Cuando Neil Josten entró a la escuela pública por primera vez, traía consigo un bolso deportivo con su nuevo uniforme dentro de él y estaba ansioso por encontrar el momento de ponérselo. Stuart, quien decía ser su tío, accedió a matricularlo en ese lugar con la única condición de que no se escondiera, no había entendido la magnitud de esa promesa hasta ese momento.
Neil usaba lentes de sol en un inútil intento de evadir las miradas, destacaba por su cabello teñido intencionalmente más rojo que su color natural y por la estropeada piel de sus hombros, exhibida sin ningún pudor. No era particularmente su idea asustar o incomodar, pero las reglas que Stuart le había impuesto eran importantes para él, y entre ellas estaba la de no ocultarse, tenía un nuevo nombre ahora, una vida extra que se le había permitido usar, no iba a preocuparse por los susurros o miradas curiosas que pasaban por su lado. Además se sentía bien, su tío le había comprado tanta "ropa normal" como para cinco años de escuela, quería probar cosas diferentes. Esta vez vestía pantalones negros hasta la rodilla y una camiseta sin mangas del mismo color. Se veía como la maldita parca y le quedaba jodidamente bien.
-Quédate aquí. -dijo Stuart y desapareció de su vista cerrando la puerta tras de él. Dejándolo de pie frente a la oficina de la directora intentando oír lo que estaba pasando en su interior e ignorando al flujo de gente a su alrededor.
No esconderse significaba que en esa oficina la directora estaba siendo informada de primera mano de las circunstancias particulares que rodeaban la vida de "Neil Josten", los rumores de que el hijo de un asesino se había mudado a la ciudad no habían dejado a sus vecinos contentos, y si ella accedía a dejarlo estudiar aquí, podría, o no, haber consecuencias desfavorables para sus instalaciones. Neil veía el noticiero a escondidas de su tío, estaba acostumbrado a ser visto como una amenaza, un adolescente violento y primitivo, era lo que los medios decían de él y no le desagradaba por completo.
La realidad es que nunca asistió a la escuela con la suficiente regularidad para saber cómo se comporta un ser humano que no corta extremidades de otros seres humanos con un hacha, sabía que no estaría a la altura si le hacían probar que tenía la inteligencia suficiente para estar en el grado que debería, pero tenía confianza en su cuerpo, y mientras siguiera con vida daría uso de él. A consecuencia de ese pensamiento, estaba el uniforme de Exy protegido en su bolso, tenía su nombre y los colores de esta escuela. Stuart se lo había dejado porque sabía que Neil temía no ser adecuado para la cosa de ser normal, o ser demasiado estúpido para una escuela pública. Cual sea la razón que lo preocupaba, Stuart se había encargado de tirarlo lejos.
Continuó ignorando todas las miradas que los estudiantes le dirigían mientras intentaba escuchar a través de la puerta, no se inmutó cuando un desconocido se paró junto a él mirándolo con intensa desaprobación. Se veía agradable, pensó que tal vez quería que fueran amigos.
-Pareces un extintor -soltó con horror-. La directora no permitirá que un jodido payaso entre así en mi cancha. Escucha, tengo que lograr que entres al equipo porque estás feo como la mierda y le das miedo a todos y es lo que necesitamos para ganar, ¿me sigues? El rojo no te queda, te vez horrible, pero estás en forma ¿cuánto levantas?
El desconocido se arrodilló frente a Neil y comenzó a rebuscar algo en su mochila. Neil se recordó a sí mismo nunca volver a sacar conclusiones apresuradas de nadie.
- ¿Estás buscando morir? -Neil vió al extraño aún arrodillado gruñendo por no encontrar lo que buscaba, cuando pareció rendirse se puso de pie y Neil no pudo evitar dar un paso atrás al notar lo alto que era el chico frente a él. Retrocedió un paso más cuando lo vió quitarse su propia sudadera extendiendola hacia Neil.
-Póntela.
-Quizá si no fueras un jodido poste de luz podríamos estar teniendo una maldita conversación -Neil estaba enojado.
-Y dame esos lentes de sol, maldición, estamos en el interior -dijo, quitándoselos.
