—Vamos Marina, es mejor que vengas conmigo—dice Víctor.
—¿Eras tú él que cantaba?, Te lo tenías guardadito eh—no me responde.— Y en portugués, genial—Digo y me ignora nuevamente.
Me toma de la mano y se dirige a la barra, paga y nos dirigimos a la salida, yo intento no caerme al caminar, tropiezo, pero me incorporo rápidamente. Él se detiene, me mira serio y pone una mano debajo de mi espalda y otra debajo de mis muslos, me carga sobre sus brazos sin avisar.
—Oye que estamos en un lugar público pervertido, aquí no— murmuro con una sonrisa pícara– más bien una mueca–el me mira y sonríe levemente, pero en cuestión de un segundo su rostro se vuelve neutral— ¿Por qué tan serio?– Sigue sin responder, ¿pero quién se cree que es para ignorarme?—Bájame—digo y el sigue caminando—¡QUE ME BAJES JODER!.
Se detuvo, me bajó, suspiró suplicando por paciencia y me dirigió la palabra por fin.
—Mira guapa, ya es muy tarde, estás demasiado ebria, así que lo mejor es que te lleve a mi casa para que descanses, ¿Puede ser?—dice con poca paciencia.
—No, no puede ser. Ni te creas que me vas a ignorar señorito—con lo último dicho,lo señalo con el dedo índice en el pecho—Así que te comportas¿Vale?.
—Vale
Me vuelve a tomar en sus brazos y yo sonrió triunfante.
Víctor
Quién diría que estaría recibiendo órdenes de un Minion.
Todavía me pregunto que hace aquí, no que tenía que salir con su hermana o algo así.
—Bueno, ¿Por qué esa cara?—me interroga, otra vez.
—Porque es parte del cuerpo, no puedo evitar tener cara—Evito responder, la verdad, es que me molesta que me haya mentido solo para no verme.
—No te hagas el tonto Vic— dice haciendo un puchero, que guapa se ve.—No me dijiste que cantabas.
—No me lo preguntaste—Su mirada se afincó en mi, de una manera que me hizo entender que parara de pesadeces.
—Vale, vale— dije poniéndole algo de seriedad al asunto—además de que no lo preguntaste, tampoco es que sea un tema común de conversación, solo no le doy tanta importancia. Y si, me gusta cantar,tocar la guitarra y el piano, aunque a ese último no lo domino tanto.
—Ves ya nos entendemos— dice con una sonrisa de suficiencia en el rostro.—¿Te interrumpí en el bar?, si tienes un compromiso puedes volver, fíjate que eso de dejar a las personas plantadas es muy feo...mucho.—murmura algo triste.
—No pasa nada, no tengo ningún compromiso, solo estaba aburrido, fui dónde mi amigo el dueño del bar y me convenció de que cantara algo.—confieso y al ver su cara no puedo evitar preguntar.—¿Qué pasa? Habías quedado de salir hoy ¿verdad?.
—Mi hermana hizo otros planes—dice cómo si no tuviera importancia, pero sí que la tiene, lo sé.
—Pues menos mal que nosotros tenemos planes para pasarnos el día de mañana juntos—digo y no puedo evitar esbozar una sonrisa al ver que su cara se ilumina.
— ¿No era una cena nada más?
—¿Nada más?me dueles princesa—digo y no se porque, pero no me gustó decirle así, a ella no, princesa le quedaba corto, era una jodida diosa.
Lo perdimos.
—Y no, no será una cena nada más, también será un desayuno, un almuerzo, puede que un paseo y pues en la noche dormiremos...si quieres claro— se ruboriza al escucharme e intenta ocultarlo mirando hacia otros lados, ya es tarde.
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A Toda Profundidad
RastgeleNunca desee tanto como ahora, que mi vida fuera un cliché. Definitivamente eso parece, pero...se darán cuenta de que no lo es, nada que ver. Una historia, con sucesos inesperados, suspenso y deseos de más, la comedia no se queda atrás por supuesto...