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Amelia acomodaba la manta de algodón suave y caliente de color roja en la gran cajuela de su camioneta. Mientras tanto Samantha o Sam, como le gusta llamarla Amelia, sacaba las cosas que habían traído para aquella linda e importante cita que le había propuesto a su chica
— Meli, ¿ya está listo? —pregunto llegando a la parte trasera del auto con varias cositas en su mano
— Ya casi... —un par de luces en las ventanas y techo era lo que acomodaba ya que a su vista no estaba nada simétrico cómo lo había acomodado y un tic no la dejaba dejar de mirar aquel error tan evidente para ella—. Malditas luces aesthetic
— Calmate aesthetic —se burlo un poco Rivers mirando como la frustración de la pelinegra se hacía más y más grande al no poder lograr su objetivo—. ¿Por qué eras tan perfeccionista?, si ya está bien
— ¿No crees que hubiera sido mejor ver la aurora boreal desde el techo de tu casa? —cuestiono la rubia mordiendo una manzana con la mirada perdida en el gran cielo lleno de estrellas que al parecer de Amelia solo brillaban para ellas dos aquella noche. Meli miraba cada facción del rostro de la que creía su chica o quisiera que fuera su chica, podía ver lo linda que era y podía sentir como quería pasar de ser casi algo a algo oficial—. ¿Qué me ves?, ¿qué tengo?
La rubia comenzó a pasar las manos por su cara esperando quitarse algo, aunque prácticamente no se encontraba nada en su rostro. La risa de Amelia se hizo presente en se momento pero no solo por la gracia si no que los nervios la invadieron al saber que no fue nada discreta en mirar a aquella chica rubia que le había robado sus suspiros más encantadores
— No es nada rubia
— ¡Hey!, para ti no soy rubia para ti soy tu amor —advirtio Rives cruzándose de brazos—. Ya mejor dime qué no me quieres y que me desaparezca de tu vida
— Qué dramática —Amelia también se cruzó de brazos, ambas quedaron frente a frente paradas una con la mirada fija en la otra. Eso parecía un concurso de miradas intenso en el que ninguna de las dos planeaba perder—. Ya rindete
— Ni pendeja te dejo ganar —afirmo Rivers dando más motivación a la pelinegra a ganar ese combate inesperado de miradas—. Por qué muerta que antes... se muerta, muerta antes... ¿cómo va? —las lágrimas se acumularon en los ojos de la pelinegra amenazando en salir muy aparte de que le ardieran por tenerlos en una batalla si no el aguantase la risa por la chica frente a ella que no sabía hablar la mayoría del tiempo—. ¡Ah!, ya me acordé ahí te va, antes muerta que vencida por una niña
— Tu también eres niña nomames —se mufo Amelia—. Ahora te voy a llamar Samantho alias él Rivero
— A poco si wey —la más pequeña de altura tan solo por un centímetro dió un paso al frente quedando a solo unos cuantos milímetros con el objetivo de poner nerviosa a Amelia, cosa que estaba haciendo aunque ella no se quedaba atrás—. A la verga, ya duramos un chingo
— Alianza para un empate —Meli espero una respuesta afirmativa por parte de la rubia quien se lo pensó unos segundos antes de acceder asintiendo la cabeza. Pero aunque el juego ya había acabado ninguna de las dos se movía o quitaba la mirada de la otra aunque ambas ya parpadeaban. Ninguna de las dos se atrevia a decir algo ya que no querían romper aquella cercania y mucho menos que hicieran pensar a la otra que no querían estar cerca de ella—. ¿Por qué seguimos así?
— No se tu dime —contesto Rivers hipnotizada por los ojos azules de la chica que le gustaba. Planeaba dejar un beso en los labios carnosos y blandos de aquella chica, aquellos labios que ya había probado hace unas semanas pero simplemente se limito a dejar un beso en la nariz de la chica dejándola con ganas de un beso—. Vamos a seguir con esta cita
Amelia subió a la cajuela del auto seguida de Samantha, ambas sentadas mirando fuera del auto contemplando la linda noche que hacía, las luces de cada casa que se podía ver y un silencio tan pacífico. Solo ellas dos en medio de la casi nada esperando ver aquellas auroras boreales
— ¿Qué harías si nos parece un bruja? —pregunto la rubia tomando la mano helada por el aire fresco de la noche, Meli recargo su cabeza en el hombro de la contraria—. Perdóname por lo que voy a decir pero yo me iría corriendo, ahora sí quien la chupe la bruja pierde
— El vape te ha dañado tanto que sería fácil para mí alcanzarte hasta cinco minutos después de que comenzaste a correr —se mufo la chica sabiendo en lo que se metía
— ¡Ahhh!, ¿por qué no entiendes que le vape no hace daño? —comento la chica rubia con irritación en su voz de siempre decir lo mismo cada que Meli sacaba aquel tema, la contraria rio por haber hecho enojar a la chica junto a ella—. Ya mejor te voy a llenar de labial como en el tik tok
Rivers saco el lápiz labial que se encontraba dentro de las bolsas de su sudadera, colocándolo en sus labios con el reflejo de su teléfono ya que no tenían espejo a su alcance. De cuclillas la rubia se puso frente a la pelinegra para comenzar a dejar suaves y cálidos besos en todo el rostro de la chica quien solo disfrutaba de los besos colocados en su cara
Al término de su trabajo, extendió el labial a Meli para que ella comenzará a hacer lo mismo, solo que ella era más delicada con cada beso, se tomaba su tiempo y buscaba los lugares exactos para colocar cada beso. Tambien de vez en cuando se tomaba el tiempo para seguir admirando el lindo y perfecto rostro de la rubia
— Es que eres tan linda —susurro Amelia rodando sus labios con los de la chica rubia quien estaba impactada ya que Meli no era de las chicas que tomaba la iniciativa en ser atrevida pero están vez era diferente, ella era diferente—. Y tan especial para mí
Y al final de aquella oración termino besando aquellos labios que espero besar toda la noche, con el rostro lleno de labia rojo ambas se dejaron llevar por ese cálido beso, algo era seguro. Ellas terminarían siendo novias en algún momento
