AMOR |Nikola Tesla y tú|

Capítulo XV

Trazó delicadamente la tiza sobre la tela para marcarla y así, luego, poder recortarla. Desde ese día, no había vuelto a ver a Nikola. Si escuchaba que alguno de sus hermanos o su padre lo había visto, el joven pasaba de largo como si estuviese pensando en algo.

Tampoco se debía de olvidar el hecho de que Marko seguía enviando regalos, y a veces se quedaba a saludar a su familia. En un comienzo, los gemelos no lo aceptaban hasta que se ofreció a jugar con ellos. Después de todo, seguían siendo niños.

Ese día, no era la excepción. Le había llevado una figura de madera y ahora se hallaba arreglando un baúl en donde guardaba más telas, esto por petición de Lyubina. Ella en un momento se acercó a ______ para susurrarle que lo aprovecharía hasta que tuviera una idea de negarse como era "correcto" en su opinión.

Había una claro semblante de molestia en su rostro. Tenía ganas de gritarle de cualquier manera, pero debía de mantenerse serena. Harvot parecía ser un buen muchacho, por lo cual menos quería romperle el corazón tan cruelmente. Solo se mantenía distante.

No quería darle ilusión alguna si volvía a gustarle.

—Bien. Acabé— pasó un brazo por su frente, corriendo uno que otro cabello —. ¿Hay algo más que necesiten que arregle?

—No. Gracias. Déjame que termine con esto y te daré el dinero— comentó concentrada en lo suyo.

—No hace falta— sonrió para enderezarse bien y estirar las piernas —. Tómalo como un regalo.

Dejó a un lado la tiza para sacar del bolsillo de su delantal una que otra moneda, tomar su mano y depositarlas ahí. No quería más regalos.

—Bueno... Gracias, supongo...

Desconcertado, las guardó entre sus ropas, para dejar las herramientas en una caja de estas mismas que había ido a buscar para el trabajo.

Haracic no le respondió, yendo a continuar con lo suyo.

—Entonces me iré a ayudar a mi padre en el trabajo— señaló con su pulgar la salida que estaba detrás de él. La muchacha asintió como máximo —. Que tengas buen día.

A los segundos oyó la puerta cerrarse para, al rato, soltar un suspiro y detener por momentos lo que hacía. Cerró los ojos y se apoyó en una pierna, mientras que sus manos estaban apoyadas sobre la mesa.

Debía hablar siquiera con Nikola primero. Tenía más valor para decirle lo que sentía y, quizás ahí, se animaría para rechazar la propuesta de Marko.

Pero volvía a temer por lo que escucharía por parte del Tesla.

Lo único que quería en esos momentos, era volverlo a ver. Que todo regresara a lo de antes. Verlo sonreír y que le hablara de cosas que ella no entendía, con tal de que él estuviese feliz.

¿Por qué amar era algo que le complicaba el muchacho, si hasta hacía alrededor de un mes, no lo era?

Bien. Se animaría a hablarle de lo que sentía. Si lo dejaba ir con eso dicho, pensaba que podría estar más tranquila para luego decir lo que fuera. Era como la prueba más difícil que habilitaría cualquier otra.

El miedo, aún así, estaba de pie todavía.

De ahí en más, también había miedo, de respecto a su futuro. ¿Con quién se casaría si no era Marko Harvot? ¿Le generaría muchos dilemas el quedar soltera? ¿Le afectaría demasiado el qué dirán? ¿Y Nikola Tesla? ¿Cómo reaccionaría ante ello?

Suspiró con pesar. Si de nuevo había vuelto a tomar distancia con ella, tendría que ingeniarselas para siquiera verlo. ¿Por qué lo hacía? ¿Evitaba meterse en los rumores? Era lógico para alguien que no le gustaban mucho esas cosas.

Su vista se dirigió lentamente a la máquina de coser para quedar allí unos cuantos segundos. Y miró el pedal. Recordó que una vez el joven le dijo que evitara hacer cierto movimiento o se atascaría.

Quizás era momento de desobedecerlo en eso.

—Pensé que volverías más tarde, Nikola— comentó con sorpresa su hermana menor, viéndolo llegar sin emoción alguna en el rostro. Y eso que parecía salir de buenos ánimos.

—Tengo que seguir estudiando, no puedo tardarme tanto estando fuera de casa.

Fue lo que respondió para seguir a su habitación a tomar su libreta, y salir a su "guarida secreta".

Aquel regreso se debía a que había ido camino al taller de la señorita Haracic. Su excusa pensada fue la de ir a por las flores que le prometió días atrás. Pero tras ver desde lejos como Marko Harvot salía de allí, supuso que flores no necesitaría.

Cerró la puerta tras de sí mientras pasaba una mano por sus cabellos, echándolos hacía atrás, con cierto cansancio. Movió su cabeza hacia los lados y tomó asiento luego de dejar el pequeño encuadernado en la mesa que estaba frente a él.

Agarró unos cuantos libros para echarle un rápido vistazo a una que otra página, tratando de hallar algún componente que completara aquella ecuación. Pero así estuvo varios minutos, incluso horas, como todos los días libres que tenía.

Hacía un rato pensó en tomarse un descanso, deseando verla. Pero la sola imagen de su prometido, le nubló el día.

Anotó unas cosas para luego tacharlas. No podía decir que dedicarse a averiguar cómo era aquella ecuación que seguía siendo abstracta le era tedioso; hasta disfrutaba del proceso. Lo único que lo desesperaba, era el hecho de que al fin y al cabo, pareciera que no la utilizaría con esa chica que quería.

Cerró por unos segundos los ojos y rascó su nuca, echándose hacia atrás en el asiento.

Nunca antes había pensado en el matrimonio. Pero ______ Haracic le había dado vuelta varios pensamientos. Pensó en dedicar su vida a la ciencia, y a estar al lado de ella. Ambas cosas podía hacer tranquilamente por lo que imaginaba.

Una pequeña sonrisa pintó en su rostro con cierta ternura, mientras pasaba con cuidado una de sus manos por sobre los parches de su viejo chaleco que la joven se encargó de coser. Quizás debía resignarse a que quedara todo en el recuerdo, por más que sintiera una punzada en el corazón por ello.

Siguiente actualización: jueves.

Mis amores, envíenme energías para estudiar porque las necesito. Debo sí o sí aprobar con nota bien alta el examen del lunes así promocionar :')

Que tengan una linda noche <3

Besos ♥