Capítulo 21

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Ada

Febrero estaba lleno de nieve, niños jugando, luces y personas abarrotando las tiendas para comprar un regalo ideal a sus parejas. Un sentimiento de amor rondaba alrededor de todos y cada uno, sin excepciones.

Yo ya tenía el regalo perfecto para Skyler. Era algo que en el momento en que lo ví gritaba su nombre a toda voz.

Me movía al ritmo de una canción que se reproducía en el tocadiscos mientras cocinaba una deliciosa cena de San Valentín anticipada. Esta era para celebrarla junto a Diana ya que regresaría a Rusia a pasar esta fecha junto a su familia.

Un sonido me sacó de mi ensoñación, algunas cazuelas en el piso se movían y al lado, una criatura intranquila movía la cola. Esos ojitos negros brillaban al mirarme y no pude evitar sentirme nostálgica porque sabía que no lo vería más. Suspiré y me puse a su altura rascándolo tras la oreja derecha.

—Pequeño, te voy a extrañar mucho —me miraba babeando sin entender.

Metí la mano en el bolsillo de mi pantalón y saqué el regalo de Kai. Un collar rojo con un dije dorado que tenía su nombre en mayúsculas, pero por el revés traía grabada una frase.

"Te recordaré en las estrellas"

Se lo coloqué y salió disparado fuera de la cocina, luego se escuchó un chillido y supe que había encontrado el pollo de goma que tanto intenté esconder. Negué con la cabeza sonriendo y me dispuse a recoger las cazuelas. Unos zapatos resonaron cerca de mi, me levanté, Diana sonreía metiendo un dedo para probar lo que se cocinaba en una de las ollas.


—No hagas eso. Es antihigiénico —golpeé su mano.

Se quejó y retiro la mano de inmediato.

—Quería comentarles algo hoy en la cena —su expresión denotaba tristeza.

—Puedes decirme. No diré nada.

—No voy a volver.

—¿Qué?

—Me voy esta noche a mi país y no volveré. Los papeles y todo lo relacionado al restaurante ya está solucionado.

—¡Oh vaya!. Skyler se pondrá muy triste. Tú tampoco estarás en su graduación.

—¿Y tú?

—Tengo que irme. Esta despedida no es solo para ti. Lo es también para nosotras.

—Van a separarse ¿verdad?

Asentí tragándome el nudo que tenía en la garganta y así evitar llorar otra vez.

Ella me abrazó, pasando su mano por mi espalda y susurrándome que lo dejara salir. Lloré, todo lo que necesité mientras Diana me mantenía contra su cuerpo.

—Gracias —murmuré separándome.

—Te veo esta noche en la cena —y salió por donde había venido para que luego sus pasos resonaran en las escaleras camino a su habitación.

Terminé lo que estaba haciendo y abandoné la cocina hasta el estudio. Todo estaba lleno de cajas con mi nombre. Me volvió la tristeza, parecía una mudanza, y sí, lo era, estaba mudando mi vida, lejos de ella.

Bailando bajo las Estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora