Capítulo 6

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Skyler

Sentados en la mesa hablábamos del día a día de cada uno.

—Cariño, ¿que tal tu último año? —preguntó mamá

—Genial, tengo excelente notas y puedo sentir que una buena universidad aceptará mi solicitud —contesté terminando de beber un poco de vino.

—Claro que lo harán, eres una de las mejores, guisante —dijo papá

—¡Papá! Deja de llamarme guisante, ya soy grande —pedí apenada.

—Aunque cumplas treinta seguirás siendo mi guisante —contestó riendo.

La mesa se lleno de carcajadas gracias a las anécdotas vergonzosas mías contadas por mis padres.

—Entonces, cuando regresé había arrasado con todos los chocolates de la despensa. Al preguntarle que había pasado nos dijo que su amigo imaginario quería dulce y ella tuvo que darle —contó mi padre y seguimos riendo— Solo no se dió cuenta de que su boca estaba hecha un desastre.

—Eres malísima mintiendo —dijo Ada mirándome

—Venga, dejen de reírse ya de mí —pedí

—Vale, vale. Te dejaremos en paz. —contestó mi madre.

Luego del postre mis padres fueron a la cocina y yo me quedé en el sofá de la sala con Ada.

—¿Quieres que te enseñe mi antigua habitación? —pregunté

—Claro, me encantaría ver muchos posters de personas semidesnudas

—Ja ja, muy graciosa Parker —ironicé

Subimos las escaleras, pasé tres puertas y encontré la mía, pintada de blanco con una marca de la palma de mi mano en azul

—Guisante —leyó —¿Por qué tu puerta pone eso y por que tu papá te llama así?

—Cuando mi madre estaba embarazada de mí, papá no sabía cual sobrenombre cariñoso utilizar. Probó con Princesa, Tesoro, Guerrera, Pequeña y nada, pero un día estaban en el súper y el tomó una lata de guisantes de la estantería —dije mientras recordaba la historia —Mamá le preguntó que era lo que había cogido y el contestó "Guisantes", entonces según mamá ahí yo di mi primera patada.

—Wow, es una bella historia —contestó impresionada.

—De hecho, lo es. Cuando cumplí cuatro, Papá me ayudó a pintar la puerta. Me dijo que para ser única debía tener mi marca, algo especial que la hiciera resaltar, que la hiciera mía

—Y decidiste poner tu mano y como te llamaba —dedujo

—Exacto. Como sea, pasemos —dije abriendo la puerta

—Dios mío. La puerta si que engaña —dijo riendo.

Tenía razón. La puerta parecía de la habitación de una niña pequeña, pero al entrar veías las paredes grises llenas de pósters de bandas como Coldplay, Imagine Dragons, 5 Seconds of Summer y Falling in Reverse además de otras. La cama en el centro, madera de roble, tendida como si aún la usara. Dos mesitas de noche, una a cada lado con sus respectivas lámparas. En en piso, una alfombra blanca a los pies de la cama. Un tocadiscos antiguo y mi colección de discos de vinilo, una que tenía casi treinta discos de bandas distintas.

—Siempre quise tener uno de estos —dijo tocando el tocadiscos con una delicadeza extrema.

—Me lo regaló mi padre a los doce junto a una primera edición de un libro de Agatha Christie

—¿Cuál fue? —pregumtó mirándome.

"Café Solo" —respondí

—No lo he leído. El primero que obtuve de primera edición fue "Inocencia trágica"

—Me gustó mucho ese, pero siempre guardaré en mi memoria el primero. En casa tengo una biblioteca. Puedo prestarte el libro que quieras.

—¿¡Tienes una biblioteca!? —preguntó más que sorprendida.

—Si, cuando decidí vivir sola. El único requisito que pedí para la casa fue que tuviera obligatoriamente una biblioteca

—Voy a mudarme contigo —bromeó

Me sonroje fuertemente sin saber por qué, era solo una broma.

—A decir verdad, necesito compañía —bromeé también, aunque en el fondo era verdad.

Cuando me mudé sola pensé que estaría siempre acompañada, fiestas, música, esas cosas de adolescente, pero no fue así. Los primeros dos días era divertido, luego la presencia de todos sobraba y me aislé, comencé a jugar juegos online y aunque seguía sintiéndome sola, hice amigos virtuales. Eso fuea única ventaja.

—Sky, es un poco tarde, creo que deberíamos irnos.

—Claro, baja y yo iré en un momento. Necesito buscar algo antes de irme.

Asintió y salió, yo rebusqué algo entre mis cosas y bajé también.

—Mamá, debemos irnos. Es un poco tarde —dije estando paradas en la puerta.

—Bien cariño, tengan cuidado —contestó.

Estaba a punto de cerrar cuando papá hablo

—Por cierto, llamaron de la escuela. Sabemos que pasó.

—Papá, yo...

—Bien hecho, no eran necesario los golpes, pero me alegro de que la defendieras —me interrumpió con una pequeña sonrisa.

Reí y subí al auto.

—¿Podemos poner música? —preguntó Ada

—Claro que si. ¿Qué quieres escuchar?

—No lo se, es tu auto, tu escoge.

Asentí y busque una canción que adoraba. Perfecta para arrollar el silencio de la noche.

You have my heart

We'll never be worlds apart

May be in magazines

Sonaba la canción y ella miraba por la ventana mientras gotas comenzaban a caer.

—Se aproxima una tormenta —dije

—Eso parece —contestó

—Because, When the sun shine, we shine together —canté junto a la voz que salía de los altavoces

—Told you I'll be here forever —continuó ella.

—Said I'll always be your friend.Took an oath and I'm stick it out till the end —canté mirándola.

—Now that it's raining more than ever
Know that we still have each other —cantó aun mirando por la ventana.

—You can stand under my umbrella —susurré y ella se giró a mirarme.

—You can stand under my umbrella —cantamos juntas mientras nos mirabamos a los ojos.

La lluvia se hacía mucho mas intensa, los truenos resonaban en el auto y Ada escondía su cara entre sus manos.

Tenía miedo

Dejé el auto frente a su casa, quité mi chaqueta y la extendí hasta ella.

—Póntela, así no te resfrías al salir

—¿Y tú?

—No te preocupes, no suelo enfermarme.

Abrí las puertas y salimos corriendo hasta la entrada. Abrió y cuando iba a despedirse un rayo nos iluminó, para luego dar paso a un trueno que hizo que saltara abrazándose a mi.

—Hey tranquila. Invitame a pasar al menos —bromeé

—Skyler no tiene gracia, los truenos me asustan —dijo con voz de niña pequeña.

Se bajó, podía ver que tenía una lucha interna, abrió la boca para hablar y se arrepintió.

Tomó aire y habló

—¿Puedes quedarte conmigo esta noche?

—En eso había quedado con Ava, pero si me lo pides, no habrá más remedio que decir que sí.

Activé la alarma del coche y entré.

Bailando bajo las Estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora