23 AÑOS

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Eran pasadas las seis de la tarde cuando las luces de la ciudad universitaria comenzaron a alumbrar.

Jimin acababa de salir del último examen que daría durante su carrera, y ahora se dirigía con algo de prisa hacia su dormitorio, ya que Jungkook vendría a verlo pronto, y por sus palabras dichas, seguramente saldrían a celebrar a algún lado; aunque la verdadera celebración sería al día siguiente, cuando ambos, junto a todos sus amigos, ocupen un exclusivo bar de Seúl para pasar la noche entre tragos y diversión, festejando el estar un paso más cerca de su vida profesional.
Después de haberse cruzado y saludado a diversos amigos y conocidos a lo largo del camino, el rubio llegó a su destino habitual, soltando el bolso despreocupadamente sobre el sofá, se adentró en su habitación y se detuvo frente al espejo.

El pequeño y bonito chico comenzó a examinar su aspecto, deliberando dentro de él si debería mudarse de ropa para verse aún más bonito, o si debería dejarlo para otra ocasión, decidiendo al final que probablemente no tendría tiempo para eso.

Finalmente se acostó sobre su cama y comenzó a manipular el celular que sostenía, enviando un mensaje con el texto “¿Dónde estás?”.

No pasó más de un minuto para que tuviese una respuesta.

“ya estoy cerca cariño”

El rubio sonrió incorporándose de la cama, y luego se dirigió nuevamente al espejo para peinar su cabello, una vez satisfecho, llegó hasta el sofá de la diminuta sala de estar y permaneció ahí.

Con su calzado flotando y moviéndose alternadamente al ritmo de la melodía emitida por la partida de Candy Crush; transcurrió un minuto más, luego diez, y luego veinte más,
Jimin bajó el celular hastiado del juego e inconscientemente hizo un puchero.

¿no se suponía que Jungkook vendría por él desde hace ya buen rato?

“¿no vendrás?” --- escribió expectante.

Sin embargo, había pasado ya varios minutos y ninguna respuesta llegó.
El rubio comenzó a preocuparse, Jungkook nunca tardaba en responder sus mensajes, mucho menos cuando habían quedado. Así que rápidamente inició una llamada que también tuvo una respuesta inusualmente tardía.

- Oh, hola bebé, se me hizo algo tarde, pero iré a verte de todas formas. --- contestó el pelinegro al otro lado de la línea.

El extraño tono de voz no pasó desapercibido para Jimin, así como el ligero ruido de murmullos que también se colaba por la llamada.

Evidentemente se encontraba en un lugar público.

- Está bien, no tardes por favor --- respondió únicamente y con mayor severidad de la que hubiera querido transmitir.

Jimin no encontraba molestia en haber sido obligado a esperar, pero sin duda le enfadaba la extrema discreción de su novio. No había cumplido con su palabra y quién sabe por qué motivos.

Esto volvió a mover una idea en su cabeza: Jungkook se estaba comportando raro y ocultaba algo.

El rubio negó rápidamente ante sus ideas. No, Jungkook no era ese tipo de chico, lo conocía de toda su vida; y esto no era ese tipo de amor, el amor entre ellos no se podía agotar, ¿cierto?

Cuando hace un mes Jungkook se negó a ir por una malteada a su cafetería favorita, acto que la pareja realizaba sin falta cada fin de semana, y se excusó diciendo que por ese día permanecería en su habitación jugando videojuegos, solo; no significaba que se estuviese aburriendo de la relación, ni de él…. Claro que no.

O cuando la semana pasada, mientras ambos almorzaban, el celular del pelinegro recibió una llamada y este prefirió cortar rápidamente en lugar de tomar la llamada, claro que explicando con evidente nerviosismo que “era número equivocado”.

Algodón de azúcar: MY SOULMATE ❦ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora