Una historia en donde Olivia y Charles quieren tener un hijo pero desafortunadamente no es posible.
Ambos acuden a la adopción, quieren darle un hogar a un niño pero no será fácil, enfrentarán problemas, situaciones difíciles pero lo harán juntos.
¿...
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¿Adoptar?
Esas palabras de Charles no salían de la mente de Olivia, nunca había llegado a pensar en esa opción mucho menos pensó que él le sugeriría eso. Ya llevaba varios días desde que aquella noticia había llegado al matrimonio, esos días habían sido los peores para ambos. Sólo se la pasaban en la cama viendo algunas películas tratando de distraerse un poco pero era inevitable no recordarlo.
Sus amigos y familias habían ido un par de veces a su casa pero ella no salía de su habitación y el piloto los recibía por educación porque ni él tenía ganas de hablar con nadie.
Ahí estaba ella en el balcón de su habitación mirando el cielo, Charles llegó a su lado y la abrazó por detrás dejando un beso en su hombro.
—El almuerzo está listo y los chicos están abajo esperando por ti.
Negó y él suspiró.
—¿Quieres algo en especial?, puedo ir a comprarlo.
—Lo único que quiero no puedo tenerlo.
Leclerc carraspeó y se paró frente a ella, sabía que su esposa estaba deprimida y que no tenía ánimos de nada, quitó el cabello rubio de su frente y la pinza que tenía en sus manos se la quitó para agarrar su cabello y pasar sus manos por sus mejillas.
La miró fijamente y sonrió.
—No voy a dejarte aquí, necesitas comer y tratar de despejarte. Te he dicho que vayamos de vacaciones o salir de yate pero no quieres y lo respeto, pero ahora quiero que bajas a comer conmigo a como lo hacíamos antes ¿si?
Bajó su cabeza sin repsonder.
—Yo no sé que más hacer, trato de animarte y de sugerirte cosas pero una vez más me estoy sintiendo inútil, se que te dije que no te dejaré sola y no lo haré mi amor, pero necesito que también pongas de tu parte.
Besó su frente y se alejó de ella para salir nuevamente de la habitación, Liv soltó un suspiro y se recargó del barandal, sabía lo mucho que su esposo se estaba esforzando por ambos ¿por qué ella no podía hacer lo mismo? ¿por qué no podía dejar todo a un lado y sonreír de nuevo?, no podía, no sabía como hacerlo.
Y es que no era cualquier cosa que estaba sucediendo, se trataba de algo muy fuerte y doloroso para ellos, no podía dar hijos, el sueño que ambos tenían no se haría realidad. Restregó sus ojos y entró al baño para lavar su cara y peinarse un poco, se agarró su cabello de nuevo con la pinza y se miró al espejo, tenía ojeras e inlcuso ella se notaba un poco más delgada.
Decidió bajar a la cocina y cuando el piloto la vió sonrió y le hizo seña de que se sentara a su lado, los chicos sonrieron al verla y Max dejó un beso en su frente.
—Que bueno que hayas bajado — le dijo Pierre —Max preparó el almuerzo, come un poco Liv.
Le sirvió el plato y se lo pasó al monegasco para que se lo diera a ella, le dió unos cubiertos y le agradeció. Empezó a comer y aquella deliciosa lasaña le cayó muy bien.