19 AÑOS

2.8K 420 36
                                    

   - Un café helado por favor --- pide el rubio sin quitar su atención de los postres que se presentan apetitosos en la vitrina de aquella cafetería.

   - De acuerdo, estará listo en un momento --- responde el chico tras el mostrador antes de dar media vuelta y alejarse.

"¿Un postre acompañaría bien al café?" --- se pregunta Jimin en sus pensamientos --- "¿Debería comprar uno o mantener mi dieta? La tarta de manzana parece tan fresca; aunque ese mousse de chocolate se ve delicioso. Mmm... No, será mejor que siga con mi regla de solo un postre por semana, de todas formas, Jungkook me llevará a esa pastelería nueva el sábado..."

   - Tu café --- vuelve a hablar el mismo joven mientras deja un vaso de café frente a él, sacándolo de sus pensamientos y ganándose su atención.

Jimin levanta la mirada para encontrarse con la sonrisa coqueta y la mirada fija sobre él de aquel chico, de cabello negro y piel blanca, en cuyo gafete está escrito el nombre "EUN WOO"; tan atractivo y alto como un modelo.

   - Gracias --- responde el mas bajo mientras hace ademán de sacar su billetera.

   - Es gratis... para ti --- le avisa el joven, sorprendiéndolo y deteniéndolo a la vez.

El rubio vuelve a observar al chico que insiste con una mirada de expectativa e interés, logrando que, inevitablemente, se sintiese tímido.

   - No es necesario --- responde Jimin negando nerviosamente con sus dos manitos en el aire --- gracias, pero lo pagaré.

   - Yo quiero invitarte el café --- se apresura a agregar el mas alto --- a pesar de que, un café no es nada para lo que un chico tan bonito como tú se merece --- concluye, provocando que Jimin se encoja levemente en su lugar debido a una creciente incomodidad.

   - PERO NO ES NECESARIO --- resuena la grave voz de Jungkook en medio de la conversación.

La nueva voz en escena hace que Jimin se gire para descubrir la figura de Jungkook al lado de él, ni siquiera notó en qué momento había llegado, y tampoco era aquello de su interés, lo importante es que estaba ahí; y como si no hubiera visto a su novio durante mucho tiempo, los ojos del rubio se iluminan y una amplia sonrisa se forma en su rostro.

   - Jungkook, estás aquí --- exclama Jimin, arrimándose al grande y un tanto fornido cuerpo del pelinegro, quien con un brazo rodea toda su cintura para mantenerlo junto a él.

   - Hola pequeño --- le responde con una voz suave y con una paciente mirada llena de afecto --- y, tienes razón --- dice luego, cambiando rotundamente el color de su mirada para dirigirla al chico tras el mostrador, y usando su mano libre para dejar algunos billetes en él --- un café es absolutamente nada, yo le he dado mi vida, ¿Comprendes?

   - Comprendo --- responde el chico sin intimidarse por la dura mirada que estaba recibiendo por parte del contrario.

Jimin, por su parte, ignora el agresivo cruce de miradas que se mantiene entre su novio y el chico del café, encontrándose escondido en el cuello ajeno, aspirando y embriagándose con el masculino aroma que este desprende.

   - Vamos --- dice Jungkook finalmente, recibiendo un asentimiento por parte del más pequeño.

El bonito rubio sorbe su café mientras camina con sus hombros siendo rodeados por el brazo de Jungkook, quién avanza sin prisa a su lado, admirando el tierno perfil de su novio y haciendo nulo caso de las miradas y suspiros que le dedican las chicas de aquella cafetería.

Era algo usual, después de todo, Jungkook era el mejor y más popular deportista de su universidad; pero todas aquellas cartas, regalos, miradas y suspiros resultaban pequeños al lado de los brillantes y lindos ojos, y la gran sonrisa con la que su chico lo recibía cada vez que lo veía, y aquello valía la pena para que Jungkook cruzara todo el campus de la universidad para llegar hasta la facultad de Jimin, acto que realizaba todos los días.

   - Deberías comprar café en otra cafetería --- menciona Jungkook cuando ambos caminan ya fuera de aquel local.

   - Pero el café de mi facultad es el mejor --- responde el rubio haciendo un puchero.

   - Pero no me agrada el idiota que atiende aquí.

   - Jungkook, cómo te puedes preocupar por eso, recuerda que yo solito me quité de encima a Taeyang cuando anduvo insistiendo conmigo, solo bastó con dejarle claro que yo solo te amo a ti, y con mostrarle que soy un chico fuerte también --- dice pareciendo orgulloso de sí mismo --- le dije palabras muy rudas ese día, será igual con este chico si después de hoy no comprende lo nuestro.

   - Si-i --- responde el pelinegro dudoso, perdiéndose un poco en su mente al recordar la vez en que interceptó a Taeyang para compartir algunos golpes, en un altercado donde él demostró su superioridad en fuerza y donde le dejó claro que no podía volver a intentar nada con Jimin, su Jimin, a quién nunca diría nada de lo ocurrido --- tienes razón bebé, será lo mismo con este idiota si no me entendió hoy.

Con una sonrisa satisfecha, Jimin le ofrece de su café a Jungkook, quien no duda en probar un poco de aquel líquido tan frío y delicioso que su chico tanto gusta de tomar después de su primera clase.

Ambos pasean a paso lento por aquel parque de la universidad, rodeado por coposos árboles de tamaño medio y lleno de césped tan verde como las hojas de los árboles, con espacios adornados por girasoles y rosas rojas, las cuales relucen por los suaves rayos de sol.

Y mientras dan un paso y luego otro sobre el suelo firme, dialogan animadamente sobre la madre de Jimin, quién al parecer llegará a visitarlos dentro del mes y llevará a Jungkook una tarta de fresas completa, solo para él.

   - Espera --- dice el pelinegro deteniendo sus casi saltitos de emoción al percatarse de un cordón flojo en una de las zapatillas rosas de Jimin.

Jungkook se detiene frente al rubio para descansar una rodilla en el suelo y desatar el cordón. Una brisa fresca los rodea cuando el pelinegro comienza a atarlo y con naturalidad levanta su mirada para ver a Jimin, cuyos cabellos rubios se mueven en parsimonia con el viento mientras sus labios pomposos encierran la pajilla del vaso para sorber de él, sus pequeños dedos se asoman por las mangas de su chaqueta para rodear el cuerpo del vaso y sus ojos pestañean tiernamente en dirección al pelinegro.

El cordón es ajustado correctamente y los dientes de Jungkook se asoman a través de su linda y característica sonrisa, sonrisa que Jimin trata de corresponder sin soltar el popote de sus labios.

Para Jungkook, el día es tan perfecto como toda su vida; Jimin lo recibe con devoción a pesar de verlo cada día, y él aún cuida de su lindo chico como cuando solo eran unos niños pequeños... 







。゚・。゚・✼。゚・。゚・✼。゚・。゚・✼。゚・。゚・✼。゚・。゚・✼。゚・。゚・


Me tomé la libertad de escribir este capítulo (aunque sigo con el tiempo muy escaso .-.).

Parece que el final de esta historia está muy cerca. 


Espero que hoy haya sido un bonito día para ti, y el de mañana sea aún mejor ... 

( ˘͈ ᵕ ˘͈♡)




Algodón de azúcar: MY SOULMATE ❦ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora