11. Todo.

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Cuando volvieron a la fiesta ninguno se volvió a mirar o dirigir la palabra el resto de la noche. Pero ninguno se veía enojado o especialmente herido.

El resto de invitados tomó eso como una bandera blanca levantada ante la batalla perdida de Neil y su aparentemente no correspondido amor.

Aaron se veía descaradamente satisfecho.

Los chicos al rededor de Neil le daban ánimos e intentaban emborracharlo para pasar las penas, pero Neil insistía en que todo estaba bien, por supuesto nadie le creía.

Intentó seguirles la corriente mientras repasaba las reglas que Andrew había impreso en su cabeza momentos atrás.

—Somos novios ahora, Neil. —Había dicho Andrew.

—Lo somos. —respondió él, con una sonrisa tonta.

Ambos no se estaban besando, pero estaban tan cerca que podrían hacerlo si alguno se lo propusiera. Neil tenía sus manos a ambos lados, apoyadas sobre un mueble, Andrew tenía sus manos firmemente sujetadas en las caderas del contrario.

—Tengo reglas.

—Está bien.

—No, no son fáciles de seguir y no son negociables, Neil.

—Está bien para mí. —Lo miró fijamente, su rostro pintado con un ligero sonrojo, labios besados y una mirada con una seriedad asesina. —Lo que sea que quieras puedo dartelo, solo tienes que decirlo.

Andrew no confiaba en nadie más que en su familia, pero incluso a su familia le ocultaba cosas. Él quería ser sincero porque una vez que se permitiera confiar en Neil, estaría perdido y jodidamente atrapado. Por eso debía dejar las líneas marcadas.

—He tenido novios y novias antes, pero nadie en mi familia lo sabe, solo Renee. Te lo estoy diciendo para que entiendas que ser novios no garantiza nada, Neil, las personas con las que salí antes... no eran buenos siguiendo instrucciones, no es el único requisito aquí pero es el más importante.

—Puedo ser obediente —susurró Neil. Andrew lo miró, intentando disipar las ganas de besarlo para acabar rápido con esta conversación.

Andrew se sentía bajo control, estaba tranquilo, él mismo era consciente de lo cerca que estaba Neil y estaba siendo muy descuidado con la confianza que le estaba dando. Era un buen día. Pero, no sabía si el día de mañana sería un día bueno para él, habrían días en el futuro en el que alejará a Neil hasta el punto de hacerle daño, esperaba que todos los días y noches fuesen tan buenas como ese momento, tan seguro como ese momento. Pero no podía asegurarlo. Neil podía arruinarlo, tenía el potencial para hacerlo, haciendo un movimiento mal calculado, sólo respirando diferente, Andrew se daría cuenta un segundo antes, que sus límites le resultaron demasiado, y solo lo vería irse.

Andrew suspiró, su rostro inexpresivo en dirección hacia el pelirrojo junto a él.

—Soy una persona privada, no pienso sostener tu mano y besarte cada tres segundos, no voy a jugar a la novia orgullosa llendo a tus partidos ni tampoco quiero que me ocultes cosas, si quieres decirme algo o hacer algo conmigo tienes que decirme o nunca lo adivinaré. —Neil asintió nuevamente. —Si quiero besarte o tocarte lo haré cuando yo quiera si me dices que sí en ese momento, no lo haré solo cuando tú lo pidas ni aunque tú mismo me supliques que lo haga. Asiente si entiendes esto.

Neil asintió. Prestando completa atención a cada palabra. Andrew continuó, esta vez apartó la mirada.

—No esperes nada de mi, ni atención, ni regalos, ni sexo, ni mensajes, no seré tu accesorio Neil, no esperaré por ti, seré tu novio. Si crees que no puedes manejarlo entonces retírate y búscate alguien con quién hacer lo que quieras, conmigo no harás un carajo.

Andrew se tomó una pausa para examinar el azul en los ojos de Neil, la expresión cálida no había menguado ni un poco.

—Está bien, sí. —Respondió Neil, bajando su mirada hacia el cuerpo de Andrew—. Vamos, continúa, te estoy escuchando.

—Todo lo que tomes de mí será porque yo lo estoy permitiendo, —dijo, usando su mano libre para tomar la nuca de Neil con firmeza —Todo, Neil.

—Entiendo.

—Y no pienses ni por un segundo que puedes jugar conmigo o engañarme, no me gusta compartir, si una sola porrista toca un solo milímetro de tu cabello lo voy a saber.

—Soy tuyo.

—No puedes romper conmigo.

—Nunca. —Andrew estaba serio, casi malhumorado, pero un leve sonrojo se veía aparecer en él desde su nuca hasta sus oídos, aún con la escasa luz. —¿Puedo... tomar tu mano? —Pidió Neil.

Andrew lo meditó e imaginó su mano sobre la de Neil en ese momento, y no sintió nada repugnante.

Andrew tomó la mano izquierda de Neil y este sonrió, Andrew no se dió cuenta de lo que había hecho hasta que Neil apretó su agarre, no sabía por qué había cedido tan rápido, pero ese tacto le era imposible de odiar. Andrew apretó su agarre en la nuca de Neil en respuesta.

—Quiero besarte ahora, ¿me vas a dejar? —preguntó Andrew. —Sí o no.

Sí.

—Aprendes rápido.

Así fue su acuerdo.

Antes de volver con los demás Neil agregó el número de Andrew a sus contactos como "Andrew♡" y viceversa, Andrew registró a Neil como "N".

Prometieron no hablarlo con nadie hasta que Andrew pudiese decirle a Aaron la nueva situación.

Hizo lo que pudo por no mirar en dirección hacia el rubio esa noche, falló un par de veces, tenía un novio llamativo, no podía evitarlo.

—Me sorprende que sigas en una sola pieza. —Dijo Kevin.

—Riko apostó que llorarías. —Dan atacó. —Mira el lado positivo, Neil. Todavía está el otro hermano. —Apuntó a Aaron, quién a lo lejos se le veía vomitando en una maceta. —No es tan encantador, supongo.

—Son unos idiotas. —Neil rió, intentando disimular el verdadero origen de su risa. Está nervioso.

Un novio.

Se preguntó hace cuánto que no se permitía ser así de feliz.

Por su lado Andrew se sintió muy aliviado cuando vió a su hermano vomitando en esa maceta, estaba seguro de que si Aaron estuviera sobrio en ese momento habría notado que algo estaba pasando al interior de su mente. Poderes de gemelos o algo así. No podría tardar más de un día en decirle que Neil era su novio o terminaría descubriendolo por culpa de su propia paranoia.

Mañana, pensó. Mañana sería un buen día para decir en voz alta que había besado a Neil Josten.

Había besado a Neil.

Motivado por sus vergonzosos pensamientos cubrió su boca con una mano, deslizándo sus dedos sobre ella suavemente, intentando recordar la sensación.

Sus amigas no eran unas crédulas, ni unas borrachas irresponsables como Aaron, habían notado inmediatamente que Andrew se veía como si hubiese sido vergonzosamente besado hasta el cansancio.

A las porristas les tomó un segundo calcular la trayectoria de la mirada de su amigo y notar que estaba viendo al pelirrojo sonrojado al otro lado de la habitación, todas estuvieron de acuerdo en que esperarían a que él quisiese contarles.

Renee ganó mucho dinero esa noche, apostando por ellos.

NOVIOS mi chico es un criminal • ANDREILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora