Capitulo 11

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Sangre por sangre.

Akim.

Salgo del cuarto de baño y la veo en la cama con una cobija encima, medio la miro y voy a la mesita de noche en busca el arma para colocarla a la vista.

—Lárgate. —Le digo y está me mira como si no creyera lo que digo.

—¿Qué? ¿A dónde? —Con tan solo escuchar su voz se me para.

—A fuera. Hay varias habitaciones en las que puedes dormir, así que lárgate.

—Pensé que iba a dormir contigo...

—Que ilusa eres Leana. —No la dejo hablar.

Me mira con odio y se levanta para irse, dejo que recoja su ropa y sale de la habitación dando un portazo.

Respiró hondo porque así tiene que ser, así tengo que tratarla, estoy bajando mucho la guardia con ella y no me lo puedo permitir, está aquí por una razón y tarde o temprano terminará con un tiro en la cabeza así que mejor mantener distancia.

Es una prisionera, una esclava y el hecho que la haya convertido en mi esposa no significa que deba tratarla como tal.

Me acuesto en la cama con un brazo bajo mi cabeza pensando en todo lo que se viene ahora, lo que hice está tarde traerá consecuencias. Matar al hijo de Santander, uno de los narcotraficantes más poderosos de México fue algo que disfrute, sus asquerosos dedos son la clave de todas sus bóvedas, y necesito la caja que resguarda bajo su mansión.

Cierro los ojos en busca de conciliar el sueño que llega enseguida. Mañana será un día ajetreado.

~

Me levanto con un empalme de los mis demonios, me meto a bañar con la polla dura, odio estar así y me niego hacerme una paja ya que soy un hombre que puede tener a la que le plazca de rodillas chupándosela.

Me doy un baño rápido y opto por colocarme un pantalón y una camisa holgada.

Tomo mi móvil y le texteo a Kol para que mandé a un doctor a la cabaña.

Salgo y me encuentro a Leana sentada en uno de los tumbones frente al ventanal. No me mira, cosa que le agradezco porque las ganas de follar que tengo son inmensas.

El teléfono comienza a sonar en mi bolsillo y lo saco, una sonrisa se forma en mis labios cuando veo que es la llamada que esperaba.

—¡Eres un maldito hijo de perra! —Es lo primero que dicen cuando descuelgo la llamada.

—Eso es algo que me han dicho ya. —Digo con una risa burlesca.

—¡Cómo te atreves a matar a mi hijo maldito cabron!

—De la misma manera que tú te atreviste a negarme algo que te pedí.

—Te juro Akim Romanoff que te voy a matar, te voy a despedazar, te voy a... —Sus palabras quedan en el aire cuando escucho los disparos a través de la línea.

—Al líder no se le amenaza. —Escucho decir a uno de mis hombres y cuelgo la llamada.

Con Santander muerto el tráfico de drogas para varios clanes de mafias queda parado hasta nueva orden.

El narcotraficante era un pez pequeño que solo servía para abastecer a los líderes de clanes y mafias de todo tipo de drogas las cuales son usadas para la prostitución, para enriquecer a los clubes, bares y burdeles de moda. También la usan para la violación a personas extranjeras que pisan la ciudad.

Si tal vez me fuera dado lo que le pedí nos fuéramos horrado este mal momento, ya que en sus manos estaba la grabación de lo que sucedió en mi casa hace dos años.

último deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora