El primer sábado de diciembre llego más pronto de lo que cualquiera hubiera esperado, tanto que parecía ser que el tiempo atendía los deseos de la mayoría de los chicos para que sus ansiadas vacaciones de navidad llegaran lo antes posible.
Era fácil observar el ambiente festivo en toda la escuela, pues los adornos habían comenzado a aparecer por todos lados, algunos muérdagos esparcidos por los pacillos provocando algún que otro momento incomodo entre los chicos, en especial en un ambiente con tantos jóvenes llenos de sentimientos a flor de piel. Las nochebuenas tampoco se hicieron esperar adornando casi cada esquina y escritorio de los profesores, incluso Severus Snape: el temido pero apuesto (para variaos de los y las alumnas) profesor de pociones había puesto una maseta con aquella planta tan colorida en su escritorio, arruinando la armonía de tonos oscuros y opacos que parecían atraídos hacia él, pero todos sabían que lo hacía por su hija, no era un secreto para nadie que la pequeña Snape no había parado de rogarle de una manera discreta que pusiera aunque sea aquel pequeño adorno en su salón y hasta en su oficina desde que el mes de diciembre empezó, ella era la única que lo había logrado convencer de tal acto de "rebeldía" hacia sus creencias y esto a varias de las chicas de cursos mayores les encantaba, se encontraban fascinadas al ver a uno de sus profesores más serios mostrando esa sonrisa torcida que parecía ser solo para la pequeña, en especial el verlo tan atento con su hija. Él no lo sabía o parecía ignorarlo, pero la paternidad le había sentado realmente bien.
Ese preciado sábado habían varios alumnos caminando tranquilamente por los pacillos, murmullos emocionados y nerviosos por saber que regalar llenaban el silencio que alguna vez existió en aquellos lugares donde más de un alumno se encontrara, mientras que algunos otros se encontraban dando calmados paseos en los jardines siendo acompañados por paisajes blanquecinos a causa de la nieve que ya había cubierto casi todo lo que se encontraba a la vista.
Justo entre todos aquellos sonidos, estudiantes y paisajes nevados se encontraba una pequeña pelinegra corriendo por los pasillos de las mazmorras, con las mejillas sonrosadas mientras sujetaba con una mano su bufanda que se había negado a cubrirla y con la otra un rollo de pergamino algo arrugado por la fuerza que utilizaba al sostenerlo junto a la correa de su mochila que colgaba a duras penas por uno de sus hombros, estaba tan distraída que no noto al pequeño animal peludo que corría a unos pocos metros detrás de ella. Fue así, de esa manera tan "extravagante" y estrepitosa que veinte minutos después de las cuatro de la tarde ___ entro al salón de pociones a tropezones, con la respiración entrecortada y vaho saliendo de sus labios por el frio que se sentía en aquel lugar, siendo recibida por un par de miradas que juzgaban su escandalosa y nada elegante entrada.
-Llegas tarde- la gruesa y áspera voz de su padre fue lo primero que escucho de aquel par de personas que se encontraban preparando algún tipo de bálsamo, entre un ambiente que ya se encontraba tenso por el retraso de la menor.
Resoplando se acercó a una de las mesas dejando caer su mochila y demás cosas con algo de fuerza para recargar sus manos en sus rodillas recuperar el aliento de a poco -Lo siento, Orión escapo de mi habitación y alguien dejo la entrada de la torre abierta, no me di cuenta de la hora que era hasta que logramos encontrarlo- respirando con un poco más de normalidad pudo apreciar las claras miradas de reproche que tenían ambos Slytherin sobre ella -No entiendo como algo tan pequeño pudo llegar hasta las cocinas por si solo- intento aligerar el ambiente aunque claramente no lo logro, ambos la veían de una manera intensa, sin embargo sus motivos eran diferentes, o lo eran hasta que escucharon un maullido que los hizo notar a esa pequeña bola de pelo blanco que se encontraba sentado detrás de su ama.
-El tiempo es una de las cosas más importantes que existen, un pequeño error de cálculo, un solo segundo de más y el resultado podría ser catastrófico- Severus se acercó al pequeño gato y lo tomo en brazos -Creo que este no es un lugar adecuado para él- ___ se sentía culpable, no solo porque su pequeño compañero nocturno se había escapado de nuevo, también se sentía mal porque sabía lo importante que era el tema de la puntualidad para su padre. Ya había perdido tanto por culpa del tiempo que ambos se habían esforzado por no perder nada más en manos de aquello que no se detiene -Espero que esto no se vuelva a repetir o me veré obligado a llevarme a Orión para con tu padrino por lo que resta del siclo escolar, tal vez esté más seguro con él a pesar de sus inconvenientes y que mejor si con eso se logra evitar que vuelvas a retrasarte de esta manera-
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La hija de Snape (Draco y tú)
Fanfic___ Snape: el más grande orgullo de su padre. Una chiquilla encantadora a pesar de tener un poco de las actitudes de su padre, él obviamente no era una mala persona, es solo que siempre intenta mantener las apariencias y eso era exactamente lo que l...