Capítulo 11

132 22 9
                                    

                          Ada

Un mes había pasado desde entonces. No eramos novias aunque lo parecíamos. Ella se quedaba a menudo en casa o yo en la suya, pero ninguna había dado el paso de pedírselo a la otra. Los únicos que sabían de nuestras citas eran Ava y Ryan, claro está porque eran dos costillas que se la pasaban apostando sobre nosotras.

Mensajeaba a Ava de mi móvil mientras veía a Skyler matar a tiros a varios soldados en un juego online. Tenía los cascos puestos adjuntos a un micrófono por el que daba instrucciones absurdas para mí.

—Sky rojo a Park 23. Enemigos a la derecha. ¡Fuego! —habló a sus compañeros.

Yo solo sonreí y me levanté a darle un beso para salir de la sala de juegos e ir a la biblioteca.

Tomé mi libro pendiente de la mesa y me senté en mi sillón a leer, si, mi sillón, que bien sonaba

Llevaba unos minutos solamente y no pude continuar, estaba perdida, mis pensamientos no me dejaban leer en paz. ¿Qué pensaba? Pff, el mismo tema, mis inseguridades. No podía sacarme de la cabeza el hecho de que ella en algún momento se daría cuenta de que no soy suficiente, mi cuerpo era un desastre y sí, había parado de cortarme desde que estaba con ella, pero aún así los ataques de ansiedad seguían ahí, menos frecuentes, pero ahí acechando como lobo a su presa, esperando pacientemente para atacar, esta vez con más letalidad.

La puerta sonó y traté de simular que continuaba leyendo.

—Se que no estas concentrada —dijo parándose junto a mí —¿Qué pasa?

—Solo pensaba sobre la vida —mentí a medias.

Me miró no muy convencida, pero decidió no insistir.

—¿Por qué haz dejado de jugar? —cambié de tema.

—Me han matado, uno de mis compañeros resultó ser un traidor —contestó cruzándose de brazos con un gesto enojado. Se veía tan linda.

Reí y me puso mala cara a lo que reí más.

Solté el libro y tomé su mano para sentarla en mi regaso de frente a mí. Su mueca de molestia fue sustituída por una de sorpresa y luego una pervertida.

—¿Qué haces Parker?

—Quitarte el disgusto por lo del juego —contesté dejando besos por su cuello.

—Creo que necesitarás más que eso —dijo con un poco de dificultad ya que su respiración se había acelerado al sentir mi lengua en su pulso.

Sonreí y continué besando mientras mis manos acariciaban sus costillas por debajo de la camiseta que traía puesta. Subí la cara y la vi con los ojos cerrados, completamente roja. ¿Quien lo diría? Los papeles invertidos. Tomé sus labios en un beso apasionado que nos dejó con ganas de más, y así, la tomé de los muslos y me levanté llevandola a la habitación.

Sacarme la ropa delante de ella fue un poco complicado, había terminado de darle un orgasmo cuando me miró viendo que seguía vestida. Sus manos sujetaron mi sudadera y juro que pudo ver el miedo de mis ojos.

—¿Todo bien? —preguntó.

—Yo no creo que quieras hacerlo

—¿Crees que sería tan idiota de no querer verte desnuda?

—Se lo que digo, Sky, no lo hagas. No merece la pena.

—Ya las he visto —soltó— No todas, lo sé, y entiendo que tengas miedo, pero no voy a salir corriendo. Nunca lo haría.

Dejé que mirara todo lo que tanto odiaba, besó partes intentando sanar dolores que no eran suyos y por primera vez en una cama me sentí tan plena que olvidé que en un punto de mi vida había odiado cada sensación existente.

Bailando bajo las Estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora