Una historia en donde Olivia y Charles quieren tener un hijo pero desafortunadamente no es posible.
Ambos acuden a la adopción, quieren darle un hogar a un niño pero no será fácil, enfrentarán problemas, situaciones difíciles pero lo harán juntos.
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Marzo 2021 📍Mónaco
Charles y Olivia llevaban casi cinco meses de matrimonio los mejores meses para la pareja, se habían dedicado a viajar y a disfrutar él uno del otro. Se casaron un viernes veintitrés de noviembre del dos mil veinte, muchos les decían que eran jóvenes para el matrimonio pero ellos ya habían tomado una decisión.
Ambos sabían que se pertenecían, se amaban y eso los había llevado a tomar esa decisión, querían vivir día con día como si fuera el último. El piloto sabía que Olivia era el amor de su vida y que mejor que convertirla en su esposa.
Un sábado por la mañana Liv y Charles estaban en su cama acostados, teniendo su charla matutina. Ellos hablaban de cualquier cosa y el monegasco quería decirle algo a la chica pero no sabía como, se sentía nervioso como el primer día en que la conoció.
—Amor — susurró él y se acostó encima de ella —Yo quiero decirte algo, pero no se como hacerlo.
—¿Es algo malo? — él negó —Bien, entonces solo dímelo y ya.
Charles asintió y suspiró.
—Tuve un sueño, hace unos días — comenzó —Lo sentí tan real, el día en que nos casamos prometimos vivir el día como si fuera el último y estando contigo todo es increíble, Dios esto es tan difícil — se rieron.
—¿Qué soñaste corazón?
Él la miró y mordió su mejilla por dentro mientras acariciaba el cabello de su rubia.
—Soñé que era padre, que era un niño — sonrió entusiasmado —Era rubio de ojos azules así como tu, quiero que tengamos un bebé, quiero que seamos padres yo quiero ser padre.
Olivia sonrió dulcemente y pasó su mano por el cabello y la oreja de su esposo.
—Se que suena loco, cumpliremos cinco meses de casados y quizás no sea mucho para algunas personas pero tu y yo sabemos lo que sentimos, nos hemos cuidado pero me gustaría ser un padre joven.
Ambos se quedaron en silencio, Olivia procesaba las palabras de Charles y él la miraba nervioso al verla que no respondía nada.
—Liv, dime algo — susurró —Si no quieres lo entenderé se que somos quizás muy jóvenes, pero eso no me importa, ¿tú quieres? — seguía sin decirle nada —Sabes, olvidalo, tenemos toda una vida para llenarnos de hijos.
La neerlandesa se rió y agarró la cara de Leclerc con sus manos y lo besó.
—Claro que quiero que tengamos un bebé — murmuró entre besos —Serás el papá más guapo y sexy de todo Mónaco — él sonrió —¿Recuerdas que a los diecisiocho queríamos ser padres?, estábamos completamente locos.
—Y creo que lo seguimos estando, anhelo verte embarazada te imagino.
Y solo serían imaginaciones.
—Estaría gorda — arrugó su nariz —Y estaría de mal humor casi todo el tiempo, tendría antojos y muchas cosas.
