Capítulo 7

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—No quiero que lo hagas. No te comportes Víctor.—digo, levantándome de la silla y acercándome a él.

Apenas se levantó, me arrepentí, su tamaño me intimidaba un poco, pero me gustaba...si que me gustaba.

Dió un paso hacia a mí, luego otro y otros más, yo los retrocedía. De pronto, siento mi cuerpo chocar contra algo, veo por el rabillo del ojo que es un mueble, supongo que guarda algunas cosas dentro, no lo sé, ni me importa. Lo único que sé, es que estoy atrapada y que su mirada en ningún momento dejó de observarme con profundidad.

Se acerca a mis labios, pero no me besa, cambia de dirección hacia mi oído, dónde susurra «tu lo has pedido guapa»después, no sé en que momento, con una habilidad increíble, colocó sus manos bajo mis muslos y me ayudó a sentarme sobre el mueble, se auxilió de una de sus piernas para colocarse entre las mías. Su nariz rozaba mi cuello, luego sus labios lo hacían, pero no me besaban, quería que lo hiciera.

Sus labios volvieron hacia los míos, los cuales entreabrí inconcintemente, nuestras respiraciones se mezclaban y me acerqué a él, dándole permiso para besarme. Eso fue lo único que necesitó para unir sus labios a los míos, en un beso primero suave y luego lleno de deseo y necesidad de más, pude seguir su ritmo y la sincronización era, por lo menos para mí, perfecta.

Colocó una mano en mi nuca acercándome más a él, no tardó en explorar mi boca con su lengua, la sensación era increíble, posó una de sus manos en mi cintura, con aún más necesidad de unir nuestros cuerpos, luego desvío su boca por mi mandíbula, dejando un rastro de besos, hasta que llegó a mi cuello y me besó...joder, no sabía que quería tanto ese beso hasta ahora. Se me escapó un jadeo, él bajó su mano de mi nuca hacia uno de mis muslos, presionándolos ligeramente, mordí mis labios, mis manos se dirigieron a sus hombros, agarrándolos inevitablemente con algo de fuerza
Siento algo vibrar cerca de mis piernas, su móvil, él cuelga la llamada con una de sus manos, sin ver quién es y seguimos, envueltos en puro deseo. El móvil vuelve a sonar, interrumpiendo el momento. Víctor me da un corto beso y se aleja para contestar.

Mi respiración está agitada, mi cuerpo pide mucho más, mi sexo palpita, nunca me había calentado tanto con un beso. Definitivamente necesito enfriarme.

Pocos minutos después, Vic volvió, se le notaba preocupado, su mirada iba dirigida al suelo y parecía desubicado.

No pude evitar preocuparme.

—Víctor...¿pasa algo malo?, ¿Estás bien?— las respuestas son obvias, pero necesito oírlas de él. No me respondió, de hecho, ni siquiera me escuchó.—¿Vic?

—Eh...emm...¿qué decías?—dice observándome...creo, me encuentro con una mirada perdida y unos ojos levemente rojos.

¿Acaso estaba llorando?

Dios, me rompo, juro que rompo.

—¿Te puedo ayudar en algo?—No repetiría las preguntas, se nota demasiado que está pésimo.

—No lo creo, pero gracias por
preguntar.—me dice y esboza una pequeña sonrisa que no se le nota para nada en los ojos, los cuales están apagados.— Marina, sé que íbamos a pasar el día juntos pero... surgió algo urgente y me tengo que ir. Te prometo que te lo recompensaré, tal vez no vuelva hasta mañana, no tengo tiempo de acompañarte a tu casa, lo siento, puedes quedarte hoy si quieres. En serio me tengo que ir, perdóname.

—No pasa nada, no pidas perdón, es obvio que ocurre algo malo. Lo siento, en serio. Tomaré un taxi o algo para ir a casa. Espero que lo que sea que esté pasando se solucione. Si puedo ayudar en algo, cualquier cosa, me llamas ¿vale?—le digo sinceramente.

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