Neil estaba dotado de una paciencia de la que le gustaba alardear, no era el hijo de su madre solo por título, pero no podía evitar imaginar como se vería el ser humano frente a él con un par de extremidades menos.
-Tu sudadera huele a mierda -escupió y se la puso, de todos modos no pensaba quedarsela, era negra pero le quedaba absurdamente grande-. Y ahora qué.
- ¡Kevin! -Dijo una mujer al mismo tiempo que salía de su oficina junto con Stuart, el chico alto tiró tapidamente de los cordones de la capucha. Neil sentía que su cara era ocultada casi en su totalidad dentro de su sudadera nueva. La directora rió-. ¿Qué hace Neil con tu sudadera?, pensé que estabas en la práctica.
- ¿Todo bien entonces? -quiso saber Stuart, al mismo tiempo que estrechaba la mano de quién parecía ser la directora.
-Sí, estaremos en contacto para los papeles y los reajustes para el horario del señor Josten. También, mi hijo y yo estamos ansiosos por ver a Neil formar parte de nuestro equipo, ¿verdad cariño?
Kevin estaba asqueado, pero en definitiva lo estaba ocultando bien, pensó.
-Claro que sí, en mi cancha cualquier cosa que pueda sostener una raqueta es bienvenida, no veo ningún problema en cambiar la formación a mitad de semestre ni mucho menos tengo quejas sobre poner a un lunático desquiciado salido de una película de terror a entrenar con mi equipo lleno de miedosos buenos para nada.
Silencio. La directora estaba contando mentalmente hasta diez.
- ¡Perfecto! Nos vemos el lunes, señor Josten. Y no se preocupe por el cabello, el rojo está bastante de moda últimamente.
Neil caminó hacia la puerta principal junto a Stuart, con Kevin detrás. Lo miró leer los papeles en sus manos unos minutos hasta que se decidió por hablar primero, siendo interrumpido inmediatamente por su tío.
-Okay, bien -comenzó -está todo hecho, puedes empezar desde mañana -sentenció-. Tendrás tutorías tres veces por semana con un alumno que necesita los créditos, pero tus horarios aún están siendo aprobados así que cuando estén listos debes solucionar eso por tu cuenta. -Neil asintió intentando disimular la emoción en su cara-. Vendrás a clases por la mañana y jugarás en el equipo principal por las tardes. No quiero problemas, a la primera pelea se acaba tu inscripción.
- ¿En serio?
-No, aplica solamente para tus compañeros de equipo y sólo si la directora se entera -rió cansado.
-Bien.
Kevin se atoró con su saliva. Cuando vio que Neil ya se iba lo sujetó por el codo, por su pequeña estatura no esperaba que Neil lo inmovilizara en el piso o que el tío de Neil sacara una daga de su elegante saco y la posicionara hábilmente debajo de su barbilla. Kevin lo recordaría más tarde.
- ¿Me devuelves mi sudadera? -Dijo Kevin. Esto hizo reír a Stuart y lo relajó lo suficiente, guardó su arma dentro de su funda y caminó hacia el auto para darles a ambos espacio. Neil no había aflojado su agarre.
- ¿Por qué no mejor hago que te comas tus dientes? -Neil respondió.
- ¿¡Cuál es tu problema!? ¡No todo el mundo quiere pelear contigo, jodido psicópata! -Stuart gruñó mirando en su dirección y haciendo un ademán a Neil para que lo siguiera al auto y se largaran. Kevin se aclaró la garganta y habló una última vez. -¿Quieres venir mañana a mi casa a practicar pases?
Kevin no lo miraba a los ojos, Neil se tentó a rechazar la oferta. Pero ahora era alumno de esa escuela y estaba en el equipo. Estaba jodidamente emocionado de estar haciendo un amigo.
-Claro.
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NOVIOS mi chico es un criminal • ANDREIL
Fanfiction"-No esperes nada de mi, ni atención, ni regalos, ni sexo, ni mensajes, no seré tu accesorio Neil, no esperaré por ti, seré tu novio. Si crees que no puedes manejarlo entonces retírate y búscate alguien con quién hacer lo que quieras, conmigo no har...