Bailando bajo las Estrellas

Extra 3

Skyler

La habitación estaba hecha un desastre. Cajas, libros y maletas por doquier. Mi compañera me miraba con una sonrisa divertida mientras intentaba que una de las maletas abriera y poder sacar mi pijama.

Entonces, lo ví, el regalo de Ada, aquel lienzo sin revelar, dentro de una caja. Respiré, hice una cuenta mental hasta tres y fuí hasta él para abrirlo.

Naya, mi compañera, se dió cuenta de que era mi momento para estar sola, y tomando sus llaves salió de allí sin decir nada más. Agradecí aquello a pesar de temer un poco por estar sola y derrumbarme. Rasgué el papel, con una calma eterna, con miedo a que lo que fuese a ver fuera demasiado fuerte. Quedé impactada, no solo por la calidad, también por el recuerdo y lo impresionante que se veía.

Ahí estaban mis ojos, en ellos se veía el reflejo de Ada pintándome con una sonrisa gigante. La fecha coincidía con el día que le pedí me pintara desnuda. Recordaba que nunca me había enseñado aquel cuandro, decía que aún no estaba listo y luego, con todo lo que se vino, yo simplemente lo olvidé. Adherida al cuadro había una carta, y sin abrirla, supe que me haría llorar, no de tristeza, que también, sino de alegría, por las vivencias pasadas, nuestros recuerdos, que ahora solo estaban en un cuadro, unas cuantas fotos, mi memoria y aquella carta.

Volví a contar hasta tres como toda una cobarde.

A mi sexy abogada de los ojos grises:

Se que nada de esto fue planeado, no tenía ni idea de que todo terminaría así de rápido, así de fuerte, pero, a pesar de como quedamos, sigo queriendote de la misma manera. No va a ser fácil, lo sé, tú también lo sabes, pero tengo que ser fuerte, voy a estar bien, por nosotras, por tí y sobre todo por mí.

Guardaré en mi memoria, a detalle, cada recuerdo a tu lado. Quién sabe si un día dentro de unos años nos volvamos a ver de casualidad. Tú con ese cabello rojo ondeando y yo, yo mirándote como si fueses lo único que ilumina el universo.

No estoy segura de si la vida hará que no perdamos lo que tuvimos, y en caso de que lo haga, por favor, recuérdame, no como algo triste, si no como algo que te hizo sonreír al menos en uno de tus peores momentos.

Quería poner frases súper romanticas en esta hoja para hacerte saber que te querré hasta que probablemente pierda la memoria, porque si, las miles de veces que hablabamos a las tres de la mañana sobre lo que era amar yo me refería a como te amaba a tí, pero desgraciadamente ni siquiera se hacer una triste carta romántica, lo sé, soy un desastre, uno que te prometió arreglar su viento para no arrastrar tus preciadas hojas.

Supongo que este es el final, de todo, de nosotras, o bueno, no es como tal una despedida, más bien un: "Hasta que la vida vuelva a juntarnos"

Una última cosa antes de soltar el bolígrafo y meter este trozo de papel en un lugar donde no lo veas cuando te despiertes, sí, estoy escribiendo esto mientras te veo dormir, un cliché muy usado, lo reconozco, pero es que mirarte tan pacífica y tan mía, me da inspiración para resumirte todas las cosas que quiero decirte.

A lo que iba.
Amar, es tirar tus emociones al aire esperando que esa persona las guarde, y cuando estas les digan que están atemorizadas, ella las abrace y les susurre que todo va a estar bien.

Tu guardaste mis emociones y les prometiste cuidarlas, no con palabras, con acciones. Solo me queda decirte que gracias, que contigo aprendí definiciones que daba por un caso perdido, contigo recuperé mi niña interior, esa que se escondía entre tanta niebla, una que supiste disipar con tan solo una sonrisa.

Sigue sonriendo igual de bonito. Mejoras el mundo como madie más.

Siempre tuya:

Ada♡

Y corriendo, incumplí su promesa, y lo peor, es que no era la primera vez.

Un timbre

Dos

Tres

—¿Si?

—¿Ella está bien? —pregunté en un susurro.

Silencio. Escuche un suspiro a través de la línea.

—Skyler, no lo hagas. No puedo decírtelo.

—Bien —mi corazón se encogió —Solo una pequeña pregunta.

—Solo una.

—¿Sigue teniendo esa sonrisa de la que me enamoré?

El pitido del teléfono resonó haciéndome saber que había colgado.

Y ahí, después de tanto, mi corazón y mi cerebro estaban de acuerdo: todo había terminado, no para mal, pero si como lo mejor, quizá no era en esta vida, pero si en la próxima. Nada nos aseguraba el futuro, aún así yo sabía que volveríamos a vernos, sin fecha, ni orden, ni siquiera lugar, volveríamos a atraernos como la primera vez.

Por fin, después de tantos meses sin ella había entendido completamente que esto era un final, y eso, también estaba bien.