Solo días

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En un mundo en donde todos nacen con la palabra escrita en la muñeca de lo primero que te dirá tu alma destinada al momento de conocerse cada persona se memoriza esas palabras como si fuera lo más importante de su vida ¿Pero qué pasa cuando tu muñeca está en blanco? ¿Cuándo no hay nada escrito porque no existe un destinado para ti? Al principio no lo entendí siempre pensé que eso aparecía con el tiempo.

Que un día despertaría y mágicamente las palabras que tanto deseaban estarían allí pero con cada día no pasaba nada, un año más, un cumpleaños más y mi muñeca seguía en blanco sin una palabra, nada.

—Tú alma destinada no ha nacido todavía por eso no tienes palabras ya verás que cuando nazca te saldrán —me decía mi madre para convencerme y yo creí —

Confíe en sus palabras, noche tras noche deseaba muy profundamente dentro de mí que mi alma destinada naciera y yo poder tener sus primeras palabras hacia mí grabadas en mi muñeca, cuando eres niño no entiendes muchas cosas, no comprendía porque mis padres peleaban tanto por culpa de esa abominación, ese monstruo en blanco, al comenzar la primaria me di cuenta de que esas palabras venían dedicadas a mí porque otros niños me la dijeron.

Cuando la maestra emocionada pregunto por las palabras de cada uno de nosotros yo no tenía nada que decirle solo le dije a la maestra; es que mi alma destinada no ha nacido y por eso está en blanco, la cara que puso mi maestra me hizo sentir un dolor profundo en mi pecho, ese; oh, tildando a la lastima se ha quedado grabado en mi subconsciente, mientras uno de mis compañeros me decía; que tonto naces con las palabras que tu alma destinada te dirá no importa si no ha nacido.

Me negué a creerlo, no quería reconocer que lo que decía ese niño era cierto, cada noche pedía porque naciera y cada día seguía en blanco, no existe nada para ti, me decía una voz dentro de mi cabeza que repetía las incontables cosas que me decían mis compañeros; estás destinado a estar solo, nadie te quiere.

A mis nueve años mi padre se fue de casa, no podía seguir soportando mirarme a la cara, saber que yo no estaba destinado a tener a nadie que me quedaría solo en este mundo y mi madre se quedó conmigo con el profundo dolor de haber perdido a su alma destinada.

Desde ese entonces en mi casa solo existieron días, había días buenos en donde mi madre se levantaba de la cama me hacia el desayuno, se bañaba, comía conmigo y me preguntaba que había hecho en la escuela, existían días malos en donde mi madre no tenía ánimos de salir de la cama, bañarse o cepillarse, no tomaba agua, no comía, solo dormía o miraba a la pared mientras sus ojos se veían perdidos en los confines de un lugar al que yo no podía llegar.

En casa viví más días malos que buenos, había días peores, días en lo que ella con su cuerpo delgado, gris y su cabello revuelto me gritaba que la culpa de sus problemas era yo, yo y mi muñeca en blanco, yo el monstruo que nació sin destinado, yo quien nunca debió existir, todo cargaba sobre mis hombros y cuando me rompía en llanto por todo lo que ella me gritaba haciendo que mi pecho doliera por algo que aunque quisiera yo no podía realizar, ella parecía volver a la realidad y me abrazaba me decía que todo era mentira, que me amaba que todo iba a estar bien.

Pero ella sabía tan bien como yo que eso era una mentira.

En mi cumpleaños número quince fue un día muy bueno, mi madre se levantó se arregló me preparo uno de esos deliciosos pasteles y esa comida tan sabrosa que yo tanto extrañaba me sentí nuevamente un niño en sus brazos mientras me acariciaba diciéndome lo mucho que me amaba, no había nada mejor que sentir el amor que ella me entregaba porque era el único que obtendría en esta vida.

Drabbles VegegogeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora