Una historia en donde Olivia y Charles quieren tener un hijo pero desafortunadamente no es posible.
Ambos acuden a la adopción, quieren darle un hogar a un niño pero no será fácil, enfrentarán problemas, situaciones difíciles pero lo harán juntos.
¿...
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Charles apretaba sus ojos al escuchar los gritos de Olivia de desesperación, su corazón latía rápidamente y por primera vez en lo que llevaban juntos no sabía que decirle. ¿Qué podía decirle a su esposa al recibir la noticia que no podría dar hijos?
Así que ocultó sus lágrimas y se acercó a ella, la agarró de las manos aferrándola a su cuerpo, la neerlandesa sollozó y cayó al suelo junto con su esposo.
—¡Estoy maldita! — gritó provocando que él dejará salir sus lágrimas —¡Nunca seré madre!, ¡nunca te daré el hijo que tanto quieres! — se separó de él y lo miró —Nunca, Charles.
—No digas eso Liv, no estás maldita, nunca vuelvas a decir eso — su voz se cortó —No me importa si no podemos un tener un hijo, el amor que ambos nos tenemos es más que suficiente.
Ella negó y se separó de él.
—Tú no lo entiendes, desde que teníamos dieciocho años soñamos con esto y ahora que estamos en nuestro mejor momento, que tenemos todo lo que queremos no puedo ser madre, no puedo darte un hijo. Te juro que si yo pudiera yo...
La interrumpió abrazándola de nuevo, la rubia se aferró a él y se desahogó una vez más. El piloto quería despertar de aquella pesadilla, quería que al abrir sus ojos nada de eso estuviera pasando. Claro que a él le dolía el saber que no sería padre, que una de los sueños que tanto había anhelado nunca se haría realidad.
¿A caso nunca iba a sentir ese amor de padre?
—¿Por qué a nosotros? — se lamentó —Un gran pecado debo de estar pagando, no le he hecho mal a nadie y si alguna vez lo hice, no fue mi interés.
—Tranquila mi amor.
Los sollozos se escuchaban por toda la sala en donde solo ellos dos estaban, Leclerc miró hacia su derecha en donde estaba echa pedazos las hojas de los resultados que le habían dado. Besó su cabello y la abrazó a un más fuerte.
—Tantos meses deseando esto, tantas pruebas y tantos medicamentos para poder embarazarme ¿cómo será esto ahora?
Se separó de ella y limpió sus lágrimas.
—Seguirá siendo igual, porque el amor que te tengo no ha cambiado y no cambiará — le aseguró —No podría dejar de amarte por esto, claro que me duele pero más me dolería saber que te alejaras de mi, somos un equipo y así será por el resto de nuestras vidas.
Aquellas palabras de él la hacían sentir tan segura, la hacían sentir una gran tranquilidad al saber que el hombre que ha amado nunca la rechazaría por no darle un hijo.
—Te amo cariño, te amo tanto.
—Charles... — se le escapó un sollozo y apretó sus ojos —Y yo te amo a ti.
Se recargó del sofá con ella encima, su mente estaba en blanco y en su cabeza se seguían repitiendo esas palabras de aquella noticia.
La sala se quedó en un total silencio en donde solo los suspiros de ambos se escuchaban levemente, el monegasco miró el techo dejando salir sus lágrimas sin emitir ningún sonido, él era el sustento de Olivia no podía dejarse caer, no podía ser débil, no cuando ella lo necesitaba tanto.
