Capítulo 2.

756 40 2
                                    

Capítulo 2.

El señor Snape se encontraba en el comedor esperando a que___ bajara para servirle el desayuno.

Repentinamente se escucharon pasos acelerados bajando por las escaleras, suponía que su hija ya había visto su obsequio.

-Padre, gracias, gracias, ¡gracias!- corrió a abrazar a su padre con el pequeño animalito en brazos – ¡Es hermoso!-

-No es nada, pero sabes que no debes correr en las escaleras- terminó el abrazo y al fijar bien la mirada en la pequeña tuvo que aguantar una risa al ver su negra melena alborotada –Ve a lavarte y peinarte, es hora de desayunar-

-Sí, ya vuelvo- volvió a subir a su habitación dando pequeños brinquitos.

- Y por favor suelta a ese gato, ha de estar asustado- se escuchó un bufido algo bajo y un pequeño maullido justo después.

Al terminar el desayuno el padre y su hija salieron de casa dispuestos a terminar de comprar los materiales necesarios para el primer año escolar.
Ya en el callejón Diagon, Severus le pidió a su pequeña que le acompañara al banco de Gringotts pues tenían un asunto importante que atender.

-¿Es necesario que yo entre?- con un poco de inseguridad tomo la mano de su padre.

-Sí, es momento de que entres a ver tu propia caja de seguridad-

-¿Mi caja? ¿Hablas de…?-

-Sí, la que tu madre y yo preparamos para el momento en el que tuvieras que estudiar y ya va siendo hora así que ten- le extendió una pequeña llave dorada –Siempre debes tenerla guardada y bien cuidada- la ojiverde tomo la llave le miro como esperando a que esta desapareciera –Solo recuerda que debes tomar lo necesario solamente o yo me enterare- miro a su padre y aferrándose a la llave asintió fervientemente.

Después de unos minutos y un atareado viaje en un pequeño carrito, salieron del banco con una bolsita que contenía el dinero que su padre considero justo para que pasase su primer año de escuela.

-Solo nos falta el telescopio y la varita- la chica leía la carta siguiendo a su padre a unos pasos de distancia.

-Entonces ven, iremos por tu varita- la chica sonrió muy emocionada ya que siempre había practicado con la varita de su padre pero esta nunca le respondía bien.

-Y dime ¿ya le pusiste nombre a la bola de pelos?- el mayor miraba atentamente a su hija.

-Pensaba llamarle Orión-

-¿Orión? Es un nombre adecuado- La chiquilla sonrío de oreja a oreja complacida por la aprobación de su padre.

Entraron a la tienda de Ollivanders y saludaron al señor que se encontraba sobre una escalera observando los estantes de varitas algo desordenado e increíblemente apiladas unas sobre otras llegando hasta el techo del lugar y daba el aspecto de que en cualquier momento caerían con algún mal movimiento.

El adulto mayor bajo con cuidado de la escalera y se dirigió al par de personas.

-Buena tarde ¿en qué les puedo ayudar? ¡Vaya! Pero si es la señorita Snape, creo que aún es un  poco pronto para usted ¿no lo cree señor?-

-Lo creo pero el director Dumbledore insistió en que ya debería estar lista así que no tuvimos más opción que aceptar-

-¿Me conoce? – ladeo un poco la cabeza mirando al más mayor en esa habitación.

-No había tenido el placer de conocerla en persona señorita, pero fue una gran y grata sorpresa cuando nos enteramos que el señor Severus tenía una pequeña hija, aunque lamentamos no haber podido conocer a su madre- la pequeña estaba un tanto incomoda, no sabía cómo reaccionar ante tal noticia y menos a la mención de su mamá.

El profesor de pociones también se encontraba algo incómodo pero debería acostumbrarse ya que pronto todos los alumnos estarían igual de sorprendidos que las personas al enterarse que alguien tan severo como él (valga la redundancia) tuviera una hija como lo era ella.

-Dígame señorita ¿con que mano usas la varita?-

-Con ambas pero creo que soy mejor con la izquierda-

-Ya veo, ya veo, por favor este quieta un momento- de pronto una cinta métrica comenzó a medir desde sus brazos a sus piernas y cualquier clase de medida mientras él anciano se perdía entre los estantes por unos segundos para volver con una cajita alargada -Bien, pruebe esta- le tendió la varita a la niña mientras la cinta se detenía abruptamente. La joven tomo la varita haciendo un leve movimiento de muñeca. De un segundo a otro un torrente de agua salió de la punta de la varita mojando todo lo que se encontraba frente a ella, incluyendo a su padre. Asustada la soltó y esta dejo de expulsar agua.

-Lo siento mucho, yo me encargo- intento ir a buscar algo con que secar pero el vendedor de varitas la detuvo antes de que saliera.

-Tranquila pequeña, han pasado cosas peores, no pasa nada- el anciano tomo otra varita que se encontraba más cerca del mostrador –Vamos, prueba con esta- el profesor recogió la varita que se encontraba en el suelo y se la tendió al mayor. –Muchas gracias-
La más pequeña agito la varita y esta vez las cosas que anteriormente había mojado se secaron e incluso los estantes y las cajas de varitas se acomodaron casi a la perfección.

-¡Increíble!- espeto la joven con asombro y sonrió de una manera radiante, los dos mayores la miraban encantados con su alegría.

-Parece que la encontramos-

-Una excelente varita si me permiten decir: Madera de caoba, ni muy flexible ni muy dura, 25 centímetros y un núcleo de pelo de unicornio, es bastante interesante-

-No creí que la encontraría tan rápido, es muy bonita ¿ya la viste papá?- la acerco a su padre para que este la mirara con más atención, era realmente linda, oscura y con pequeños detalles plateados que parecían encaje.

-Realmente es especial- sonrió disimuladamente y pago al tendero el precio de aquella varita –Muy bien, es hora de irnos – Ollivander- dijo a modo de despedida.

-Hasta pronto señor y señorita- asintió en modo de despedida y dio media vuelta para seguir con sus asuntos.

El par de pelinegros salieron de la tienda con algunos paquetes en brazos y caminando a lado del otro de manera amena.

-Papá, aún nos falta el telescopio-

-No te preocupes, ese ya lo tengo en casa, vamos debemos empezar a alistar los baúles- la pequeña asintió con algo de curiosidad y seguido se aparecieron en casa.

-Ve a llevar los paquetes a tu habitación y regresa a la sala, te estaré esperando aquí-

___ se apresuró a dejar las cosas en su cuarto mientras que Snape se dirigía a una habitación más pequeña que usaban como estudio, rebusco entre un baúl grande y encontró una hermosa caja de terciopelo negro con cierres plateados.

Para cuando la joven volvió el pelinegro mayor ya se encontraba en la sala con la caja en la mesa de centro.

-¿Ese es… el telescopio que te dio la abuela?-

-Quiero que lo tengas- abrió la caja mostrando un hermoso telescopio de color verde esmeralda con dorado, haciendo contraste con la caja igual de bella –Me gustaría que le dieras el uso que se merece-

Iris miro a su padre con los ojos llorosos y lo abrazo, no eran muy comunes esas muestras de afecto entre ellos pero este día había sido realmente importante para ambos.

Ahora solo debían esperar a que el ciclo escolar empezara y con él, el sufrimiento de un padre angustiado.

Listo el cap 2
;3 nos leemos luego

La hija de Snape (Draco y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora