Día 7: "Cosplay"

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La temperatura había bajado en una inoportuna transición de estación. Las personas dejaron de lado las vacaciones veraniegas y las prendas livianas, contrario a los árboles, que soltaron su abrigo hecho de hojas al suelo cuando estas tomaron un color más cálido. El otoño había llegado a Yokohama, y con ello la celebración más esperada por Elise: Halloween. La pequeña exigió una fiesta de disfraces con todos los miembros de la Port Mafia, y Mori Ougai no era quién para negárselo. Mandaron las invitaciones con por lo menos tres semanas de anticipación, cual el evento más importante del año, pues si la rubia lo consideraría como tal entonces así sería.

—Fiesta de disfraces.— Masculló el no tan contento joven ejecutivo al leer la carta que su jefe le había dado. No le desagradaba la idea de disfrazarse, más aquello arruinó todos los planes que tenía en primer lugar.

—No suena tan mal.— Opinó su pareja a un lado mientras recogía con la cuchara un poco de curry.

—Pero, Odasaku, hemos planeado este viaje por tu cumpleaños para pasarlo juntos hasta los inicios de noviembre.— Bufando, un puchero se formó en sus labios como un niño caprichoso.

—Vamos, tendré otros cumpleaños para pasarlo contigo sea a donde sea.— Aquella sonrisa que le regaló al mirarlo le fue difícil resistirse. —No quiero perderme la oportunidad de verte disfrazado.

Se encontraban en la vieja tienda de curry. Luego de haber jugado casi toda la mañana con los cinco infantes, ambos se tomaron un merecido descanso para almorzar algo antes de retirarse. Al mismo tiempo que Oda degustaba su más querido plato, Dazai luchaba con probar más de un bocado sin que no se le quemase la lengua en el intento.

—Pero puedo disfrazarme cuando quieras si me lo pides, cariño~— Coqueteó con picardía, queriendo convencer al recadero de no asistir a esa fiesta.

—Lo sé.— Este se tomó unos momentos para comer y luego prosiguió: —Pero eres uno de los ejecutivos y el pupilo de Mori-san, ¿Él no te había exigido que debes ir?

El menor se cruzó de brazos, cual niño negándose a darse un baño.

—Es sólo un capricho de Elise.— Le recordó. —No tengo obligación de ir a esa fiesta de disfraces.

—¡¿Fiesta de disfraces?!— El grito unísono y repentino de los niños al ingresar al establecimiento, hizo que la pareja de mafiosos saltara del taburete.

Sakunosuke se permitió reír con suavidad y asintió. Luego, los observó con cierta aura divertida.

—Tenemos una fiesta en la mafia. ¿Nos ayudarán a elegir nuestro disfraz?

Los menores asintieron frenéticamente con el entusiasmo a flor de piel, saltando energéticos. Por otro lado, Dazai lo fulminaba con la mirada.

—Te ves tan tranquilo, pero de verdad eres irritante.— Comentó irritable. Su ceño se frunció aún más cuando lo vio soltar otras risas. —Te odio.

—No, no lo haces.

Y entonces, los manipuladores besos invadieron todo su rostro. No podía luchar contra aquello, asique sólo dejó que todos sus rasgos se relajaran. Así funcionaba, sin siquiera una falla. Si había algo que pudiese poner de buen humor al demonio prodigio de la Port Mafia, eso sería sólo las muestras de afecto que aquél recadero le brindaba. Nada más simple que aquello, pues así era como se consideraban: una simple pareja, que simplemente se amaban.

—¡Tengo el disfraz perfecto!— Dijo la única niña. Sus ojos brillaban como diamantes y juntaba sus manos cerca de su pecho, fascinaba por la idea que tenía en su tan inocente mente. —¡Tom y Jerry!

—¡No!— Negó Kousuke, el "líder" de aquella mini pandilla según Osamu. —¡Eso es horrible!

—¿Por qué no vamos a una tienda de disfraces?— Propuso el más tímido, Shinji.

30 days challenge | OdazaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora