𝖣𝗂𝖾𝖼𝗂𝗌𝗂𝖾𝗍𝖾

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Jimin no supo cómo es que terminaron en la sala de Minjeong, abrazadas, la menor acurrucada en su pecho mientras dormía plácidamente. Su respiración caliente
chocaba contra el cuello de la otra, justo en la mejilla de la pelinegra, sólo suspiró mientras veía la cabellera castaña
de la otra.

"Pensé que tú eras la enamorada de mi" fue la frase que golpeó de nuevo y le hizo sentir estúpida, pero tan estúpida, que quería morirse en ese momento sin importar que tenía en brazos a la otra en brazos. Sintió
que una lágrima cayó de su mejilla, y se apresuró a limpiarla.

Era una cobarde. Había tenido más de veinte
oportunidades para decirle a Minjeong que le gustaba, pero en ninguna tuvo la valentía de hacerlo porque tenía miedo, el profundo miedo de ser rechazada y sabía que era mejor tenerlo bien guardado antes que decirlo y arruinar la linda amistad que tenía con la menor. Suspiró.

Llevó su nariz a la cabeza contraria, inhaló su olor, y la acarició con cuidado, pensando que la otra estaba dormida.

Pero Minjeong sólo estaba pensando en qué podía pasar. El hablar con Aeri fue un gran avance y le hizo saber que realmente estaba funcionando lo de bajar de peso para eso. Pero hizo una mueca al recordar cómo estaba bajando de peso.

Teniendo relaciones sexuales con su mejor amiga, que no sentía nada por ella pero había accedido. O eso era lo que pensaba. Cerró sus ojos, y se acurrucó más en el
pecho de la otra. Realmente lo pensó antes de hablar.

—Rina, ¿Cómo sabes cuando te gusta alguien?-escuchó cómo la otra relamió sus labios y pensó su respuesta.

—Te gusta Aeri, deberías saberlo tú.

—Pero quiero escuchar las palabras de ti, una persona romántica —sintió caderas en su cabeza, la calmada respiración de la otra, y después la mano en su cintura.

—Sientes que, sólo quieres verla feliz, sólo la puedes ver a ella aunque sea en una habitación con diez mil modelos tú irías con esa persona que te gusta, te gusta du modo de ser, sus bromas aunque sean estúpidas, te
gusta, hasta su olor, el más mínimo contacto con ella, su forma de hacer las cosas aunque algunas veces tú sabes que no lo harías así, sabes que te gusta cuando, hasta con un simple toque de ella estás feliz, y sabes
que es más por un rostro lindo, eso no importa cuando alguien te gusta de verdad, sólo es, te gusta porque es esa persona.

—¿Quién te gustó tanto como para pensar así?

"Tú" Desvió su mirada de la otra, y ahí iba a perder la oportunidad 21 de confesarse.

—La señora Park.

—Asquerosa —y aunque sabía que era una broma, Minjeong se había desilusionado mucho porque sabía que su amiga no le había dicho la verdad, aunque no toda
Minjeong había retratado en su mente todo lo que había dicho Jimin con como ella veía a Yizhuo.

La forma en la que reía con ella, que la veía curiosa, le tocaba hasta con las manos en el suelo. Y ahí vinieron los celos.

La respuesta, cualquiera que fuera, iba a dejara una Minjeong vacía porque no esperaba nada eso. Ni ella supo
por qué hizo la pregunta.

—¿Y tú? ¿Cómo sabes que te gusta Aeri?

—Pues, porque me gusta escucharla, es linda, me gusta sólo verla, me gusta sentir mi corazón latir tan rápido al sentir que me toca —Jimin asintió.

—¿Qué crees que pasará? Me refiero a ti y a ella.

—No lo sé, me dijo que algún día de estos podríamos ir a tomar un café...

—A ti no te gusta el café.

—También venderán tés en esos establecimientos, unnie —la otra asintió y detuvo las caricias para llevar su mano
a la cabeza contraria. —Acordamos que el jueves, ¿Crees que-

—Claro que estoy libre ese día, te puedo llevar si gustas —la otra asintió, levantando su cabeza para sonreírle a su mejor amiga, y la otra sonrió al ver esa sonrisa que podía alborotar su corazón con sólo aparecer por
milisegundos. Jimin llevó su mano a la mejilla derecha de la otra, comenzando a acariciarla.

—Amo tus mejillas, por favor, sigue teniéndolas. —Minjeong asintió, sonriendo más fuerte para hacer que la otra
sonriera, y después quiso acercarse a besarla, pero la pelinegra negó. —Sería muy raro que sigamos besándonos aun cuando Aeri ya mostró interés en ti, dejemos sólo
con el polvo al mes.

Por el bien del corazón de Jimin, tenía que hacerse de piedra y distanciarse de los sentimientos que tenía por Minjeong para que no se rompiera cuando la viera
besándose con Aeri, haciendo cosas que ella podría hacer pero por cobardía no haría. La vio.

—Lo entiendo —Jimin se apoyó sobre sus codos mientras sentía que la otra se sentaba en sus piernas para acomodar su pelo, y después la vio, pidiendo que se quitara levemente —¿A dónde vas? ¿Ya te vas?

—V-voy al baño a orinar —señaló la puerta blanca donde se encontraba dicho lugar, y en cuanto entró, cerró la puerta, y se echó al suelo para sostener su rostro.— Soy una idiota, debí haberle dicho..

Golpeó su frente varías veces, cerró sus ojos, y después enterró su cabeza en sus piernas. Quería llorar, sentía ese ardor en sus ojos, pero no lo iba a hacer. Sólo se quedó sentada por un buen rato, suspiró, y limpió unas
lágrimas que habían querido salir de sus ojos.

Su corazón aunque quisiera que fuera de piedra, sabía que en algún momento iba a explotar, romperse en millones de pedazos, y sabía que lo iba a perder una vez que esto sucediera. Suspiró.

Salió del baño con un rostro neutro, vio a Minjeong usando su celular, y después vio su maleta.

—Ve a ponerte ropa cómoda, vamos a salir a hacer ejercicios —la otra sonrió tímida mientras asentía y subía a su cuarto. En cinco minutos volvió a bajar con un lindo short que mostraba sus piernas y Jimin sintió su corazón latir, más por la piel mostrada, era porque Minjeong había amarrado su pelo en una coleta tierna
y sus mejillas se veían más, y más regordetas. Sonrió tierna.

—Lista, Rina, ¿Vamos al parque?

𝖣𝗂𝖾𝗍 𝖮𝖿 𝖲𝖾𝗑 - 𝖶𝗂𝗇𝗋𝗂𝗇𝖺 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora