dirigió ni la mirada, así que Jimin solo levantó más el paraguas, no dejando que su menor se moje por la lluvia que había comenzado a caer. Apretó sus dientes.

— Tu mamá me dijo que necesitaba darme algo, aparte, te ibas a resfriar —La castaña se sonrojó por el cuidado, y se metió un poco más para cubrirse pero también para
tocar un poco más a Jimin, haciendo sus hombros chocar mientras caminaban. —Así que, Aeri, ¿Por qué no me contaste eso? Sería un gran avance... Fue el avance,
mejor dicho.

"Porque mi corazón no estaba listo." Minjeong se sintió estúpida al pensar eso, aunque era así.

— No lo sé, no lo pensé mucho, todo pasó muy rápido —Pateó un charco, haciendo un puchero. Ella me lo pidió, le dije que sí, y lo hicimos.

Y dos corazones se rompieron un poco más ante la confesión.

— Y tú y Ningning, ¿Hum? Hacen li-linda pareja —Arrugó su mariz después de decirlo, y pensó que el paraguas estaba roto porque sintió humedad en sus mejillas hasta que se dio cuenta que estaba llorando.

Estaba llorando por recordar lo que había escuchado el sábado, dolida. Tragó saliva mientras caminaba al lado de su amiga. No recibió respuesta, así que pensó que
estaba en lo correcto, solo que segundos después habló.

— Qué gracioso... nos estamos emparejando con las perso-

Un beso en sus labios la interrumpió, una mano apretando en su muñeca, justo la mano que tenía el paraguas, y Jimin solo aceptó el beso, sujetando la nuca de la otra, conllevando que tirara el paraguas al suelo y
que ellas dos estuvieran compartiendo un beso bajo la lluvia, mojando sus cuerpos.

Se iban a resfriar, y tal vez iban a terminar con sus corazones más rotos que de lo que estaban ahora, pero ambas siguieron besándose mientras Minjeong lloraba,
tratando de ignorar los latidos de su corazón que se volvió a sentir vivo.

Ella no sabía porqué estaba haciendo eso, pero ya tenía algo claro.

Gustaba de su mejor amiga y Aeri solo era algo para justificarse, para buscar a alguien, una excusa que tenía para hacer que su corazón se concentrara en alguien
más que no fuera su mejor amiga, y no sabía porqué había pasado eso.

Tal vez fue después del carro, cuando sintió que Jimin había comenzado a ser más tierna y atenta con ella, consintiéndola más, sonriéndole más, enamorándola.

Todo era su culpa y no tenía ni idea de eso, porque no sabía que ella había caído.

Presionó más sus brazos en la nuca contraria, frunció el ceño, y suspiró, separándose del beso. —Mamá no llega
a esta hora y tengo la casa sola.

Jimin solo tomó la mano de Minjeong, subió el paraguas, aunque ya no hacía falta, y corrieron a la casa de la otra. En cuanto la menor metió la llave, la pelinegra la empujó dentro, ella misma cerró la casa, y comenzó
a besar a la castaña, dirigiéndose a su habitación, y comenzaron a quitarse su ropa que en ese momento estaba empapada, mojando el suelo.

La pelinegra solo la vio, vio sus pechos, notando un hematoma en ellos, un chupetón que ella no había hecho, así que dirigió sus labios a la herida y comenzó a succionar, haciendo ella una nueva. Hizo eso repetidas
veces en el cuello, abdomen, y muslos de la otra, deseando que nadie más marcara su piel.

Aunque se sintió hipócrita por hace días haber tenido sexo con Ningning. Dirigió su boca al centro de la otra, comenzando a succionar el clítoris contrario y a comenzar a meter un dedo dentro de ella, con cuidado.

Apenas había metido la mitad de su dedo medio y ya había sentido la humedad de la otra. Tan dócil al placer. Llevó su cabello atrás de su vista, y la vio, vio a Minjeong
que estaba recostada, sujetándose de sus sábanas y se dirigió a besar su cuerpo ya lleno de hematomas, solo los besó.

— Lo siento —Sujetó su cintura mientras seguía besando los chupetones, cuidándolos. —Perdón, son muchos.

— Está bien —Una mano suya se dirigió a la cara de la otra, acunando su mejilla —Sólo... hazme el amor como la otra vez.

Su falo ya envuelto en el preservativo, la punta frotándose contra el clítoris de la otra, ellas gimiendo, y las manos de Minjeong en la espalda de Jimin, acariciándola,
alentándola a meterlo. Volteó a verla.

— ¿Todo está bien? —Asintió, y apenas metió la punta escuchó cómo la otra gimió, enterrando un poco sus uñas en la espalda de la otra que por consecuencia gimió de dolor. Continuó metiéndolo al recibir 'puedes hacerlo', y después se dirigió a besar la mejilla de la otra, que rió levemente.

— Es solo que todavía no me acostumbro al ta-tamaño y duele un poco todavía —Tragó saliva y relamió sus labios, viéndola.
—Jimin.

— ¿Qué pasó? ¿Hice algo mal? ¿Deja-
—Iba a salir del interior de la otra, pero piernas entrelazas en su cintura le hizo saber que no era eso. Se apoyó en sus codos mientras la veía, que parecía que estaba
pensando sus palabras.

— Por favor no te vuelvas a alejar de mi-Con lágrimas en sus ojos rogó, tomando su rostro. Arque sus cejas. —Cuando te siento cerca tú solo te vas, me dejas sola, no
siento tu apoyo, y viceversa, cuando siento que me has abandonado tú estás aquí, presente todo el tiempo, como si nunca te hubieras ido.

Iba a hablar, pero la otra comenzó a llorar, abrazándose más a ella.

— Siento que pierdo a uno de los seres que más amo en mi vida y me duele, duele mucho, Rina, sé que no estás contenta con muchas de mis decisiones pero tú lo dijiste,
cuando amas a alguien tú lo apoyas aunque no estés de acuerdo, y tú, tú sólo-

La pelinegra comenzó a sollozar, llevando sus manos a su rostro y limpió sus lágrimas mientras Minjeong relamía sus labios.

Jimin amaba a Minjeong, la amaba tanto que dolía pero no era amor de mejores amigas, como el que creía que tenía la menor, pero aun así habló como si fuera ese tipo
de amor. Sostuvo su cintura llena de hematomas hechos por ella sin cuidado.

Y ese no era el amor que había jurado. Se sintió fuera de sí, porque nunca le habían atacado los celos de esa forma tan salvaje como lo había hecho en ese momento.

Sollozó de nuevo.

— Pero que eso no implique humillación, dolor, abuso, amar es cuidar, Minjeong, y yo te amo, te amo tanto que no puedo dejar que te hagas daño por alguien tan estúpido,
te amo tanto, que hasta estoy haciendo esto, te amo, te amo tanto que me duele y siento que me arde, pero quiero seguir sintiéndolo porque tú lo haces pasar por algo lindo, aunque no sea así, te amo tanto que comencé a tener relaciones contigo para que tú estés con alguien más.

— ¿Y te arrepientes de eso? ¿Te arrepientes de llevar nuestra amistad a otro nivel?— Jimin negó, viéndola fijamente.

— De lo único que me arrepiento es no ser valiente y no haberte dicho lo que te tenía que decir desde hace meses —Pero antes de que volviera a preguntar, Jimin ya estaba
dando un lento vaivén, acercándose a la oreja de la otra para comenzara susurrar palabras de amor.

Y Jimin era la culpable de haber enamorado a Minjeong en cada aspecto posible.

𝖣𝗂𝖾𝗍 𝖮𝖿 𝖲𝖾𝗑 - 𝖶𝗂𝗇𝗋𝗂𝗇𝖺 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora