Capítulo 13

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No entiendo nada.

Las palabras de Madison se repiten una y otra vez en mi cabeza, sin embargo no las entiendo.

¿Tiene que ver esto con la conversación que tuvieron?,es lo más probable.

—¿Qué dices Madison?.

—¿No ves que está jugando contigo?.—dice cómo si fuese obvio. Aunque para mí claramente no lo es.

—¿Por qué haría eso?,no lo conoces, él no es así.

—Por dios, Marina. Es un mujeriego, alérgico a estar con la misma chica, tiene fama de rompecorazones, ¿por qué crees que está contigo?, porque eres la octava maravilla, porque yo creo que no.

—Nosotros... él me quiere.— Él me quería ¿cierto?, me lo acababa de decir.

Soltó una risa amarga.

— ¿Te estás escuchando?. Para él no hay un nosotros.

—Yo...—No sabía que decir. Miré a los alrededores desubicada, cómo si el fuese a aparecer diciéndome que esto era una broma.

Un momento y Manu...seguro se fue. Ni siquiera lo recibí, soy lo peor. Tal vez Madison tenga razón, porque me querría a mí.

No puedo creer que haya sido tan ingenua, porque iba a cambiar por mí, ¿por amor?,claro qué no, esto no es una historia de Wattpad, es la vida real.

Aunque a mí me pareció todo tan real...

Espera...

—¿Víctor sabía de la apuesta?

—¿La-la a-apuesta?— ya veo que este tema no es el que más le gusta, por así decirlo.

—Si, Madison.— la casi nula paciencia que tengo se agotaba.

—Eh...yo.

—¿Cuándo fue que la hicieron?

—¿La apuesta?.

Asentí, no le respondería para no alterarme.

No dijo nada.

—¿Qué esperas?.—¿Qué no pensaba responder?

—¿Para qué?

¿Es en serio?

Le di una mirada que entendió perfectamente, no estaba para juegos.

—¿Sobre la ap—

Paciencia agotada.

—¡QUE SÍ, JODER!, ¡QUE SÍ!.

—¡No me grites!.

—¡SI TE GRITO!, hasta que no me respondas, te olvidas de mí, porque me tienes harta con tus mentiras— ¿Qué no se cansaba de mentir?.

—¿Te crees que eso es chantaje?.

—Madison, no te quiero chantajear, sino lo haría créeme. Sólo quiero poder confiar en mí hermana.

Silencio. Luego asintió.

Por fin...

¿Él apostó algo?.— Necesitaba saberlo, en serio lo necesitaba.

—No.

El aire volvió a mis pulmones. Sonreí internamente.

Nunca lo admitiría en voz alta, pero esto era un alivio. Empezaba a quererlo, y eso sí no era una buena noticia.

—Es decir que el no sabía de esto, ¿cierto?.—di que no por favor.

—De hecho...si lo sabía, sólo que dijo que él no iba apostar por algo de lo cual tenía certeza que iba a pasar, que así no era divertido.— Jugaba con sus dedos nerviosamente.

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