Juliana Valdez
Jueves, 27 de octubre de 2022
Cuando estoy llegando a mi despacho, el secretario que compartimos
me dice que la reunión se ha cancelado porque uno de los accionistas ha sufrido un imprevisto y no puede venir. Decido que puede ser un buen momento para volver a urgencias y hablar con Guillermo Asensio, al que me he encontrado cuando volvía. Quería comentarme algo sobre un par de incidencias con las luces de un box y he tenido que cortarlo porque tenía el tiempo justo para llegar a la reunión.
Ya en la planta de urgencias, salgo del ascensor con cierta prisa
por encontrar a Asensio antes de que le surja algo cuando al girar hacia
el pasillo me doy de bruces con Estel, que sale de la puerta de acceso
de las escaleras.
—Joder, Estel, podrías tener más cuidado —protesto de repentino
mal humor.
Ella me mira ceñuda y cabecea, la carpeta que llevaba en la mano
se le ha caído y todos los papeles que había dentro se han desparramado por el suelo.
—Claro, porque la culpa ha sido solo mía, tú sí que mirabas por
dónde ibas, ¿verdad, Juliana?
Se agacha a recogerlos y la ayudo renegando hasta que los tenemos
todos y nos incorporamos.
—Toma —digo extendiendo el brazo de mala gana con los que tengo.
—Gracias —responde ella mientras los coloca de nuevo en el
interior—. ¿Te has hecho daño?
La pregunta me molesta de un modo incomprensible y mi cara debe
reflejarlo, porque ella tuerce el gesto y balbucea algo que no entiendo.
—No me lo puedo creer —añade después con una sonrisa sarcástica.
—¿Qué es lo que no te puedes creer?
—Pues que sigas igual, Juliana. Ya te he pedido perdón, ¿qué más
tengo que hacer? —pregunta con cierta desesperación.
—Largarte, eso sería un gran detalle. Me molesta verte, Estel —
confieso notando esa rabia interior recorrerme por dentro—, lo he
intentado, te aseguro que intento con todas mis fuerzas que no me afecte
tu presencia, pero verte por aquí me recuerda lo que hiciste, lo rápido
que te desentendiste de todo y lo poco que te importó el daño que
pudieras causarme —suelto, y lo peor es que sigo sin sentir alivio.
—Por una vez podrías ponerte tú en mi lugar, me había colapsado y
necesitaba una salida. No podía dar un paso hacia delante si sabía que
tú seguías detrás, necesitaba romper con todo. Sé que no estuvo bien,
pero joder, Juliana, han pasado casi tres años y estás enamorada de otra
persona, ¿por qué te resulta tan complicado pasar página?
La respiración se me descontrola de repente y me llevo las manos a
la cabeza intentando calmarme, me había jurado no decírselo nunca
porque recordarlo duele demasiado, pero me parece muy injusto tener
que ser yo la que vive con ello mi entras ella ha seguido haciendo su
vida como si nada hubiera pasado.
—Eres una maldita zorra —siseo tratando de contenerme.
En este momento odio estar aquí y me arrepiento de no habérselo
dicho cuando estábamos en mi casa. Allí podría haberle gritado hasta
quedarme vacía e incluso haber roto algún plato para liberar toda esa
rabia contenida.
—¿Ahora me insultas? —pregunta estupefacta mientras mira a un
lado y a otro del pasillo.
—Es lo mínimo que mereces —contesto conteniendo la voz.
—Ya veo, pues siento mucho haberte dejado, Juliana, pero no creo
que eso sea motivo suficiente para que te pongas así ni me faltes al
respeto. Si tienes algo más que decirme, suéltalo ahora, porque esta es la última vez que hablaremos tú y yo, ya estoy harta de soportar tus
desprecios injustificados.
—¡¿Injustificados?! —repito alzando la voz.
Ella se queda inmóvil, sorprendida por mi salida de tono porque nunca he sido así.
—¡Estaba embarazada, Estel! —añado gritando sin poder aguantar
más, justo en el momento que Valentina y Renata salen del cuarto de la limpieza.
Por un momento siento ganas de morirme y la cabeza comienza a
arderme entre zumbidos. A Estel se le abre la boca y la expresión se le
queda congelada en el rostro sin que sea capaz de responder nada, pero
eso no es nada comparado con la expresión de sorpresa mezclada con
decepción de Valentina, que me mira sin moverse y probablemente sin
respirar.
Incapaz de aguantar la presión que siento en este momento y al
borde del colapso, rodeo a Estel y cruzo la puerta de acceso a las
escaleras por la que ella ha venido y las subo de dos en dos hasta que
llego a la planta de consultas externas y salgo al exterior con los
pulmones ardiéndome. Cuando llego fuera tengo los ojos tan anegados
que lo veo todo borroso, ha comenzado a llover y yo suelto una sonrisa de amargura mientras pienso que, incluso el mal tiempo se ha puesto de mi parte para expresar cómo me siento. Busco un rincón apartado y voy hacia allí a pesar de que no está cubierto y la lluvia comienza aempaparme de inmediato. Miro al cielo y cierro los ojos sintiendo como el frío me cala los huesos mientras que la lluvia se mezcla con mis lágrimas y mis sollozos se ocultan con el ruido que esta provoca al golpear el asfalto.
Ya lo he dicho, ahora Estel ya sabe que cuando se marchó no solo
me abandonó a mí, abandonó también a nuestro hijo, aunque supongo que eso no importa porque no llegó a nacer y ella nunca sentirá lo que es sentir que esa vida que llevas dentro se apaga de repente.
Paso varios minutos allí, mojandome y sollozando hasta que me
quedo vacía y por primera vez desde que sucedió todo, no siento ese
peso en el pecho cada vez que lo recuerdo. Quizá debí contárselo a
alguien antes y dejar de guardármelo para mí, y de repente me doy
cuenta del error tan grande que he cometido al no contárselo a Valentina.
Chorreando, angustiada y con la cabeza colapsada, accedo al
interior del edificio dispuesta a recoger mis cosas del despacho y
tomarme el resto de la jornada libre porque soy incapaz de centrarme
en nada ahora mismo. Necesito un respiroY se sigue complicando todo como tomara Valentina esta noticia déjeme saber su opinión .

ESTÁS LEYENDO
LATIR DE UN CORAZON 2
FanficLa doctora Carvajal y la doctora Valdez viven uno de sus mejores momentos, tan bueno, que Juliana ya se plantea la idea de que se vayan a vivir juntas. Decidida a saber lo que piensa Valentina al respecto, se lo suelta en los pasillos del hospital e...